Capítulo Trece: Aprender

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Este fanfic participa del evento de la semana Cherik (del 3 al 9 de junio) para celebrar a nuestra pareja favorita. Le añado el hashtag "Cherikweek2019"

Muchas gracias a @KiKaLoBe, por su ayuda.

Capítulo Trece: Aprender

-Erik. . .

Magneto alzó la vista desde el asiento donde estaba reclinado hacia su esposo. Charles acababa de despertar y lo miraba entre triste y somnoliento. Erik le apretó la mano y él suspiró ante su toque.

-Es cierto, ¿verdad? – quiso confirmarlo el telépata y trató de hacerse un ovillo pero el tirón de la aguja del suero lo sujetó -. Había un niño. . .

-Sí, amor – contestó Erik, trémulo -. Lo había.

Charles gimió y su esposo se sentó en la cama para abrazarlo. Los dos lloraron en silencio. El telépata abrió su corazón y sus emociones fluían como un torrente con un alcance tan alto que Erik podía sentirlas: eran una mezcla de angustia y remordimiento, oscuras y densas, que provocaban un vacío profundo, como si drenaran la alegría para siempre. Magneto se asustó en medio de su propio duelo. Más allá de la pérdida que habían sufrido, estaba preocupado por el peso de la culpa que Charles llevaba y cuánto repercutiría en su salud. Charles estaba a un paso de caer en una depresión y él quería ayudarlo. Lo sujetó entre sus brazos con más fuerza y lloró apoyando los labios contra su cabello enmarañado.

Charles podía percibir en la fuerza con que su esposo lo abrazaba, el amor que le tenía y la necesidad que sentía para que se apoyaran ambos mutuamente en el duelo. Sentía de parte de Erik mucho amor y tristeza pero nada de acusación. Él no lo sentía culpable del secreto de Bridgecotton, ni de la pérdida del bebé que habían sufrido ahora. Charles no sabía que esperaba un hijo cuando se enfrentó a Emma, y no había aprendido todavía a controlar su poder cuando mató a los mutantes. Sin embargo, él sí se culpaba con rigidez y el dolor sumado al remordimiento podía provocarle mucho daño. Se contrajo más en los brazos de Erik y lo leyó: su esposo estaba pensando en medio de la angustia, que era injusta la culpa con la que el telépata se estaba cargando y él quería ayudarlo.

-¿Crees que lo superemos alguna vez?

La pregunta de Charles descolocó a Magneto. Apartó los labios de su pelo y lo empujó suavemente para mirarlo a la cara. Los dos seguían llorando.

-Dicen que todo se supera – contestó Erik con lo que sabía de oídas -. Hay un camino que seguir para elaborar el duelo, puede ser breve o más largo, pero son pasos que se van dando.

-¿Estás seguro?

Erik pensó en su propia historia personal. Revivió su infancia cuando comenzaron a discriminar a su familia por sus orígenes y cómo la persecución hacia su gente se fue incrementando. Recordó la lucha infructuosa de su padre por sacarlos de Alemania cuando ya era demasiado tarde y el triste recorrido en tren hacia Auschwitz. Recordaba haber hecho el viaje abrazado a sus padres, en medio de los dos, y que ellos trataban de no desesperarse para no asustarlo. Después, cuando llegaron y los separaron violentamente, todo se volvía oscuro como en una de esas pesadillas que uno busca olvidar pero que lo marcan para siempre.

Charles lo leía. Eran sentimientos pesados y angustiantes.

-Pero nada de eso fue tu culpa, Erik – observó tras un gemido.

-Tampoco lo que sufriste fue tu culpa y sé de lo que hablo – contestó Magneto con calma -. Conocí el rostro del horror cuando era muy joven – se apartó de Charles para subirse la manga de la camisa y desnudar su brazo. Allí estaba el tatuaje como un eterno y punzante recuerdo -. Esto es lo que me queda de esa época, esto y lo que se enterró en mi corazón. Lo que viví allí no fue mi culpa aunque en su momento me culpé por la muerte de mi madre. La mató un sádico supremacista, Sebastian Schmidt, porque no supe mostrarle mi poder a tiempo – aspiró hondo para reprimir la furia que ese sujeto todavía le provocaba -. Después, con los años, ya siendo adulto, yo me encargué de vengarla – y luchó para no recordar la venganza y asustar a Charles -. Mira, amor mío. La culpa va a perseguirte, lo sé, porque somos seres humanos, mutantes pero humanos, y nos cuesta tolerar el dolor. Cuando tenemos que vivir situaciones angustiantes, nos recriminamos el tener que hacerlo porque sentimos que estamos destinados a vivir felices y en paz. La existencia es difícil porque somos seres de carne y hueso, mortales, no somos todopoderosos a pesar de nuestros poderes especiales, y la vida no es una caja de alegrías, Charles.

Alianza Forzada. Cherik. WolversilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora