Capítulo 46

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Lorca y Roan se adaptaron bien a sus nuevos puestos. Los reclutas les aceptaron y comenzaron a entrenar los cuatro comandantes juntos. 

Rei y yo pensamos que lo más factible era que, dado que nos enfrentamos a un dragón, aprendieran a luchar contra ellos. Practicaron sus técnicas y su forma de combinar habilidades, con el objetivo de evitar la mayor parte de bajas posible. 

Ya todo estaba más o menos bien, de modo que Rei y yo decidimos tomarnos unos días para intentar contactar con mi abuela. Nos dirigimos a la montaña sagrada. Cuando llegamos, me acerqué al lago y puse la mano dentro del agua. Estaba bastante nerviosa, ya que esta era la primera vez que hablaríamos como familia.

"Hola pequeña... como has estado?"

"Yo... hola, todo bien....yo... hablé con mi madre y me dijo que..."

"Lo sé. Sé que te encontraste con ella. Entonces... ¿Sabes quien soy?"

Di un suspiro para relajarme.

"Sí. Lo que deseo saber es como despertar mi poder. Serena... me dijo que debía despertar y entrenar mi auténtico poder, pero... por donde empiezo?"

"En primer lugar es necesario que conozcas la esencia y lo básico de un dios. Para ello debes ir a las cuevas sagradas, que se encuentran en el centro neutral donde se firmaron los acuerdos de paz en el pasado. La razón por la que se hicieron allí, es porque está prohibido atacar o permanecer en ese lugar sin nuestra autorización. Es el lugar más seguro, ya que está protegido por nuestro poder. Cuando llegues allí, deberás mezclar unas gotas de tu sangre en el centro de la roca que se encuentra marcada. Tu sangre activará el poder sagrado y te mostrará el bosque divino. Buena suerte, pequeña. Este viaje vas a tener que hacerlo sola. Mientras, tu compañero deberá asegurarse de que todos se encuentran listos para la batalla. Ya queda poco para que se produzca el final. Buena suerte, mi pequeña nieta".

Y se desvaneció. 

Después de clases, me dirigí a la cueva. Cuando llegué, hice exactamente lo que mi abuela me había dicho: puse una gota de mi sangre en el centro de la roca, donde se encontraba la señal de una cruz. Entonces se puso a brillar y se movió a un lado. Cuando entre... había un enorme bosque oscuro. Entonces la roca se cerró detrás de mí. Comencé a caminar. Los árboles eran tan inmensos que era imposible volar. Parecía un hogar para gigantes. 

Entonces oí una melodía. La seguí y me llevó asta un prado. Allí se encontraba un hombre tocando el arpa. Ni siquiera notó mi presencia. Siguió tocando asta que terminó. Entonces se giró y me sonrió.

"Bienvenida Luana." Dejó el arpa y se acercó a mí. "Soy el dios del conocimiento. Conmigo vas a aprender desde el nacimiento de los dioses asta los nombres de cada uno de ellos. Cuando termines las clases conmigo, aprenderás con el dios de la guerra cual es tu arma divina y como invocarla y usarla. Seguidamente, la diosa de la magia te ayudará a conocerla y controlarla."

"Yo... está bien. Muchas gracias"

De ese modo comenzó mi adiestramiento.

El dios del conocimiento me enseñó que los dioses habitaban el mundo antes de que lo hicieran cualquier otra criatura. Empezaron a crear criaturas y a convivir con ellas. Las vieron evolucionar y convertirse en seres independientes. El problema surgió cuando los celos y la avaricia empezó a nacer en sus 'creaciones'. Entonces se dieron cuenta de que no podían seguir conviviendo. Ver como sus creaciones, a las cuales querían como hijos, se mataban entre ellos; era muy doloroso. Para evitarlo, crearon un espacio alterno, donde velan por ellos desde lejos. 

También tuve entrenamiento con el dios de la guerra. Descubrí que tengo la habilidad de invocar dagas divinas. Estas pueden atravesar cualquier escudo. También aprendía a fortalecer mi piel de dragón, de modo que era mucho más difícil hacerme daño. 

Finalmente aprendí con la diosa de la magia a controlar mis poderes divinos. Al igual que mi padre, yo podía manipular la magia de todas las especies. Mi maestra me dijo que debía mantener esa habilidad escondida, ya que puede ser muy peligros. También me enseñó a convocar a mis familiares. Los tres se sorprendieron mucho y también se emocionaron. Entrenaron a mi lado. Descubrí que al ser una semidiosa, cuando hicieron el pacto conmigo, se convirtieron en guardianes divinos. Kitsu era el guardián del equilibrio, Chisp es el guardián del poder y Liger es el guardián de la inteligencia. 

Finalmente, vino mi prueba. Cuando mis maestros consideraron que ya estaba lista, me llevaron hasta un templo, el cual estaba rodeado por los elementos puros: luz, oscuridad, agua, tierra, aire y fuego. Me acerqué al centro y puse la mano sobre la roca. Esta desapareció y me di cuenta de que enfrente tenía una piscina de agua, pero el color era plateado. Ni siquiera lo pensé. Simplemente me sumergí en ella. Entonces... pude sentir como todo lo que había vivido en mis dos vidas, empezando por mi nacimiento en el mundo celestial, pasaba ante mí. Sentí como cada poro de mi cuerpo se purificaba, como si estuviera eliminando toxinas. 

Cuando finalmente me sentí limpia, comencé a notar como me quemaba la frente y pecho. Me mantuve en el lugar, pero no sabía por qué. Simplemente me mantuve quieta hasta que finalmente sentí que había terminado. Salí del agua y me miré. Mis manos estaban blancas, mis uñas eran de un color plateado. Miré mi pecho y tenía un tatuaje con el emblema de mi padre. Era la cabeza de un dragón, rodeada por un círculo de plata. A lo largo de mi cuerpo, tenía tatuajes de color plateado. 

"Ahora... transfórmate y mírate"

Cuando me vi... impresionante. Mis escamas eran del mismo color blanco, pero ahora tenía los tatuajes plateados. Giré mi rostro hacia los tres dioses con sorpresa. Ellos me miraron y sonrieron. Al momento siguiente, comenzaron a brillar y vi que ellos también tenían tatuajes. 

"Este el símbolo de que has dejado tu mortalidad atrás. Ahora te has convertido en una auténtica semidiosa. Debes mantener esas marcas escondidas, junto con tu esencia."

"Que... pero... ¡No! ¡¿Y mi compañero?! ¡Él es mi otra mitad! Si soy inmortal, algún día morirá y entonces..."

"Tranquila... como has dicho, él es tu compañero. En el momento en que te marcó, él se convirtió en parte de ti, igual que tus tres guardianes."

"Pero como es eso posible..."

"Cuando te marcó, compartisteis vuestros destinos. En vuestro caso inmortalidad y algunos poderes que irá desarrollando."

"Pero entonces... ¿No debería venir aquí?"

"No. Es tu compañero, de modo que es tu deber acompañarle. Ahora... es momento que empieces aplicar tus nuevos conocimientos. Buena suerte pequeña..."

Salimos de ese bosque y me dirigí a casa. Cuando llegué me dispuse a esperar a Rei en la terraza, mientras meditaba cual iba a ser mi siguiente movimiento. 

Reescribiendo mi propia historiaWhere stories live. Discover now