Capítulo 17

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Capítulo 17

Un silencio enorme inundaba la sala donde se encontraban las gemelas. Su respiración era lenta y su mente parecía calmada.

La señora Kate miraba atentamente la pantalla. Sabía que ya casi no le quedaba tiempo.

—Inicien la simulación de coraje —dijo a uno de los asistentes.

Su lado humano se hizo presente en ese momento, sintiendo cierta pena por las chicas, pero a la vez, lo que más temía era que no la superaran.

Deyaneira comenzó a abrir los ojos, el lugar era oscuro, tal como otras simulaciones, por lo que se percató rápidamente de que se trataba de una de ellas.

Trató de levantarse, pero chocó su frente con un eslabón de madera. Frunció el ceño al notar el espacio estrecho en el que se encontraba, y comenzó a examinar algo alarmada la estructura. Podía sentir las rendijas de la madera y la forma rectangular del lugar donde se encontraba.

Su respiración no tardó en volverse agitada y su corazón comenzó a latir con rapidez. Quería llorar, pero sabía que no tenía tiempo para eso, el aire se le acabaría pronto si no encontraba forma de salir, cosa que le aterraba y aún le costaba asimilar el hecho de que había sido enterrada viva. Un miedo que se había formado a partir de estudiar la historia de eras antiguas.

Cerró su mano en un puño y la mordió tratando de no gritar.

—Eres inteligente —se dijo a sí misma—, puedes salir, puedes hacerlo.

Comenzó a examinar de nuevo el ataúd, buscando algún hoyo o algo que pudiera ayudarla, pero no encontraba nada. Solo podía sentir como una sustancia pegajosa y espesa comenzaba a escurrir desde las rendijas del ataúd.

El pavor le recorría todo el cuerpo, sus manos temblaban y las ganas incesantes de llorar estaban a punto de controlarla. El olor nauseabundo de aquel líquido le comenzaba a cubrir el cuerpo, y cada vez el aire se volvía más espeso, pero aun así, lo que más le aterraba era saber que pronto se quedaría sin aire.

Dio un fuerte grito con desesperación golpeando la parte de atrás de aquella madera, llenándose de aquella sustancia que tanto le molestaba.

Trató de relajarse, cerró los ojos y con el cuello de su traje cubrió su boca para que aquella sustancia no la asfixiada. Luego, comenzó a golpear la parte superior delataúd.

Tras varios golpes a aquella tablilla, logró romper una parte de ella, provocando que una avalancha le comenzara a caer encima. Pateó con fuerza el pedazo de madera y consiguió romperlo por completo, para, rápidamente, con su velocidad, escarbar en la tierra antes de que la aplastara.

Con una mano se logró sentir el viento y frío de la superficie, pero cuando intentó apoyar la otra mano para finalmente salir, todo comenzó a desvanecerse y ella cayó en un gran agujero.

Sintió un fuerte golpe contra el frío cemento en ese momento que la desconcertó por completo.

Al parecer, hoy la suerte no jugaba a su favor y la claustrofobia quería atormentarla constantemente.

Miró hacia arriba. Lo único que podía captar era la luz que resplandecía, el camino  hacia su salida o libertad, si es que después de eso no se encontraba otra pesadilla.

Suspiró y dio una patada a una de las paredes de aquel hoyo con furia. Su respiración era agitada, el sudor le recorría todo el cuerpo junto con aquella asquerosa sustancia de la que aún tenía restos y que también corría por las paredes.

Su labio inferior temblaba y por primera vez sintió cómo una lágrima buscaba escapar de su rostro . Su mente se encontraba en blanco, como si quisiera evitarlo todo. Como si tal vez, con tal de solo evitar el problema, este desaparecería; pero, a pesar de ello, muy en el fondo sabía que no sería así.

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