¿Amigos?

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—Mmm... Interesante. ¿A qué casa te mando? — Empezó a hablar el sombrero seleccionador. —A Slytherin no, tienes astucia pero no la suficiente. Eres muy inteligente, incluso sabes cosas que ni siquiera han ocurrido todavía —. Por suerte al sombrero solo le oía yo, porque si no habría sido muy difícil de explicar lo que acaba de decir —.Podrías ir bien en Ravenclaw, aunque también eres valiente y no le temes al trabajo duro por lo que Gryffindor y Hufflepuff también están bien para ti. Sin duda eres muy difícil. Y tu familia tampoco ayuda mucho, has tenido familiares en cada casa —. El sombrero parecía muy dudoso.

—¿Familia? ¿Aquí en Hogwarts? ¿Quienes son, cómo se llaman? —Le susurré al sombrero. Si él sabía algo podía ayudarme a saber todo.

— Bien, creo que ya he decidido. ¡Hufflepuff!  — Al parecer el sombrero no tenía pensado contestar mis preguntas.

—¿Qué? Pero...  —No me dio tiempo a decir nada cuando la profesora McGonagall me quitó el sombrero.

Con más dudas que antes me levanté del taburete y me dirigí a mi mesa, donde todos aplaudían.

Al sentarme, algunos miembros de mi nueva casa me saludaron y de lejos, en la mesa de Gryffindor, mis amigos también aplaudían aunque Ginny se mostraba un poco decepcionada.

Todavía pensando en lo que había dicho el sombrero seleccionador no escuché el discurso de Dumbledore y para cuando me quise dar cuenta, el banquete ya había empezado.

—Hey, ¿te encuentras bien? —. Un joven alto y extremadamente guapo con rasgos cincelados, pelo oscuro y ojos grises brillantes se me acercó. Al parecer era mayor que yo y también de Hufflepuff —.Puedo entender que Hufflepuff no parece tan glamurosa como el resto de casas pero tampoco es para poner esa cara-.

— No es por eso. Es por algo que me ha dicho el sombrero. No me molesta haber sido elegida para Hufflepuff, al contrario, estoy más que feliz de estar en esta casa —. Le contesté. No sabía quién era pero me inspiraba mucha confianza.

—Tú por eso no te preocupes. El sombrero a veces dice cosas un poco raras pero no hay que tomarle demasiada importancia —. El problema era que esta vez sí que era algo de importancia, pero eso obviamente no se lo podía decir —.Tú ahora céntrate en divertirte. Por cierto, me llamo Cedric Diggory. Si alguna vez necesitas algo, no dudes en pedirme ayuda —. Terminó de decir mientras volvía a su asiento.

Con todo lo ocurrido en las últimas horas no me había dado cuenta de nada. Ni siquiera me había dado cuenta de que ese chico era Cedric.

Cedric llevaba razón, tenía que olvidar todo y divertirme. Lo único que podía hacer con todo esto era hablarlo con Dumbledore y ahora no iba a poder hacerlo así que lo único que podía hacer era disfrutar este momento.

Con ese pensamiento me puse a comer y a la vez, a mirar todo el gran comedor. En la mesa de los profesores, Hagrid y Remus ya se encontraban sentados. En la mesa de Gryffindor todos parecían disfrutar del banquete, excepto Ginny que me miraba preocupada. Con señas le indiqué que no pasaba nada malo y que ya hablaríamos al día siguiente. En la mesa de Ravenclaw no reconocí a nadie pero en la de Slytherin sí. Allí sentado se encontraba Draco Malfoy junto a sus amigos, era igual que en los libros con su pelo rubio, sus ojos grises y su piel parecida a la porcelana. Debí estar mucho tiempo mirándolo porque cuando me quise dar cuenta tenía su mirada clavada en la mía. Después de inspeccionarme durante un rato me lanzó una mirada de superioridad tan característica en él y volvió a centrarse en sus amigos. Mis intenciones ya las tenía bastante claras respecto a Draco: me haría su amiga de una u otra forma. Sabía que iba a ser complicado, sobretodo siendo amiga de Harry, Hermione y los Weasley pero encontraría la forma de hacerlo.

Viviendo en el mundo de Harry PotterWhere stories live. Discover now