Alianza Forzada. Cherik. Wolversilver

Capítulo Veinticuatro: Descubrimiento

Alianza Forzada

Este fanfic participa del evento de la semana Cherik (del 3 al 9 de junio) para celebrar a nuestra pareja favorita. Le añado el hashtag "#Cherikweek2019"

Muchas gracias a @KiKaLoBe, por su ayuda.

Capítulo Veinticuatro: Descubrimiento

Charles despertó por la mañana más tarde de lo usual. Era entendible con lo movidos que habían resultado los días anteriores. Erik continuaba durmiendo con el brazo alzado arriba de la cabeza. Se le notaba el tatuaje, símbolo de tantos recuerdos dolorosos. Charles se mordió el labio mientras pensaba en lo que su esposo había sufrido en Auschwitz y lo asimilaba con el objetivo peligroso de los Centinelas. Con cuidado para que no despertara, le acomodó el brazo sobre el pecho y le besó la frente con suavidad. Después se levantó, se aseó y bajó.

Sus padres ya se encontraban en el comedor diario desayunando. No habían querido interrumpir a la pareja porque suponían lo cansados que tenían que encontrarse. Charles tenía hambre pero primero llamó al hospital para saber cómo había pasado la noche Peter. Lo comunicaron con Logan, que le contó que el mocoso había despertado bien temprano, hambriento y ansioso. No le gustó el desayuno porque era muy liviano: un tazón de té con leche con galletas sin sal y un poco de queso untable y mermelada. A Peter no le gustaba el té y estaba acostumbrado a un desayuno abundante por la cantidad de energía que consumía a diario. Además era híper activo y ahora estaba aburridísimo porque necesitaba moverse y salir de la cama, en pocas palabras, ya quería que le dieran el alta. Sin embargo, tanto Wolverine como Charles sospechaban que por la gravedad de la lesión, aunque ya se encontrara curado, lo dejarían en observación algunos días más. Lo que significaba, dedujo el telépata, que él permanecería con Erik en Nueva York, en casa de sus padres, los dos juntos como en unas mini vacaciones. La idea lo alegró y meditándola, se unió a su familia en el desayuno.

Cuando concluyeron, Brian invitó a su hijo a su despacho. Tenían que conversar.

Charles se sentó en el sofá donde la noche anterior estuvo su esposo, y Brian se sentó a su lado sin nada de alcohol.

-La última vez que estuviste sentado allí, antes de viajar a la isla, tuvimos una plática de despedida – comenzó el senador y lo miró a los ojos. Como siempre se encontraba abstraído en sus asuntos, el senador casi no reparaba que el tono de los de su hijo era un calco de los de su esposa, un poco más celestes para igual de intensos y cerúleos que los de Sharon -. Te advertí del papel que tendrías que cumplir: un nexo junto con tu hijo para conservar la paz entre mutantes y no mutantes.

Charles bajó la mirada y se masajeó el vientre, poniéndose tenso. Recordaba cuánto lo había perturbado ese último diálogo porque su padre había dejado en evidencia que Magneto en aquel entonces, Erik ahora, era una persona que buscaría la guerra por los traumas del pasado, y él tendría que cuidarse y cuidar a los homo sapiens para conservar la paz, que su misión al casarse sería prácticamente detener las intenciones supremacistas de Magneto.

-Sin embargo, estaba equivocado, Charles – se confesó Brian con un dejo de temblor. El joven volteó para mirarlo con asombro -. Creía que Magneto era una persona agresiva, un mutante cargado de odio, que en el futuro buscaría atacar a la gente como yo, o, como tu madre. Un supremacista mutante.

-Erik no es así, padre – dejó Charles en claro -. Es cierto, te equivocaste al juzgarlo.

-Me di cuenta de que tienes razón – admitió Brian -. Magneto tiene las armas y el motivo para atacarnos por la creación de los Centinelas y no lo ha hecho. Ayer, cuando le expliqué que todavía había peligro, en lugar de lanzarse a pelear, eligió la vía diplomática. Es un líder político que me causa admiración.