Capítulo 7

5.7K 593 14
                                    


Parece que les di a las dos una sorpresa.

"¿Para qué creían que las traje a la cafetería?"

Las dos se miraron y Rachel fue la que respondió. "Pensamos que eramos una excusa para ir a otro lugar".

Observadoras. Eso me gusta. Cada vez las quiero más a mi lado.

"La verdad, no entiendo en que le podemos servir. No nos conoce y siendo una noble como es usted, podría solicitar a gente mucho más cualificada. Nosotras no tenemos nada. Nuestra tía nos hechó cuando murió mi madre y no tenemos preparación. ¿En qué podemos servirle?" Sarah parecía bastante abatida cuando lo dijo. "Somos pobres, pero no estamos dispuestas a ser esclavas ni el juguete de nadie. Por eso ese hombre nos golpeaba. Intento propasarse y Rachel se lo impidió." Vaya, así que ese hombre era un pederasta. Tendría que haberle cortado las manos, no solo romperlas. Ya me ocuparé de él en otro momento. 

"Vamos a dejar algo claro. Yo no quiero esclavos. Si trabajáis para mí tendréis libertad, protección y un hogar. Si alguien toca a uno de los míos, muere. El sueldo será elevado y solo responderéis ante mi familia. No necesito criadas que me ayuden a vestirme o que me hagan la pelota. Soy lo bastante auto-suficiente como para hacer eso solita y no me gusta que me mientan. Lo que se le enseña a una criada es a vestir, alagar, ser discretas y hacer todo lo que le manden. No necesito eso. Lo que deseo es que seáis mis sombras. Puede que os parezca raro pero reconozco un diamante en bruto cuando lo veo. Me habéis visto partirle las muñecas a un hombre en un solo movimiento. ¿Me tenéis miedo?"

"Lo hiciste para salvarnos, ¿Por qué te tendríamos miedo?" Sarah parecía confusa por el cambio de tema.

"No importa la razón del porque lo hice, sino la capacidad para hacerlo sin pestañear. La mayoría que estaba en ese lugar eran más grandes y fuertes que vosotras, pero aun así tuvieron miedo de mis capacidades, aun sabiendo la razón por la que actuaba así. Valorasteis una situación y detectasteis el grado de amenaza. Rachel, tú cubriste con tu cuerpo a tu hermana en todo momento, incluso cuando ese imbécil os golpeaba. Valor, perspicacia, inteligencia y lealtad. Esas son las cualidades que busco. Yo puedo entrenaros físicamente, pero no puedo entrenar vuestra personalidad. No voy a obligaros, la lealtad no se puede comprar ni exigir. Tampoco os pido que confiéis en mí. Sinceramente, si fueseis tan confiadas como para confiar en la primera persona que os hace una oferta, entonces seriáis demasiado necias y no os querría a mi lado. La confianza se gana."

"Entonces quieres entrenarnos como tus sombras, pero ¿Qué quieres exactamente que hagamos?" Rachel parecía ser la más desconfiada. 

"Entrenaréis todas las noches conmigo. Aprenderéis diferentes tipos de artes marciales, os enseñaré a utilizar todo tipo de armas y una vez descubráis con cual os manejáis mejor os haré una propia. De cara a las personas seréis mis damas. Como duquesa no es raro tener una o dos. De hecho mi madre lleva tiempo intentando convencerme de que tenga una. Vuestra auténtica función será acompañarme y detectar peligros. Como he dicho antes, quiero a mi lado personas que sepan pensar. Quiero que me deis vuestra opinión sincera cuando lo requiera y que acatéis mis órdenes sin rechistar. Soy muy protectora con mis empleados y los valoro, pero si alguien se atreve a traicionarme lo mataré sin pensarlo dos veces. Nunca daño niños ni personas inocentes, pero no me importa mancharme las manos cuando la situación lo requiere. ¿Ahora que decidiréis? No voy a esperar toda la vida."

 Las dos se miraron entre si. Entonces Sarah respondió por las dos. "Iremos contigo". 

"Buena elección. ¿Lleváis más equipaje a parte de esa bolsa?"

"No. Eso es todo lo que tenemos".

"Bien. Antes de irnos debéis saber que no sois las primeras empleadas que me acompañan. Cuando tenía un mes de edad tenía una niñera, pero la maté. Todos en la mansión lo saben y lo más probable es que os prevengan. ¿Qué me decís? ¿Aún queréis trabajar conmigo?"

"¿Qué fue lo que te hizo?"

"Vaya. De todas las preguntas posibles, esa es la única que no me esperaba. Que os hace pensar que hizo algo?"

"Porque nos has dicho hace un momento que nunca atacas a niños ni a inocentes." Sip. Definitivamente Sarah era mas perspicaz de lo que creía. Hice bien en elegirlas. Puede que en mi vida anterior no aprendiera a socializar, pero si que aprendí a leer a las personas. Me alegro de no haber perdido facultades. 

"Intentó secuestrarme para llevarme con mi padre. Ese hombre el enemigo. Si alguna vez algún miembro del personal de la familia Derman intenta acercarse, no quiero que le habléis. Tenéis que informarme inmediatamente. Tampoco quiero que confiéis en nadie. Ha enviado a más de un espía para atraparme. Yo os daré las armas para que os sepáis defender, pero quiero que seáis mi fuerza y no mi debilidad. Haced lo que tengáis que hacer para defenderos, ¿Queda claro? Hoy he sido muy sincera con ustedes. Vais a correr peligro en más de una ocasión y vais a tener que actuar de forma violenta e instintiva. No se os pagará un sueldo tan alto por nada. Ahora, ¿Seréis capaces de hacerlo? Si no acabamos la conversación y me voy ahora mismo."

"Lo haremos. Puede que parezcamos débiles, pero por sobrevivir estamos dispuestas a lo que sea. Aceptamos maestra." Rachel hizo un intento de arrodillarse ante mí, cuando la detuve.

"Déjate de reverencias. Cuando estemos en público y debamos fingir, entonces sí; pero cuando estemos solas comportaos normalmente."

"Perfecto". Sarah respondió y miró a Rachel con una sonrisa. 

"Vamos a comprar un par de regalos y volvamos."

Las dos me siguieron a la salida. Informé a los guardias que las había contratado como mis damas y que quería que fueran tratadas con el respeto que merecen. 

Acabé comprando un collar de lapislázuli para mama y una funda de espada para e abuelo. Después regresamos a la mansión. 

Cuando llegamos mama y el abuelo nos estaban esperando en la puerta. 

"¿Cómo ha ido cielo? ¿Te los has pasado bien?, y ¿Quiénes son las damas que te acompañan?"

Cuando nos dirigíamos a por los regalos les compré nuevas prendas a Sarah y Rachel. Al principio se negaron, pero cuando les dije que no deseaba que me dejaran en evidencia, accedieron.

En nuestra casa tenemos la peculiaridad de que no obligamos a los empleados a vestirse de una manera concreta. Siempre que les permitan hacer sus funciones y no dañen la moral, pueden ir como mas les guste. Así que les pedí que escogieran las prendas que más les gustaran. La verdad es que también deseaba conocer un poco mas su personalidad. 

"Ha sido productivo. Mama estas son mis damas, Sarah y Rachel. Las he conocido hoy y me gustaría que trabajen para mí".

Mama parecia un poco desconcertada, pero aun así respondió con una sonrisa. "Hola niñas, bienvenidas"

"Es un placer conocerlos, duque, duquesa. Mi nombre es Sarah y ella es mi melliza Rachel. Tenemos 8 años y estamos encantadas de servirles. Estamos a su disposición."

Las dos hicieron una cordial reverencia, y respondieron a todas las preguntas de mama y el abuelo. Finalmente, les entregué los regalos que había comprado para ellos. 

Mama y el abuelo se emocionaron mucho cuando se los di. Supongo que aunque les hubiera regalado una flor del jardín, hubieran reaccionado igual. No estaba acostumbrada a tanto amor, pero si soy sincera conmigo misma me gusta sentirme parte de una familia. 


Reescribiendo mi propia historiaWhere stories live. Discover now