Capítulo 19

241 60 57
                                    

Capítulo 19

Esta no era la primera vez que Roger pasaba por un proceso hipnótico por parte de Amara. Sin embargo, ella no recordaba haberlo hecho antes, por lo que sentía la misma adrenalina que la primera vez que usó este poder.

—¿Dónde estamos? —preguntó sin despegar su mirada de la Roger.

La chica podía ver cómo varias líneas blancas imaginarias se conectaban desde su mente con la de él, y cómo cada palabra que decía se enlazaba con su mente y a la vez era borrada.

—Estamos en la sala 122. Anteriormente, fue la sala de pruebas especializadas de alto riesgo —habló Roger, de forma forzada, pues sabía lo que sucedía, pero no podía liberarse.

—¿Qué tipo de pruebas?

—Pruebas para activar habilidades biónicas a prototipos de nivel élite.

—¿Qué le sucedió? ¿Por qué está abandonada?

Roger suspiró de forma pesada y cerró los puños; mordió su lengua para evitar soltar alguna palabra, pero el control de la chica era muy fuerte.

—Un accidente... Fue abandonada el día del accidente.

—Se más específico —dijo la chica, sudando. El control que ejercía en una mente como la de Roger le generaba gran cansancio y un leve dolor de cabeza; pero no quería parar, quería obtener respuestas sin importar el costo.

Hubo un largo silencio entre ambos. Amara se concentró más en la mente de Roger, lo forzó para que hablara, con lo cual le provocó un fuerte dolor de cabeza.

—Tú provocaste el accidente —soltó, finalmente, harto de aquel dolor—, tú provocaste todo esto.

Al escuchar eso, Amara sintió una oleada de terror que le recorría todo el cuerpo. El lugar estaba totalmente destruido. Miró las paredes, el piso y las cenizas que había en la esquinas.

—No es posible que yo haya causado esto, desperté hace mas o menos un mes y mis habilidades no son tan fuertes como para provocar algo así —dijo, negando con la cabeza.

—Sí lo son, solo que mantenemos tu poder oculto desde ese día, al igual que el de los demás. No podíamos arriesgarnos a que sucediera algo así otra vez.

Tragó saliva y humedeció sus labios. Cada respuesta que recibía hacia que su piel se erizara. Quería creer que solo se trataba de un sueño, de una prueba, pero no era así; podía comprobarlo al notar que esa sala no tenía cámaras, y en la desesperación en la voz y los ojos perdidos de Roger cada vez que este decía algo. Incluso llegó a pensar que ese podría ser el momento más real que estuviera viviendo desde el día que despertó.

—¿Qué fue lo que hice?

—No quieres saberlo realmente —Roger intentó cambiar el sentido de sus palabras—, fue algo terrible y yo no soy el indicado para contártelo.

Un sentimiento de culpa le invadió cuerpo a Amara. De nuevo, sentía sumamente familiar aquella sala, aquella situación y, en el fondo, cierto remordimiento se desenvolvía en su interior.

Aprovechando la distracción de la chica, Roger no perdió tiempo y, en un movimiento rápido, apretó el botón de emergencia que se encontraba a espaldas de Amara.

Una alarma comenzó a sonar por todo el lugar, no solo por la sala destruida, sino por todo el laboratorio.

Sus manos comenzaron a temblar ante la situación que ya no podía controlar y la única idea que apareció en su cabeza fue llamar a su confidente. —Joel —dijo Amara, cerrando los ojos tratando de conectarse con él por medio de su telepatía—. Ayúdame.

Memorias PostergadasWhere stories live. Discover now