No lo entiendes.

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Sentado en su cama contra el respaldo, comiendo el helado prometido. Así fue como Loki recibió a Steve después de que su padre se marchara. Aunque aparentara que todo estaba bien y que su carácter era más fuerte... nada iba bien. Las palabras que usaba para herir a los demás, también los lastimaban. Sus formas de calar en las personas, también provocaban estragos en él. Quería ser fuerte, quería evitar llorar, pero ya había pasado por demasiado.

- Elegí los sabores correctos, ¿Cierto? –

El Capitán no estaba muy seguro del humor del Dios, así que media sus pasos, acercándose despacio.

- Si. – Loki continuaba ausente.

Steve se sentó con cuidado a los pies de la cama, intentado encontrar la mirada de Loki, que no se despegaba del pote de helado.

- ¿Quieres hablar de algo?

Finalmente obtuvo la atención de la verde mirada. Sus ojos, al igual que su boca, no decían nada. El silencio inundo la habitación, pero Steve sonrió con paciencia, sabiendo que esto de hablar sobre sentimientos no era fácil para el mayor.

- ¿Crees que soy un monstruo?

La pregunta era notablemente extraña. Pero recordando la historia contada a viva voz, podía entender un poco porque el villano necesitaba comprender lo que causaba.

- Creo que nunca dejaste de ser un niño asustado y lleno de poder sin guía.

Loki intentaba comprender aquellas palabras. Ahora, Steve podía entender que su teoría de no atacarlo había sido la correcta desde el principio. El menor de los príncipes Asgardianos fue atacado toda la vida, y su sistema de defensa era destruir. Pero cuando alguien era amable con él, como lo fue su madre y Steve, lo descolocaba y se volvía frágil.

El pelilargo probo otra cucharada de helado, sintiendo como el frío se sentía tan placentero para su naturaleza helada. Contenía las lágrimas.

- Ya no quiero estar asustado. – se sinceró.

- Debes empezar a afrontar las cosas en vez de atacarlas entonces.

Loki voltio a verlo como si hubiese dicho algo que no encajaba en nada con la conversación que estaba teniendo.

- Tú no lo entiendes.

Y aquella sonrisa de superioridad volvió a su rostro. Steve intentaba encontrar que estaba mal en su discurso.

- Yo soy lo que me asusta.

Mirarse al espejo había sido un reto toda su existencia. Era un monstruo lo sabía, solo necesitaba ocultarlo lo suficiente. Hasta que ya no pudo. Le asustaba mirarse, le asustaba hablar, le asustaban sus habilidades, le asustaba el monstruo que era. Creyó que Steve estaba comenzando a comprenderlo, pero él creía que los demás eran el problema. Si, lo habían sido en un tiempo, cuando era un niño inocente de 5 años. Pero luego hizo a esos insultos parte de sí, se convirtió en lo que creían que era. Con 9 años ya había matado, con 12 ya había planeado, con 15 ya había torturado.

Había matado al pequeño inocente que era, para ser el monstruo que todos querían ver. El peor de todos. El odio no era suficiente para él, necesitaba que le temiesen, necesitaba provocar los sentimientos más oscuros en las personas a su alrededor.

Necesitaba ser el monstruo. 

No more illusions.Where stories live. Discover now