No quiero azul. - Parte 1

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Los ojos verdes se movían de un lado al otro, siguiendo la trayectoria de la pequeña pelota de pingpong. Tony y Clint se disputaban por unos dólares. Loki los miraba con aburrimiento desde un costado. Para su fortuna, Steve entro a la sala de entretenimientos con helado para él, y refresco para los otros dos. Sonrió al sentir la frescura en su boca, exquisito. Thor llego también, con su propio helado en mano, obviamente se sentó a su lado con toda la brusquedad que lo caracterizaba.

- Es extraño. – Soltó de repente.

Loki se voltio a verlo, intentando saber de a que se refería. Por su mirada fija en el recipiente, supuso que hablaba del helado.

- ¿Por qué es extraño el helado?

- No el helado. – Sonrió ante la confusión. – Tu.

- ¿Qué hay de extraño en mí?

Thor miro a su hermano menor saborear el helado con más o el mismo éxtasis que a su adorado té.

- Te gusta el té y el helado también.

- ¿Qué tiene eso de particular?

Y aquí fue donde Thor se preguntó si debía seguir con el tema, o evitar el enojo de su hermano.

- Pues porque... - Dudo. – Tu naturaleza helada...

No había manera que el vocabulario del Asgardiano le permitiese expresarse sin ofender al menor. Stark y Barton miraban la escena, refresco en mano, esperando el caos.

- Mi naturaleza helado me permite disfrutar de las más frías temperaturas, pero mi crianza ha hecho que me adapte y acostumbre al calor. – Explico con tranquilidad.

Aun así se retiró en silencio, frente a la mirada estupefacta de los cuatro héroes presentes.

Justo cuando cerro la puerta detrás de él, la alarma sonó. Nueva misión, demonios. Un tipo loco que al parecer era viejo conocido de los Avengers, estaba realizando un par de experimentos no autorizados. Excelente, un científico loco para coronar. Ni siquiera permitieron que Loki terminara su helado.

Bucky caminaba a su lado entre pasillos y más pasillos subterráneos. Un montón de cosas raras en frascos, jaulas y fuera de ellos, se esparcían por salas y más salas. El lugar era más aburrido de lo que aquel partido de pingpong lo fue. El soldado reviso la última de las habitaciones, se acercó a una especie de perla sostenida en el aire entre dos placas. La mano delgada de Loki se cernió en su muñeca para detenerlo.

- Va a devorarte antes de que te des cuenta si lo tocas. – Advirtió.

Los ojos curiosos de James contenían una pregunta esperable.

- Lo sé porque trabaje con una de esas cuando era pequeño.

Yep. Loki era superdotado o algo así, pensó Buck.

Continuaron por uno de los pasillos laterales y repentinamente el tipo loco salió de alguna parte, disparándoles con algo que los lanzo varios metros hacia atrás. Suficiente para escapar. Bucky golpeo su cabeza muy fuerte con la dura pared del pasillo. Pero Loki cayó dentro de una especie de cámara de refrigeración. Aquel cuarto se cerró frente al villano, encendiendo un par de luces dentro, junto con el sistema de refrigeración.

La pequeña ventana de la puerta que daba al pasillo, no permitió a Loki ver alguien que lo auxiliara. Afuera, James logro aclarar su vista y levantarse. Mirada chocolate y esmeralda entraron en pánico. Bucky intento desactivar o forzar el sistema, pero nada funcionaba y los números marcaban el descenso de temperatura cada vez más rápido. El resto del grupo llego, luego de un pedido de ayuda por el comunicador.

Mientras, Loki se percató del cambio de color en sus uñas, y el ascenso del azul a través de su mano. Thor y Hulk intentaban desbaratar la puerta, logrando solo abollarla. Loki sabía que lo lograrían en nada, pero es que ya no tenía tiempo. Sentía aquel tono azul ascender por su brazo y sabía perfectamente que ahora estaba a la altura de su cuello. No quería ser azul. No quería verse así de nuevo.

 Solo faltaba un golpe, pero Loki no pudo esperarse. Concentro todas sus fuerzas en una ola de magia que lanzo la puerta junto con su hermano y compañero. El aire blanquecino por el frio y el polvo, de todas formas, no evito que los demás se percataran de como los ojos de Loki perdían el color negro y rojo, volviendo a su normalidad verdosa. 

No more illusions.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant