Capítulo 27

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Capítulo 27

—¿Segura que acá no nos ven? —pregunto Nick a Deyaneira tratando de moverse lo menos posible en aquella sala olvidada.

—Segura. Además, ¿qué no vez este lugar? Está lleno de cajas con herramientas viejas que ya no sirven para nada.

—Y al parecer, por medio de las cámaras, y si no me equivoco... —dijo Eldon, muy enfocado en las modificaciones que le hacía al CM. —¡Listo! Creen que estamos dormidos, les he puesto grabaciones anteriores.

—¿Y qué me dices de la revisión láser que tienen nuestras cápsulas? —preguntó Nick con cierta desconfianza. —No quiero que me encierren otra vez.

—Y no lo harán. Solo relájate y déjalo trabajar. Mientras más rápido acabemos con esto, mejor... Odio los lugares pequeños —dijo Ángela, acercándose a su compañero para ver lo que hacía.

—Llevo analizando estos sistemas desde que desperté, sé lo que hago, Nick —fue lo único que dijo el chico sin despegar la mirada de su trabajo. Sin embargo, un leve cosquilleo en el cuello fue lo que de verdad logró desesperarlo. —Ángela, ¡largo! Siento tu respiración en mi nuca, me distraes.

El que todos estuvieran en un lugar tan pequeño realmente era incómodo, especialmente si la mayoría de las siete personas presentes no paraban de moverse.

Amara solo los miraba a todos, recostada a una pared al lado de su compañero, pensando en cómo haría para responder sus preguntas, cómo les diría lo que recientemente había descubierto, y cómo personalidades y mentalidades tan distintas iban a lograr trabajar en equipo.

—Lo sé, será difícil, pero tengo esperanza en ellos, así como la tengo en ti. No te presiones, todos querrán preguntarte cosas, pero, si te abruman demasiado, no podrás hacer nada. Solo deja que salga lo que tenga que salir —le dijo Joel por telepatía en busca de no distraer a nadie.

Amara lo miró, asintiendo levemente. —Bueno, pero no todos se toman las cosas con tanta paciencia y serenidad como lo haces tú... Algunas veces, a mí también me cuesta hacerlo.

—Es algo que nos pasa a todos. A mí me frustra que me mientan u oculten cosas, pero creo que lo único que alguna vez me hizo enojar de verdad ha sido ver que lastimen a otros o que te lastimen a ti.

Con esas palabras, el recuerdo de ese día vino a su mente, pero a su vez también el de los entrenamientos. —¿Viste lo que me pasó en la simulación de hoy?

—Sí, y créeme yo no te juzgo —le sonrió. —Te quiero tal y como eres, sin importar las cosas que hagas, porque sé que en tus acciones no hay una mala intención.

—Gracias —respondió ella, de la misma forma.

—¡Listo! Creo que lo he logrado —dijo Eldon con una sonrisa orgullosa. —Los láser no serán problema, al menos no hasta que noten que los he desactivado.

—¿Ese es tu gran plan? ¿Desactivarlos? —preguntó Nick con incredulidad.

—Al menos es mejor que estar perdiendo el tiempo con una terapeuta loca —respondió Eldon molesto—, intenta hacer tú todo lo que yo hago, entrar a un sistema con un pedazo de metal —señaló el CM —, soy quien corre más peligro acá.

—Y aquí vamos —dijo Damaris en un suspiro.

—Emily no está loca y, si te atreves a decir algo más de ella, te rompo la cara —lo tomó por la camisa sin siquiera prestar atención a lo segundo que había dicho.

—No es momento para tus berrinches de niño malcriado —intervino Ángela, separándolos a ambos con la telequinesis—, no tenemos tiempo para esto, en cualquier momento se pueden dar cuenta. Si no te gusta el plan, solo vete, Nick, pero tú mismo sabes que no obtendrás nada con eso.

Memorias PostergadasWhere stories live. Discover now