Capítulo 3

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Capítulo 3

—Tengo que pensarme y asimilar bastante todo lo que ha sucedido. ¿Puedo estar un rato sola?—dijo Ocho, con cierto nerviosismo.

—Claro—respondió Joel sonriendo al sentir que la situación mejoraba—. Te traeré comida mientras tanto—. Salió de la habitación tomando rumbo directo a la sala de mando para averiguar qué sucedía; sin embargo, el acceso de su reloj le fue denegado cuando intentó entrar. Volvió a intentarlo, pero la situación no cambió. —¡¿Qué sucede?! —gritó.

Se escucharon murmullos adentro de la sala, pero la puerta no se abrió. Joel odiaba cuando hacían eso, sabía que le ocultaban cosas y siempre le daban una excusa diferente lejana de la realidad. Al tratarse de su compañera, esperó que al menos sí lo dejaran tener más información para cuidarla, pero se dio cuenta de que no era así. Suspiró y esperó unos minutos pensado en si usar su fuerza o no, o si tal vez le habrían denegado la entrada porque algo importante le sucedía a Ocho y no podían atender interrupciones. Todo eso era muy complicado para alguien que se había acostumbrado a solo seguir las reglas; una tras otra, las ideas brotaban en su cabeza ante cierta incertidumbre.

Con el paso del tiempo, la señora Kate abrió la puerta y, al salir, la cerró rápidamente, sin que le diera tiempo a Joel si quiera de echar una mirada. —Lo has hecho bien. Con respecto a los sueños, es algo muy extraño, pero creemos que se debe a que todos los chicos biónicos estuvieron conectados cuando pusimos el chip o automáticamente se conectaban y, al insertarle la habilidad de control mental, su mente generó esos sueños. Seguramente, las otras personas a las que se refiere eran los otros chicos, como también recuerdos pasados, ya que ella no era tan pequeña cuando la trajimos acá, como las gemelas—dijo con calma y seguridad, sabiendo las posibles dudas por las que Joelaún no se había ido.

—Comprendo, pero, ¿por qué el acceso se me fue denegado?

—Trabajas demasiado, además de que no puedes estar cuando activamos la telepatía. Seguiremos trabajando durante la noche, quédate con ella. Ya mañana tu CM funcionará.

—Está bien, señora Kate—dijo sin creerse mucho lo que decía—pero, con todo respeto, ¿no cree que es demasiado pronto para la telepatía? Acaba de despertar y necesita recuperarse.

— ¿No eras tú el que hace unos días estaba desesperado por un compañero para eso?—dijo con cierta ironía.

—Sí, pero no así, está muy nerviosa, no quiero hacerle daño—respondió con honestidad.

—Estará activada, nunca dije que aún podrían utilizarla, para eso se lleva mucha práctica.

—Bien, pero, ¿cómo está ella? ¿Sus índices de ansiedad bajaron? ¿Hay algo que no me dicen? Puedo ayudar...

La señora Kate se sujetó el puente de la nariz algo cansada e irritada por sus preguntas. —Solo has lo que te digo, Siete: ve con ella y cálmala, esa es tu única misión —habló en tono hostil antes de entrar de nuevo a la sala.

Joel suspiró y cerró los puños con fuerza. Le molestaba demasiado que le mintieran y mucho más cuando él había trabajado día y noche para que Ocho despertara. Sintió que no era justo y que realmente no querían decirle lo que sucedía con ella. Sin embargo, nunca sacaba la osadía necesaria para reclamar todo eso y solo se limitó una vez más a seguir órdenes.

Continuó su camino hasta el comedor y apretó unas claves en la computadora para que saliera la comida. Al ser un lugar secreto, no había cocineros, sino máquinas que lo hacían por ellos.

Tocó la puerta de la habitación antes de entrar con el CM, pero, cuando la puerta se abrió, encontró a Ocho en el suelo. Soltó todo lo que llevaba y corrió hacia ella.

Memorias PostergadasWhere stories live. Discover now