Capítulo Veinticuatro

Start from the beginning
                                    

—No —respondí seria.

—Estoy seguro que si lo entiendes. Tú rompes el esquema del resto de mujeres que he visto cerca de mi hijo. Eres más joven, distinta en muchos sentidos, estoy seguro que más lista y comprensiva que cualquier mujer que ha despertado el interés de Santiago. Por algo lo tienes enloquecido —sonrió de una forma aún más extraña—. Sí no entiendes lo que estoy diciendo te lo diré claramente. No cometas el error de acapararlo, ayúdalo a enfocarse, cumple tu rol a su lado.

—¿Mi rol? —cuestioné muy irritada.

—Sí, tu rol —se levantó de la silla para rodear el escritorio, desplazándose con esa elegancia arrogante, se sentó sobre el borde de este e hizo el intento de sujetar mi barbilla, pero me alejé—. Tu rol es ser una buena compañía, hacer menos pesados los días para un hombre ocupado como Santiago, aliviar problemas, en lugar de generarlos, aprovecha esa debilidad que mi hijo tiene contigo, se lista, Valentina.

—Me parece inadecuado que me esté diciendo todo esto —sostuve su mirada por más incómoda que me hiciera sentir—. Agradezco sus consejos, pero mi relación con Santiago es asunto nuestro solamente —dije sin importar escucharme grosera.

Me ardía el estómago y no era por la falta de alimento, ese hombre me iba a generar una gastritis nerviosa.

—Me gusta tu carácter, otro punto a tu favor —hizo un gesto de aprobación sonriente—. Veo a mi hijo demasiado entusiasmado, nadie conoce mejor que yo a mi campeón, por eso me atreví a tener esta charla. Eres un dulce y apetitoso bocadillo para Santiago, si actúas inteligentemente puedes llegar a ser el plato fuerte.

Su mirada me causo repulsión, di un paso hacia atrás por instinto, y tomé aire antes de hablar, pero entonces la puerta se abrió dejándome con las palabras en la boca.

—Valentina —me llamó Santiago, para luego desviar la mirada a Saúl—. Papá no sabía que habías regresado, Constanza me dijo que trajiste a Valen para hablar contigo ¿De qué? —preguntó serio.

—Solo quería conocerla mejor, me estaba contando que estudia y trabaja en una editorial. No solo es muy linda, también muy inteligente ¿este año te gradúas cierto?

No podía ni parpadear, Santiago rodeó mi cintura atrayéndome a su pecho, susurró a mi oído si estaba bien, solo asentí. Saúl me había mandado a investigar, aquel pensamiento se me quedó en la cabeza. Comenzaron a hablar del viaje que había hecho Saúl, no podía prestar atención a nada de lo que decían, sentía el corazón latir en mis oídos, ese hombre me provocaba demasiado temor.

Mis manos se aferraron a la tela de la camiseta de mi novio, por primera vez quería que usara esa especie de poder que tenía para leerme, y se diera cuenta de lo incómoda que estaba. Cuando al fin salimos del despacho, solté el aire que sentía haber contenido. Santiago, demasiado distraído no se percató del gesto de alivio que había adquirido mi rostro, estaba apurado por llevarme a su habitación.

—Constanza, que alguien llevé desayuno para Valentina a mi cuarto —gritó cuando subíamos las escaleras.

Quería salir de esa casa de una vez, sin embargo, no me atreví a decirle nada a Santiago. Abrió la puerta y me hizo entrar apresurado, cerró con seguro y sacó su teléfono, le marcó a Sebastián mientras yo me sentaba sobre su cama, nerviosa y callada. Escuché un maullido que me sobresaltó, Polly se encontraba recostada sobre un sillón al lado de la ventana, ni ella logró aliviar la tensión que sentía en el cuerpo entero.

—Valen —dijo Santi inclinándose frente a mí, apoyó sus manos en mis rodillas sin dejar de verme con preocupación— ¿Te dijo algo malo mi papá? ¿Por qué te ves tan afligida?

Un desastre llamado Valentina (Ahora gratis)Where stories live. Discover now