Varita

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— ¿Y cómo pretendes conseguirlo?

— Volví —Saludé quitándome la Capa de Invisibilidad. Aunque estábamos en primavera, las primeras horas de la mañana seguían siendo frías por lo que mi cuerpo agradeció el calor que envolvía la tienda de campaña gracias a los encantamientos.

— Todavía siguen con lo mismo —Se quejó Theo recogiendo uno de los periódicos de la mesa.

Habían pasado dos semanas desde nuestra salida de Hogwarts. Durante ese tiempo habíamos vuelto a Londres, escondiéndonos en un bosque a las afueras de la ciudad. La tienda de campaña, que el señor Weasley nos había prestado en nuestra última visita a La Madriguera, tenía camas suficientes para todos y era lo suficientemente sencilla de trasladar como para cambiar nuestra ubicación cada pocos días.

Con cada cambio de ubicación, uno de nosotros recogía la Capa de Invisibilidad y se acercaba a la ciudad. No muy lejos del bosque había una pequeña tienda que vendía tanto productos mágicos como muggles. Con un encantamiento desilusionador y los nervios a flor de piel en cada viaje conseguíamos algunas provisiones y periódicos para mantenernos al día.

— Has tardado más de lo normal —Draco me miró preocupado. Sus ojos me recorrían en busca de alguna herida. Habiendo decidido quién saldría por sorteo, Draco había estado nervioso la noche anterior cuando salió mi nombre, haciéndome repasar el recorrido y los encantamientos defensivos decenas de veces.

— He dado un pequeño rodeo al volver —Mis palabras llamaron la atención del resto—. Eran solo unos cazadores muggles pero prefería prevenir.

— Ginny y yo reforzaremos las protecciones por si acaso —Comentó Hermione, recibiendo un asentimiento de Ginny—. Supongo que no hay nada nuevo —Volvió su atención a Theo, que había dejado los periódicos con un suspiro.

— Nada. Los muggles no han registrado ningún suceso extraño. El quisquilloso habla de los Torposoplos, lo que quiera que sea eso, y el Profeta sigue repitiendo el asalto fallido a Hogwarts.

— ¿La radio sigue sin dar señal? —Les pregunté a Harry y Ron, sentados en el suelo con la radio entre ellos, probando los distintos canales sin éxito.

— ¿Por qué tanta insistencia con la radio? —Preguntó Ron con exasperación.

— Nos puede servir para desconectar un poco. Quizás incluso escuchemos algo interesante —Me encogí de hombros.

Con el Ministerio y el Profeta siendo conscientes del problema serio que suponían Voldemort y los Mortífagos, no era difícil encontrar información suficiente en los periódicos. Además, el Quisquilloso también había conseguido bastante fama, exponiendo datos que el Profeta a veces no comentaba y alentando a la gente a confiar en Harry y en La Orden.

Con todo ello, era bastante probable que el programa de radio que los gemelos Weasley junto a Lee Jordan habrían presentado no existiese. Sin estar segura, preferí no darles falsas esperanzas a Ginny y Ron, quienes habían estado preocupados por sus hermanos tras dejarlos en Hogwarts.

— No hay forma de conseguirlo si queremos salir vivos —Habló Draco mirando con atención el pergamino en el que Hermione escribía.

— ¿De qué habláis? —Pregunté. Ambos habían estado prestando atención a aquel pergamino desde el día anterior.

— La Copa de Hufflepuff. Tenemos que encontrar la forma de conseguirla. Si su ubicación no ha cambiado, debería estar en la bóveda de Gringotts de Bellatrix.

— Bóveda para la que se necesita una varita que no tenemos —Le recordó Draco con tono obvio.

— ¿Sabes dónde podría guardarla? —Le pregunté pensando en lo difícil que sería acceder a ella si estaba en la Mansión Malfoy.

Viviendo en el mundo de Harry PotterWhere stories live. Discover now