Alianza Forzada. Cherik. Wolversilver

Capítulo Cinco: El Secreto

Este fanfic participa del evento de la semana Cherik (del 3 al 9 de junio) para celebrar a nuestra pareja favorita. Le añado el hashtag "Cherikweek2019"

Muchas gracias a @KiKaLoBe, por su ayuda.

Alianza Forzada

Capítulo Cinco: El Secreto

Al despertar por la mañana, Charles recordó el sueño y el episodio vivido y se llenó de vergüenza. ¿Cuántas horas llevaba de haber pisado Genosha y ya había dado tal espectáculo a su futuro consorte? Eso sin añadir el sabor amargo que le quedaba por el remordimiento. Esa tragedia le estaba arruinando la vida, Charles se daba cuenta, pero no encontraba una salida posible. Con su mutación, había leído a su madre varias veces: Sharon deseaba que hiciera terapia pero su padre la rechazaba cada vez que ella se lo proponía.

Charles se calzó las pantuflas antes de salir de la cama. Recordó brevemente que al despertar de la pesadilla, había salido al pasillo descalzo. Podía recordar vagamente la preocupación de Sean y después, en medio del desmayo, los brazos firmes de Magneto alzándolo, cuando lo depositó en la cama y cuando él lo abrazó desesperado ya despierto. Sujeto a Erik había conseguido el consuelo que solo sabía darle su madre en esos momentos. Era positivo saber que su futuro cónyuge podía auxiliarlo como antes lo hacía su madre, pero Charles solo podía pensar en el terrible espectáculo que le había dado. ¿Qué estaría imaginando ahora Magneto? ¿Qué le provocaría un consorte que podía despertarse durante la noche en medio de un ataque de ansiedad? Recordaba la inyección que le había dado Azazel. Eso lo había tranquilizado. Era un alivio saber que existían medicamentos que podían conseguir lo mismo que él buscaba en el alcohol cuando la situación lo desbordaba.

Charles llegó a la sala para entrar en el baño y vio que sobre la mesa había una bandeja con el desayuno preparado. Se trataba de un desayuno americano pero él lo hacía a la usanza británica por la influencia de su madre. Como no quería desayunar solo y quería recorrer un poco el castillo, se vistió y salió. Sean estaba terminando su turno y se despidió de él aunque antes se ofreció a acompañarlo al comedor. Charles comprendió que Erik debía haber desayunado ya más temprano, prácticamente al amanecer.

Se dirigieron al comedor y Sean lo dejó en la puerta. Antes de entrar, Charles escuchó la conversación que provenía de adentro.

-¿En serio tienes que trabajar para el lobo? – decía Kurt con su distintivo acento -. A mí me daría miedo. Ya sabes que dicen que tiene pocas pulgas y que es estricto como Erik. Además tiene esas garras que le salen cuando se enoja y tú estás haciendo enojar a la gente vieja con mucha facilidad, Peter. ¿En serio vas a ir?

-¿Qué opción me queda? – suspiró su amigo -. Si no me presento, Summers vendrá a llevarme a rastras y después a encerrarme en ese cuarto.

-¡Fue horrible, Peter! – recordó Kurt -. ¡Odié estar allí! ¿Sabías que mi padre les ordenó que me prepararan una habitación con una energía que me impidiera teletransportarme? ¡Tuve que pasarme las ocho horas adentro!

-Yo tuve que pasar diez porque Erik no me buscó hasta que terminó no sé qué asunto y seguía con una cara de disgusto que no me animé a decirle nada.

-¿Ves? Eso nos pasa por. . .

-Buenos días – saludó Charles, interrumpiendo. Los jóvenes lo observaron asombrados -. Tú eres Peter y, ¿tú? Kurt, ya recuerdo.

-Buenos días, señor Xavier – contestó Kurt.

-Buenos días – respondió Peter, asintiendo.