Capítulo 7

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Esta noche le tocaba vigilar a Usopp, este miraba el cielo, otra noche sin estrellas, otra noche sin luna.

---Usopp ---le llamo el rubio, traía en su mano unos sándwiches--- Ten, para que meriendes.

---Muchas gracias...

No dijeron nada más, el rubio se fue a la cocina, mientras el narizón sonreía triste, a veces se sentía sólo.

Sanji al entrar a la cocina, observó en todos lados, pero no encontró ni una nota, ni un té. Se sintió levemente decepcionado.

---¿Pero qué mierda estoy pensado? ---se preguntó el rubio--- Yo no esperaba ninguna nota, que idiota seria.

La oscuridad de la noche envolvía el Sunny mientras un decepcionado rubio se paseaba por los balcones, estaba inquieto.

---¿Tal vez termine muy temprano?... ---se preguntaba mientras seguía caminando con un cigarrillo en los labios--- ¿Ya se aburrió?

A pesar de que solo iban pocos días en los cuales le dejaban la nota, lo esperaba con ansias disimulada. Volvió a la cocina y la observo por tercera vez en esa noche, no había nada, absolutamente nada. La molestia en su interior se incrementó, lo ignoro, no quería verse afectado por una tontería. Porque después de todo, ¿quién se interesaría en una falla?

Al pasar por la cubierta sus ojos se fijaron en Usopp, su cabello crespo se movía con delicadeza gracias al viento, estaba de pie viendo el mar. Y por una milésima de segundo lo vio resplandeciente a pesar de que no había rastros de estrellas ni luna.

---Ya hasta mi vista he dañado... ---se regañó entre susurros para adentrarse al cuarto de chicos.

Estaba todo en silencio, si Luffy estuviera en esta habitación se escucharía pidiendo comida. Pero no había nada, sólo había ronquidos de Franky y el sonido lejano de un chapoteo de pez.

Se encaminó en silencio a su hamaca, se desabotono la camisa y estaba apuntó acostarse cuando noto una cajita en su hamaca. Era una cajita pequeña, era color amarillo con unos puntos negros y cafés. Sus dedos rozaron el lazo, este de color negro, no quería abrirlo, no quería destruir tan linda cajita. Se sentó y colocó la cajita en su regazo, la observó durante minutos antes de que sus dedos actuarán solos y abrieran la cajita. Dentro de ella estaban dos bolsas de té, estas eran las que quería comprar en la isla anterior, pero por bajo presupuesto no lo logró, eran demasiadas caras y cotizadas. Debajo de las bolsitas había una pequeña tarjeta, sin pensarlo olió la tarjeta, olía a una combinación de vainilla y a pólvora, era un fabuloso olor.

Abrió la tarjeta sin dudarlo, queriendo saber que decía.

"Porque a ti te encanta el té, como a mí me encantas tú"

Sus mejillas se calentaron, una sonrisa grande en su rostro se creó. El ronquido de Franky lo sacó de su ensoñación y miro como en una de las bolsitas de té decía "Buenas noches". Otra sonrisa en su rostro, con delicadeza guardó todo, se acostó en la hamaca e ignoró la gran sonrisa que tenía su rostro y durmió intentando darle rostro y nombre a aquella persona que olía a vainilla y a pólvora.

●○● 

Los momentos en los que los recuerdos dominaban la mente de Luffy, era una verdadera pesadilla. La culpa no desaparecía, el odio y el deseo de venganza se hacía presente. No encontraba una forma de salir de ese pozo de oscuridad, los lindos recuerdos desaparecían, y los últimos momentos de vida de Ace se presenciaban como si fuera un vídeo donde él había matado a su hermano. Nunca olvidaría la sangre en sus manos, las últimas palabras de su hermano, su única razón de vivir. Estaba amarrado, de cabeza a pies, la oscuridad lo controlaba, pero ¿Quién era él para pelear contra la oscuridad?

Miraba a todos lados, buscando a alguien, a solo una persona, a tan solo una. Esperaba algo o a alguien, pero no había nadie. Las lágrimas se formaron en sus ojos, estaba sólo. Se sentía sólo, a pesar de tener a los mejores nakamas, no lograba ver a nadie en esta oscuridad, no había una pizca de luz, una pizca de esperanza, no había nada, y la soledad era peor que mil golpes.

No supo cuando tiempo había pasado, ni cuando había comenzado a llorar, solo sabía que ya lágrimas no salían de sus ojos, los mocos se pegaban en su rostro, su gran sonrisa estaba ausente, al fondo de ese pozo, envuelto en culpa y odio hacia sí mismo.

Cuando su cabeza giro hacia arriba logró ver una mano, una mano morena con venas que resaltaban por su brazo, no eran pequeñas ni delicadas, no eran pálidas menos suaves, eran unas manos llenas de esfuerzo, de determinación y seguridad, se podía sentir la sensación de paz y tranquilidad que transmitía, sin dudarlo luchó contra la sombra, era una batalla contra el reloj, noto como aquella mano se retraía de estar en el pozo, y eso lo aterro ¿Esa era la ayuda que tanto anhelaba? ¿Por qué no podía irse con él?

Luchó, se removió en la oscuridad, y más visibilidad logró ver, eran dos manos, firmes y seguras, con más ganas intentó zafarse de la oscuridad, no quería estar un momento más lleno de odio y culpabilidad, eso lo llevaría presente pero no quería estar sólo, si esa persona estaba dispuesto a darle una mano, la tomaría sin dudarlo.

Una mano se zafo de la oscuridad que penetraba su ser, la estiró, lo que más pudo, pero sólo alcanzó a rozar los dedos, no podía aceptar lo, no quería aceptarlo. Pero cuando iba a retraer su mano y volverlo a intentar, porque si, nunca se rendirá. La mano morena lo cogió de la muñeca, con fuerza y determinación, la otra mano morena envolvió su fría mano, y lo cogió con fuerza, la oscuridad no lo dejaba, luchaba, pero ya estaba cansado, peleaba, pero no tenía fuerzas.

.... ¿Estaré destinado a la oscuridad? .... 

Porque eres mi nakamaWhere stories live. Discover now