Retirada

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El fuego se abrió ante Loki como el mar rojo ante Moises. Desplegó un camino seguro para que los héroes pudiesen salir del edificio, mientras su hielo mantenía en pie cada columna y muro debilitado.

La luz del día fue visible finalmente. Los ojos carmesí analizaron a los seres detrás de aquella cortina de fuego, Muspels de llameantes miradas le devolvieron el gesto altanero. Detrás de unos cuantos, pudo divisar a Gisli, de rodillas a los pies de uno de sus hermanos; la sangre se perdía en su piel rojiza pero continuaba brotando a montones.

El príncipe primogénito se adelantó. En lo alto de las escaleras, Loki no necesitaba alzar su mirada para hacer frente al Muspel, ni si estuviese abajo le haría sentir menos.

- Al fin te quitas la máscara. – Sonrió socarrón.

- Lástima que tú no puedas ponerle una a esa fea cara.

Desde detrás de Loki se escucharon las risitas cómplices de sus compañeros y eso no hizo gracia al príncipe de Muspelheim.

- La espada, Laufeyson. – Exigió.

- No la tengo. Ya no existe. –

El gigante de fuego estuvo a punto de acercarse demasiado al villano, hasta que Loki sintió su calor incomodarle. Pero una voz le detuvo.

- Si mi hijo dice que no la tiene, es porque así es. – Se adelantó el Rey de Jotunheim, golpeando su cetro tres veces para que los Muspels se apartasen. – ¿Acaso crees que seguirías vivo si fuese de otra forma?

Loki no podía creer ni entender porque estaba el allí, con un ejército resguardando su espalda, el que superaba con creces al de Muspelheim. El príncipe Muspel se alejó, sabiendo que no debía faltarle el respeto por más que lo deseara, ante el Rey.

Laufey ocupo su lugar, ofreciendo su mano libre hacia el mayor de sus hijos para que bajara de allí arriba. Loki acepto el gesto, su cerebro se encontraba en blanco absoluto. Laufey extendió hielo en cada uno de los peldaños que los pies descalzos del menor tocaban para que no se lastimaran con los cristales rotos, y con cada paso dado se escuchaba el tintineo de las joyas que adornaban los tobillos del villano.

Bajó hasta la mitad de los escalones sin soltar la mano de su progenitor hasta que el mismo la aparto, Loki aún no podía articular palabra.

- Aléjate de él. No deseas tener problemas con nuestro mundo. – Sentencio el Rey de Jotunheim.

El príncipe bajo la mirada, pero no se rendiría tan fácil.

- Acusaremos a Jotunheim de romper el tratado de paz por tener esa espada en su poder. – Advirtió.

- Su mundo la obsequio para mi tortura. – Intervino Loki. – ¡Su pueblo inicio esto!

- No te preocupes. – La misma sonrisa malvada propia de Loki se dibujó en Laufey. – Me tome la molestia de pasar a ver a Odin por este malentendido.

El ejército de gigantes azules se abrió para dar paso a Padre de Todo y, a Sif y los tres guerreros como guardianes.

- Estamos enterados de las infracciones de Muspelheim hacia el tratado entre los mundos y su ataque injustificado a tierras Midgardianas. – Hablo Odin. – Que su ejército retroceda o serán castigados.

Uno a uno los gigantes de hielo se esfumaron en llamaradas fugaces. Dejando solo a Gisli, oficialmente desterrado de Muspelheim por su hermano mayor.

Loki instintivamente busco los ojos de Thor para intentar entender que sucedía aquí, pero el mayor tenía menos ideas que él. 

No more illusions.Where stories live. Discover now