Libros

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— Entonces, ¿crees que esas personas puedan ser tus padres?— Me preguntó Hermione.

Tras el extraño sueño que había tenido la noche anterior tuve la necesidad de contárselo a alguien lo antes posible y hablando con Hermione durante el desayuno decidimos quedar antes de la cena en la que se había convertido nuestra sala común privada: la Sala de los Menesteres.

— Sería lo lógico, ¿no? Es decir, ese bebé tengo claro que era yo y ese matrimonio me trataba como su hija así que debo serlo— Incapaz de estar quieta comencé a recorrer la habitación, que era la misma que la última vez, pasando mi mano por los lomos de los libros.

— Pero no se parecían a los que creías que lo habían sido toda tu vida— Intentó comprender Hermione fijando su vista en la chimenea.

— No lo sé— Confesé recibiendo una mirada extrañada de Hermione— Es que, tengo claro que a la que he considerado mi madre durante toda mi vida no es "Abby" pero, por algún motivo me resultan muy parecidas. No sé porqué— Le expliqué esperanzada de que a ella se le ocurriese alguna idea.

— Quizás se aplicó algún hechizo para cambiar su aspecto de forma permanente— Opinó con rostro pensativo.

— ¿Eso existe?— Lo único que conocía que te permitiese cambiar de aspecto era la poción multijugos pero no era permanente.

— En los libros normales no pero si ambos eran seguidores de El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado es posible que tuviesen algún libro similar a los de la sección prohibida de la biblioteca— Aunque era una posibilidad, tan sólo eran especulaciones y a no ser que volviese a tener algún otro recuerdo nos sería imposible saber la verdad.

— Intentaré hablar con Dumbledore, quizás él sepa algo.

— Espero que tengas más suerte que Harry. Por lo visto el profesor Dumbledore no ha querido saber nada de él durante el verano— Dijo Hermione confusa por el comportamiento de Dumbledore.

— No pierdo nada por...— Mi voz se apagó al ver el nombre en uno de los libros.

— ¿Stella? ¿Has visto algo interesante?— Preguntó Hermione levantándose y dirigiéndose a mí— ¿Eh? ¿Lily Evans? Este libro pertenecía a la madre de Harry— Efectivamente, el nombre que cubría el lomo de aquel libro desgastado era el de la madre de Harry.

— Parece ser algún tipo de diario— Dije ojeando las primeras hojas— Deberías dárselo a Harry, le gustará tenerlo— Se lo entregué a Hermione y seguidamente, dando por finalizada nuestra conversación anterior, investigamos el resto de los libros en busca de alguno más que pudiese ser de Lily o de los Merodeadores.

— Creo que todos estos libros son confesiones de antiguos alumnos.—Comentó Hermione cogiendo un pergamino que aparentaba ser bastante viejo— "¿Cómo he podido besarle? Ya estoy comprometida. ¿Por qué tenia que ser un sangre sucia? No puedo defraudar a mis padres"— Leyó con descontento el contenido.

— ¿Crees que es buena idea darle a Harry el libro de Lily? Si lo metió aquí fue para que nadie lo leyese y que su hijo lo lea quizás no le haría gracia— Dije arrepintiéndome de la idea de entregárselo a Harry.

— Hasta hace poco Harry no tenía absolutamente nada de sus padres y sería injusto que le ocultemos algo como esto. Aun así le diré que es posible que sea algo muy privado y que lo piense bien antes de leerlo— Sugirió Hermione, recibiendo un asentimiento por mi parte.

— Me voy. Voy a intentar hablar con Dumbledore antes de la cena— Me despedí de Hermione después de estar un rato buscando más libros que nos pudiesen interesar. Ella, en cambio, se quedó buscando durante un rato más.

— Profesora McGonagall— La llamé cuando la vi en un pasillo cercano al despacho de Dumbledore.

— Señorita Bloom, me alegra ver que ya está bien— Me saludó con rostro serio pero amable.

— Gracias, yo también me alegro de estar libre. Por casualidad no sabrá si el profesor Dumbledore está en su despacho, me gustaría hablar con él— Le pregunté a sabiendas de que ella y Dumbledore se reunían mucho por temas de Hogwarts.

— Pues me temo que no podrá hablar con él. Está reunido con la profesora Umbridge y parece que van a tardar mucho tiempo en acabar.

— Entiendo. Si le ve, ¿podría decirle que le estoy buscando?— Le pedí esperando que con su intervención Dumbledore quisiese hablar conmigo.

— Por supuesto. Cuando lo vea se lo diré pero, ¿puedo saber que necesita tanta urgencia?— Aunque su rostro seguía serio, su voz denotaba preocupación.

— Es sobre ciertos sueños que he tenido —Dije bajando un poco la voz.

— ¿Sueños? ¿Tienen relación con El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado?— Preguntó preocupada.

— No exactamente. Son recuerdos sobre mi familia creo y es posible que tengan relación. Por eso quería comentárselo a Dumbledore.

— Le diré que es urgente. Aunque lamento decirte que últimamente está muy ocupado.

— ¿Quién está muy ocupado si puede saberse? — Preguntó una tercera voz.

— Nadie importante Dolores — Contestó la profesora McGonagall con cierto tono de irritación.

— Espero que no le importe Minerva pero me gustaría hablar con la señorita Bloom. A solas —Especificó al ver que la profesora McGonagall no se movía.

— Por supuesto. Me alegra que estés bien Stella— Se despidió, dando media vuelta hacia el despacho de Dumbledore.

— Escuché lo que le ocurrió. Fue una desgracia. Por suerte sólo fue un accidente aislado —Dijo Umbridge una vez llegamos a su despacho, en el que predominaban los gatos y el color rosa.

— Si tú lo dices —Susurré.

— Tráteme con respeto señorita Bloom y explíqueme a qué se refiere — Su rostro, que segundos antes intentaba ser amable, cambió a una mucho más serio.

— ¿De verdad cree que fue un accidente aislado? Nos suplantaron al señor Moody y a mí, le quitaron sangre a Harry, es imposible que eso sea un accidente aislado. Están planeando algo, seguro — No me arrepentía de lo dicho aunque sabía que de un momento a otro lo haría.

— Han pasado meses desde entonces. Piénselo señorita Bloom, si todo eso hubiese formado parte de algún plan mayor ya lo habrían llevado a cabo.

— Quizás es un plan tan importante que requiere mucho tiempo— Argumenté recibiendo una mala mirada de su parte.

— Debería dejar volar menos su imaginación y centrarse en la vida real señorita Bloom. Los Mortífagos no van a planear nada porque no tienen ningún líder por el que luchar— Habló intentando sonar calmada.

— O quizás sí. Quizás ese es su plan. Volver a traer al líder que perdieron hace años— Contesté enfadada por su indiferencia.

— ¡Señorita Bloom! ¿Cómo se atreve a decir semejante barbaridad? Retráctese ahora mismo — Su falsa amabilidad dejó paso a un enfado que acentuaba su rostro con forma de sapo.

— No —Dije de forma simple viendo cómo enrojecía. 

— Bien. Entonces estará castigada durante una semana. Y va a tener suerte, estará acompañada del señor Potter.

— ¿Con Harry? ¿Por qué?— Pregunté sorprendida. Harry no tenía motivos para estar castigado.

— Al igual que usted, el señor Potter tiene ideas muy imaginativas.

Sin nada más que decir y con una ligera y casi imperceptible despedida salí de su despacho.


Viviendo en el mundo de Harry Potterحيث تعيش القصص. اكتشف الآن