Complicidad

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—Bienvenida a tu nuevo hogar, Stella.

Un hombre con un bebé en brazos se encontraba en un pasillo, de pie frente a una puerta de madera que, en tiempos mejores, habría tenido un bonito color azul. La niña miraba atenta la cara del hombre, cuya mueca en el rostro distaba mucho de ser la sonrisa que pretendía.

Con un suspiro, dicho hombre procedió a abrir la puerta, incapaz de insertar la llave cuando la niña comenzó a moverse, sosteniéndola con ambos brazos para evitar su caída.

—Deje que le ayude.

Con un pequeño trote, se acercó una mujer. Parecía algo más joven que el hombre y, con una ligera sonrisa, hizo girar la llave abriendo la puerta.

—Muchas gracias.

—No se preocupe, no es nada. Siento ser entrometida pero, ¿se encuentra bien?

La voz de aquella mujer sonó con preocupación, mirando con detalle el rostro pálido y ojeroso que presentaba el hombre frente a ella.

—Sí. Los últimos días han sido algo duros pero nada que un buen sueño no solucione.

A diferencia de la mueca dirigida a la niña momentos antes, aquella vez sí fue capaz de sacar una pequeña sonrisa en dirección a la mujer, siendo correspondida con una ligera risa.

—Si alguna vez necesita algo, no dude en llamar a mi puerta.

Las miradas de ambos adultos se dirigieron a la puerta de enfrente, igual de descolorida que todas las de aquel viejo edificio pero adornada con un bonito felpudo a los pies, dando la bienvenida a quien lo cruzase.

Antes de poder decir nada más, pequeños gritos se escucharon, provenientes de la niña que volvía a moverse inquieta en los brazos del hombre.

—Creo que alguien empieza a aburrirse.

La mujer se acercó, acariciando el rostro del bebé quien empezó a calmarse mirando fijamente a la persona que le daba dichas caricias.

—Su hija es muy tierna. Esta zona es muy tranquila, seguro que se adaptan de maravilla. Bienvenidos al barrio.

La mujer se alejó, sacando las llaves para abrir su puerta. Antes de entrar, se volvió a girar con rostro apenado.

—Lo siento, no me he presentado. Soy Gillian, Gillian Brown. ¿Usted es...?

—Regulus, Regulus Bloom. Un placer—Respondió el hombre tras un silencio pensativo.

Me quedé tumbada en la cama varios minutos después de despertar, dándole vueltas en mi cabeza al recuerdo que acababa de tener.

—Regulus. ¿De qué me suena a mí ese nombre?— Susurré para mí misma.

Con una ligera idea, me levanté dirigiéndome al armario. Tras abrirlo y sacar varias cosas, recogí del fondo el libro que buscaba, el cual había pasado de mis manos a las de Dumbledore y viceversa varias veces hasta acabar de vuelta conmigo.

Días antes de terminar el curso, Dumbledore me explicó su contenido. Quiso que me lo quedase para que me sirviese de ayuda a la hora de recordar, aunque no sin antes añadirle varias protecciones extra por si acaso.

Leyendo con rapidez, recorrí varias páginas hasta llegar a la que buscaba.

—Regulus Black, hermano de Sirius. Muerto tras robar un Horrocrux.

Pasé varios minutos pensando hasta que escuché golpes en la puerta, para seguidamente ser abierta por Draco.

— ¿Tan interesante es ese libro que incluso te saltas el desayuno?

Viviendo en el mundo de Harry PotterHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin