Capítulo 10

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Capítulo 10

Cuatro sillas diferentes les esperaban en la sala de conferencias. Un área un  tanto temida como amada por los biónicos. Una lugar  donde el color blanco era impune en cada una de sus paredes, así como el olor a anestesia que recorría cada rincón, generándoles cierta repulsión a aquellos tres chicos y causándoles un efecto que iba más allá de su compresión, pues estaba especializada para eso. Era una sala cambiante, pero que siempre se utilizaba para darles comunicados generales a los biónicos o, en este caso, darles algunos recuerdos.

—Joel —escuchó decir y reconoció la voz inmediatamente. Se dio la vuelta para encontrarse con un rostro que creyó que no volvería a ver, al menos no fuera de una simulación.

—Amara —dijo, mientras sus labios formaban una sincera sonrisa antes de correr a abrazarla.

—No puedo creer que seas tú —dijo Amara mirándole. —No me dejaban verte, han pasado muchas cosas de las que debo hablarte y realmente lo  necesito.

—Yo también — respondió con palabras llenas de una inmensa alegría  y volvió a abrazarla. . —Prometí protegerte y es lo que voy a hacer, siempre.

Al escucharlo reafirmar sus palabras, Amara se sintió segura otra vez, tal como la primera vez, pues, a pesar de conocerle poco, cada vez que le hablaba o abrazaba, sentía como si se hubieran conocido de toda la vida y eso era lo único que le importaba, saber que estaba bien y que no la había olvidado.

—Lamento arruinar su lindo reencuentro —dijo Nick—, pero cada vez me siento más débil y quiero salir ya de esta sala.

—Ay cállate —dijo Ángela con molestia recostada a una pared. —Todos estamos débiles por culpa de esta maldita sala, pero de seguro harías lo mismo si fuera Cody en su lugar.

En cuanto Ángela nombró a Cody, los ojos verdes de Nick se tornaron más oscuros, resaltando su enojo, tal como sucedía con todos los biónicos cuando se frustraban. No obstante, el cansancio no le permitía entablar una discusión en ese momento.

Amara sintió cierto temor al verle y en especial al pensar en Cody. Él era el único que antes había experimentado el control mental y ahora no estaba vivo para contarlo; sin embargo, un leve cansancio hizo que se desviara de sus pensamientos,  que  se alejara de Joel y se recostara a la pared como Ángela. —¿Qué sucede? —pronunció con debilidad.

—La sala de conferencias es multiusos, ahora la usaran para mostrarnos recuerdos —le explicó Joel—, pero otras veces la usan para hablar con nosotros sin que los no-biónicos corran peligro. No nos quita las habilidades, pero sin duda nos genera mucha debilidad.

Nick se sentó en el piso derrotado por el cansancio, sin perder la mirada de sus otros compañeros. —La primera vez es la peor —miró a Amara—, sé fuerte, niña, y si no lo eres, al menos finge serlo.

—Prototipos, está por comenzar la recepción de recuerdos —se escuchó por los parlantes. —Por favor, cada uno diríjase a la silla asignada.

Titubeante, Amara miró cómo Nick y Ángela se dirigían con aspecto abatido a las sillas y se sentaban en estas. En cuanto hacían esto, las sillas cambiaban a un aspecto de cama contorneada con su figura, de manera que sus cuerpos se adhieron

—No pasará nada malo —le dijo Joel al oído—, solo debes relajarte. Te inyectarán un líquido en el cuello que hará que duermas mientras hacen el proceso para que recuperes partes de tu memoria.

Lo miró con cierto temor y abatimiento, pero Joel era el menos afectado de la sala. Al ser un prototipo nivel élite, había recibido más recuerdos que los demás; sin embargo, sentía como si no hubiera reconstruido nada, puesto que cada recuerdo era específico para que no lograra saber demasiado, pero al pasar tanto tiempo allí, ya estaba acostumbrado a los efectos secundarios de la sala.

Memorias PostergadasWhere stories live. Discover now