Capítulo 2

1K 160 411
                                    

Capítulo 2

Las semanas pasaron y Ocho aún no despertaba. Todos los días, Joel iba directamente a la sala de mando a aprender todo sobre su nueva compañera, cuidándola, aunque solo fuera detrás de una pantalla.

Realmente era una chica especial: sus coeficientes intelectuales, además de la mutación cerebral eran los que lograban que mantuviera tantas habilidades biónicas, incluyendo algunas nuevas como el control mental y la veracidad absoluta.

Que esta chica fuera tan complicada le generaba gran cansancio a Joel, al trabajar todos los días con el problema del sistema nervioso, pero sabía que solo debía encontrar la pieza que la faltaba para que ella despertara.

De vez en cuando, se pregunta si serían tan unidos como lo eran las gemelas o como Ángela y Eldon. Solo quería tener una amiga, una de verdad como lo eran ellos y no se detendría hasta lograrlo, pues cuando se proponía algo nunca se daba por vencido.

Revisó una y otra vez todos los procedimientos, la falla que se dio haciendo que despertara antes y se diera el colapso. Todo parecía normal, tan normal que le frustraba que alguien tan inteligente como él no encontrara la respuesta.

—Señora Kate, sus niveles de ansiedad están subiendo — avisó uno de los médicos.

Ambos voltearon su mirada hacia la cámara de seguridad, su respiración se volvía agitada y su cabeza negaba algo varias veces, y comenzó a sollozar dormida.

—No se supone que deba soñar nada o siquiera tener pesadillas —dijo la señora Kate.

—Ya vimos esto antes — dijo otra voz, —despertará de nuevo.

«¿Qué? ¿Por qué sucede esto?», pensó Joel, viendo alarmado los gráficos de alerta que transmitía la pantalla.

—Tendremos que volverla a dormir —dijo otro.

— ¡No!—intervino Joel —Jamás sabremos qué pasa por su mente si no la dejamos despertar, todo su sistema está bien, pero no tenemos instrumento que nos diga qué ve y siente, eso habrá que preguntárselo. Es lo único que no hemos probado.

La señora Kate se lo pensó un poco antes de tomar una decisión, pero al final optó por hacerle caso a Joel. —Tendrás que calmarla o la volveremos a dormir —le advirtió: —queda en tus manos.

Joel asintió y se fue rápidamente a la habitación 17 b, donde se encontraba Ocho. No sabía qué estaba haciendo o si quiera sabía cómo calmarla, nunca había estado en una situación así. No sé suponía que debía ser así, pero sabía que volverla a dormir no sería algo sano y podrían matarla, como pasó con el chico número uno.

Cuando entró a la habitación, la chica no dejaba de sollozar, cosa que sucedió durante varios minutos hasta hacer que le carcomieran los nervios.

Se sentó al borde de la camilla sin apartar la mirada de la chica, que aún estaba atada de brazos, cosa que le parecía absurda para alguien que se encontraba tan débil en ese momento.

Poco a poco, esta fue abriendo los ojos y dio un grito ahogado al hacerlo, haciendo que Joel se asustara, pero no despegara su mirada de ella. Sus ojos eran de un azul muy brillante, tal vez se veían así por las lágrimas que brotaban de ellos, pero, de un modo u otro, eran hermosos, nunca había visto unos así, lo que lo llevó a preguntarse si el chip biónico ocasionaba ese color. Su respiración estaba agitada y su mirada confundida recorrió el lugar rápidamente.

— ¿Qué es esto? —Preguntó con voz temblorosa y, mirando a Joel, trató de levantarse, pero las esposas de los brazos no se lo permitían — ¿Por qué estoy amarrada? —dijo, con un nudo en la garganta.

Memorias PostergadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora