Epílogo

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Nadie ha entrado en la habitación desde que Keyra tuvo esa descompensación, hace exactamente dos semanas. Nadie lo ha hecho, porque están asustados de encontrar sus propios sentimientos ahí dentro. Incluyéndome.

—¿Vienes, Toff? —Liam pregunta antes de abrir la puerta.

—No, tal vez otro día, no lo sé.

Trago saliva y abro la puerta.

«Es sólo un dormitorio», me digo. «Sólo voy a ordenarlo.»

Las cortinas siguen cerradas y no permiten que entre ni tan siquiera una pizca de luz en la habitación. La cama está deshecha y hay algunas prendas en el suelo.

Louis y Liam se encargan de abrir las cortinas mientras yo me dejo caer sobre la cama. No sé si lo imagino, pero la almohadas despiden el olor de su perfume de duraznos cuando mi cuerpo rebota levemente en el colchón. ¿Es posible que su olor siga ahí después de dos semanas?

Los chicos y yo nos disponemos a recoger algunas cosas del suelo y ordenar los papeles sobre el escritorio. Hay un revoltijo de mis apuntes para los últimos exámenes y de dibujos de Keyra. Quiero botar a la basura todos sus relojes y conservar el resto de sus dibujos, pero no lo hago, porque ella probablemente se cruzaría de brazos y diría algo como «No tienes que reaccionar de esa manera, sólo son relojes, Niall.»

—Hey, Niall. Liam encontró esto. —anuncia de pronto mi amigo Louis, mostrándome una especie de cuaderno, pero pequeño.

—Gracias, Lou. —con dificultad trazo una sonrisa sobre mi rostro frío y estiro mi mano para recibirlo.

Estoy nervioso, no sé qué podría ser, pero hasta ahora parece ser lo único importante de ella en todo el fárrago que hay en la habitación.

Soplo levemente sobre la pequeña agenda, para quitarle un poco de polvos.

Lo abro con cuidado y un par de hojas caen al suelo. Todas están arrugadas por la humedad y un tanto amarillentas.

Me agacho ansioso y tomo las hojas, sólo son algunos dibujos.

Vuelvo al cuadernillo y noto de inmediato esa sofisticada manera de escribir cada letra.

Es su letra.

Mi corazón se siente un poco extraño al saber que aun tengo algo suyo conmigo, algo que para ella era importante, y la nostalgia no vuelve, porque jamás se ha ido, simplemente aumenta con cada rose sobre el desgastado objeto.

Comienzo por la primera página a leer, siguiendo cuidadosamente cada una de las palabras escritas...

«La alarma de mi telefono comenzó a sonar muy fuerte hoy por la mañana. Apenas había logrado conciliar el sueño un par de horas antes...»

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora