Theo

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Los días pasaron rápidos, llegando la Navidad antes de lo que esperaba.

Tanto Harry, como Draco y yo nos fuimos a Grimmauld Place, donde pasaríamos las vacaciones con Sirius y yendo a cenar cada noche a la Madriguera tras las insistencias de la señora Weasley.

La noche de Navidad dormimos todos en la Madriguera, despertándonos con un montón de regalos para cada uno.

—Ahora que todos hemos abierto los regalos, tengo uno más que entregar—Habló Sirius, levantándose del sillón individual en el que estaba, sujetando un sobre entre sus manos. El sobre, que era poco más grande que una carta normal, le fue entregado a Draco.

—Sirius no hacía falta—Draco, quien seguía sorprendido al recibir regalos de todos, incluidos el trío de oro, se quedó sin palabras al recibir el sobre.

—Los regalos no se pueden rechazar así que cállate y ábrelo—Aunque Sirius tenía una sonrisa en el rostro, se podía notar sus nervios por el ligero temblor que recorría sus manos.

Draco, con cuidado, sacó los pergaminos del sobre, comenzando a leerlos. Según avanzaba en la lectura, sus ojos se iban abriendo cada vez más, dejando una muy divertida estampa de su cara.

—Esto es...—Intentó hablar sin éxito.

—Sé que ya lo habíamos hablado, pero pensé que sería buena idea dártelo como regalo de Navidad—Sirius, con una sonrisa, se quedó pasmado al sentir los brazos de Draco rodearle. Aun así, su sorpresa no evitó que respondiese el abrazo con tanta o incluso más efusividad que Draco.

— ¿Pero cuál ha sido el regalo?—Los gemelos, impacientes por saber y molestos de que nadie les contestase, arrancaron el pergamino de las manos de Draco, quien al sentir el tirón se separó de Sirius.

Las miradas de todos se dirigieron a los gemelos, curiosos por saber lo que ponía. No tardaron mucho en terminar de leer, quedándose con las bocas abiertas y mirando alternativamente a Draco y Sirius.

— ¡¿Has adoptado a Draco?!—Exclamaron con sorpresa a la vez.

— ¿Adoptado?—Tal fue la sorpresa que incluso la señora Weasley se quedó sin palabras.

—No es una adopción como tal, pero sí, soy el tutor legal de Draco—Sirius abrazó a Draco por los hombros, quien se sintió cohibido al sentir todas las miradas sobre él haciendo que apartase su vista hacia el suelo.

—Sirius...—La señora Weasley parecía tener sentimientos encontrados. Por una parte parecía conmovida por la decisión, pero otra parte parecía no convencerla que Sirius tomase una responsabilidad tan grande.

—Sé que no soy el mejor ejemplo de todos pero puedo hacerlo. Sé que puedo—Contestó Sirius mirando a Draco y a Harry.

—Bueno, creo que es hora de...Oh, ¿alguien estaba esperando algo?—La señora Weasley dirigió su mirada a la ventana, donde una lechuza se encontraba apoyada en el alfeizar a la espera de que le abriesen.

—No os acerquéis. Puede ser peligroso—El señor Weasley alejó a sus hijos mayores de la ventana, pues eran los que más cerca estaban, a la vez que sacaba la varita y apuntaba en dirección a la lechuza.

—No se preocupe señor Weasley, es la lechuza de Theo—Draco se intentó acercar a la ventana, siendo detenido por Sirius, quien estaba muy pendiente de los movimientos del ave.

— ¿Theo?—Preguntó Bill, también alerta, cerca de su hermana pequeña.

—Theodore Nott, un compañero de casa de Draco. Es el único de todo Slytherin que se puso de parte de Draco cuando comenzó todo—Expliqué, logrando que la tensión se calmara ligeramente.

— ¿Y esperabais una carta de su parte?—Preguntó Sirius, mirando desconfiadamente a la lechuza.

Draco, con expresión molesta, salió rápidamente por la puerta. Para cuando los adultos de la habitación quisieron darse cuenta, él ya estaba al otro lado de la ventana, cogiendo los sobres que traía la lechuza volviendo a entrar.

Leyendo los remitentes de las cartas, se quedo con una, dejando el resto de los sobres sobre la pequeña mesa que cubría el centro del salón.

—Draco, no puedes ser tan descuidado. En los tiempos que corren hay que tener mucha precaución—El señor Weasley intentó regañarlo, siendo completamente ignorado por Draco, quien seguía mirando la carta con seriedad.

—Cada carta tiene un nombre: Harry, Ron, Hermione y Stella—Dije, agarrando el sobre que contenía mi nombre con la intención de abrirlo tal y como Draco había hecho momentos antes.

—Parecen simples cartas, no creo que pase nada porque las lean. Igualmente no estaría de más comprobarlo—Bill, que al igual que Charlie habían llegado unos días antes para pasar la Navidad con su familia, apuntó con su varita a las cartas, comprobando así que no contenían ninguna maldición.

Durante los siguientes minutos la casa quedó en completo silencio, todos pendientes de lo que decían las cartas.

—Tampoco dice gran cosa. Nos desea feliz navidad y poco más—Ron, algo decepcionado por la sencillez de la carta, se acomodó en su asiento, lanzando la carta de vuelta a la mesita central.

—Ron, apenas nos conocemos. Deberías estar agradecido de que se haya acordado de nosotros en Navidad—Hermione volvió a guardar el pergamino en el sobre, dejándolo con cuidado sobre la mesa.

— ¿Y vosotros? ¿Acaso os ha escrito el libro entero de Historia de la Magia?—Todos posaron sus miradas sobre Draco y sobre mí, quienes seguíamos leyendo nuestras respectivas cartas.

— ¿Por qué me lo cuenta? No pensé que tuviese tanta confianza conmigo—Le pregunté a Draco, haciendo caso omiso a las últimas palabras de Ron.

—Para Theo siempre ha sido relativamente fácil entrar en confianza con alguien—Explicó Draco, sin dejar de mirar su carta a pesar de que ya no la leía.

La lechuza, a la que le habían abierto la ventana para que entrase, voló hasta el hombro de Draco. Tras picarle la mejilla, estiró una de sus patas, a la espera de recibir una carta que mandarle a su amo.

Draco, en respuesta, subió las escaleras hasta la que había sido su habitación esa noche, bajando pocos minutos después con una carta que ató a la pata de la lechuza.

— ¿Sería posible que yo vuelva antes a Hogwarts?—Preguntó Draco mirando a Sirius.

— ¿Es tan grave?

—Urgente sería la palabra más apropiada.

—Hablaré con Dumbledore para que vuelvas por lachimenea—Terminó por aceptar Sirius, entendiendo que la carta para Dracocontenía palabras bastante más importantes que las del resto.

Viviendo en el mundo de Harry PotterWhere stories live. Discover now