Capítulo 7

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Capítulo 7

—Buenas tardes, prototipo 8 —dijo la señora Kate, entrando a la sala blanca totalmente vacía.

—Mi nombre es Amara y me gustaría que me llamara así. Mire, yo comprendo su situación de líder y ese tipo de rescate de la vida y la muerte, pero, ¿qué es eso de vender recuerdos? No lo comprendo y me parece algo totalmente injusto y realmente no entiendo nada de lo que usted hace.

—Esto no tiene que ver con lo que yo haga o no, no les estoy vendiendo recuerdos; los estoy premiando, no todos tienen sueños como tú. Y decirles tanta información de una sola vez podría ser muy fuerte para ellos. Premiarlos con las peleas es una forma de darles a poco toda la información.

—¿Y a mí con qué me premiará, entonces?

—Tú no recuerdas todo, pero, si quisieras, podrías darle un recuerdo tuyo a otro de los biónicos. ¿Tienes otra cosa que reclamar? Mi tiempo es limitado.

— ¿Por qué me dieron veracidad?

—Para que no mientas —dijo con ironía—, tienes control mental, eso implica que puedes manipular las mentes, por eso te dimos esa habilidad, no queremos que nos manipules también a nosotros.

—Bueno, tiene sentido, pero eso no evita que lo haga.

—No, no lo evita pero nos ayuda a nosotros a darnos cuenta.

—Bien, no tengo nada más.

—Excelente, tanto como yo tengo horarios tú también debes cumplirlos. Si no me equivoco, hoy inicias tus clases de telepatía—dijo, revisando su tableta.

—Sí, así es, gracias por su tiempo señora Kate —dijo, recordando su papel de obediencia y salió de la sala.

—Gracias a ti, Amara —dijo aunque ella no la escuchara. —Como siempre, no dejas de sorprenderme.

En ese momento, al otro lado, detrás de las cámaras, Emily Jensen sintió como si una oleada de nostalgia le invadiera todo el cuerpo.

—Tengo que hablar con ella.

—Imposible —le dijo el otro asistente.

—Solo sé que tengo que hacerlo. Sea con su permiso o no. Ella tiene algo, algo que me hace sentir familiar como si... Sabes que es estúpido.

—Al fin dices algo con coherencia. Mira, llevamos estudiando a la niña toda la vida, eso es lo que te hace sentir así, hasta jugaban de pequeñas.

— ¿Jugamos de pequeñas?

—Sí, tenías como 10 años.

—Claro —respondió poco convencida al no recordar tener contacto alguno con la chica—. De todas formas, quiero hablar con ella más de cerca.

Amara caminó hasta la sala 34 A, abrió la puerta con el CM y se encontró con otra de las particulares salas blancas. Si no encontraba otro color, iba a comenzar a desesperarse de tanto blanco por todos lados. Durante el trayecto llegó a su mente otra pregunta, ¿dónde estaba? Desde que despertó, no había visto ni una sola ventana que mostrara la superficie. ¿Acaso las demás personas sabían de ellos? De ser así, ¿por qué no había cámaras o reporteros entrevistando estos descubrimientos? Tal vez el laboratorio era complicado, pero el mundo de afuera era lo que mas le inquietaba.

La puerta se abrió y apareció una figura femenina acercándose a ella.

—Hola, soy la doctora Williams—dijo, tendiéndole la mano con una gran sonrisa—. Soy la encargada de guiarte con tu estado psicológico, metal y la telepatía con Joel.

Memorias PostergadasWhere stories live. Discover now