Ángel de porcelana.

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Abrió los ojos con la misma desesperación con la que abriría la puerta de una celda de tortura. El sudor le cubría el cuerpo como las sabanas. Los brillantes números del reloj apenas habían empezado a contar desde cero.

Buck dormía con tranquilidad, al menos a él las pesadillas le dejarían descansar. Loki se escabullo, intentando no hacer ruido. Jarvis le dio la bienvenida y le informo la hora por si deseaba saber a qué horas seguía despierto. Las puertas se abrieron en la sala.

El estrellado paisaje de edificios y universo le recibió desde detrás del cristal. La tela de su pijama brillaba de a ratos debido al resplandor externo. Camino el camino conocido a la cocina. Había quedado pastel de esa noche, corto una porción y se sentó a comer.

De pronto una mano se ciñó a su muñeca, casi quebrando sus huesos. Conocía esa presencia.

- Tiempo sin vernos. – Susurro aquella tortuosa voz en su oído.

El pánico lo abordo y no pudo moverse. Las cicatrices en su cuerpo comenzaban a abrirse y derramar toda la sangre que habían contenían, dolían como la primera vez que fueron trazadas en él. La sangre empapo su mano libre que intentaba detenerla y...

Despertó.

Su corazón palpitaba a toda velocidad. James se movió entre sueños en la otra cama, distrayendo a Loki por un segundo. Se levantó por segunda vez, prendiendo la luz del pasillo esta vez, rogando que esto no despertara al soldado.

Jarvis lo saludo una vez más y le menciono el horario. La sala se presentó, alumbrada por la ciudad. Pensaba en encaminarse a la cocina cuando noto que la luz estaba encendida, y se detuvo en seco. La pesadilla aún seguía fresca en su mente, y temía que no fuese solo una ilusión de sus terrores más profundos. Tomo valor, y prosiguió con su camino.

Tony comía pastel sentado en el mismo lugar en el que Loki había elegido en su sueño. Los ojos marrones se voltearon a verlo, ojerosos y cansadas.

- Hey, Cuernis. – Engullo otra poco de pastel. - ¿Pesadillas también?

Loki asintió y se sirvió una porción para él. Triste imagen de dos genios jodidos.



Ya había salido de ducharse cuando noto que Buck aun no daba señales de levantarse. Tiro la tolla que usaba para secar su cabello sobre el soldado, verificando que no murió mientras dormía.

- Déjame. – Se escuchó por debajo de las sabanas.

- ¿No vas a ir a entrenar con Steve o algo?

- Día libre.

El villano no tenía nada contra ello. La misión pasada había pegado duro en Bucky, literalmente hablando. Aunque las heridas fuesen curadas, Loki no podía devolverle la energía gastada y eliminar su cansancio.

La camisa negra que Loki había elegido para hoy, no fue cerrada, dejando al descubierto el torso del Dios con las benditas cicatrices. Cuando el ojiverde se dio cuenta de la mirada del soldado, enseguida prendió los botones y se apresuró a ordenar el desastre dejado, para marcharse.

- ¿Con que te las hiciste?

- Es un tipo de piedra especial. – Comento, intentado evitar el tema, diciendo muy poco.

- Pero, ¿Quién te las hizo?

- Nadie, James.

Su nombre fue un llamado de atención para el más joven, advirtiéndole que se metía en terreno peligroso.

- Son lindas.

Loki se detuvo en lo que estaba haciendo, mirando al revoltijo de sabanas que era su amigo, apenas asomando sus ojos y un par de mechones marrones.

- ¿Qué dices? – Rio sin creerlo.

- Cuando Steve y yo eramos jóvenes, pasábamos siempre por una tienda que vendía cosas variadas. – Hurgo entre sus recuerdos borrosos. – Vendían un ángel negro de porcelana.

El pelinegro elevo una ceja, intentando hilar la anécdota con lo que estaban pensando.

- Recuerdo haber pensado que aun si se rompía y lo volvían a armar, se vería igual de hermoso con las lineas que unían las piezas. – Suspiro cubriendo con las sabanas la pequeña parte de su rostro que era visible. – Es lo mismo que pensé cuando te vi por primera vez, y ahora lo confirmo.

Loki se quedó allí, en silencio, sin estar muy seguro de como huir de esto. Tal vez saltar por la ventana fuese lo más digno.

- Tus cicatrices son solo el recuerdo de que te rompiste y volviste a ser tú. – La voz sonaba apagada por la tela. –

- Buck.

Buena señal, su apodo resurgió en una conversación que estaba a punto de terminar con sus huesos rotos.

- Estás Loco. – Finalizo Loki mientras se marchaba entre risas.

Estaba avergonzado, Bucky lo sabía. Pocas veces alguien le decía ese tipo de cosas, y el villano se bloqueaba diciendo algo como eso, o riendo de los nervios. Le había hecho feliz, y Bucky lo sabía. 

No more illusions.Where stories live. Discover now