83

1.5K 101 21
                                    

Aquel día trasladan a Keyra a otro pabellón, donde se supone que debes estar cuando tu situación médica no es tan grave y no necesitas que te observen todo el tiempo. Tres días después le dan el alta y yo continúo visitándola cada día despues del período de clases.

Sólo queda una semana de instituto antes de que comiencen los exámenes. Todo parece normal, incluso yo me siento normal, y es eso precisamente lo que me aterra. Ni siquiera ha sido difícil concentrarme en las materias, ni conseguir todos los apuntes que me perdí durante los días en la clínica.

—Má, ¿podrías coger el teléfono? —exclamo desde mi habitación. El sonido de nuestro teléfono no es la cosa más tolerable en el mundo y yo no puedo perder el tiempo, pues en un rato debería estar acompañando a Keyra para tener su corte de cabello.

Suspiro cuando el aparato deja de sonar y escucho la agradable voz de mamá desde el primer piso decir «Hola». Mucho mejor. Una vez que termino de atar mis zapatillas, bajo las escaleras para tomar desayuno, pero me detengo al oír la voz de mamá prácticamente susurrar.

—Claro que me preocupo —dice—, come poco, habla poco, y pareciera que está en otro mundo, jamás me escucha. ¿Crees que esté paralizado con todo esto?

¿Está hablando de mí?

—No—dice después de una pausa—, bueno, tal vez debería llevarlo con un sicólogo una vez que todo termine. Dios, pienso en ello y se me ponen los pelos de punta, no quiero ver a mi hijo sufrir, pero sabes, es inevitable.

¿«Una vez que todo termine»?, ¿Qué significa eso? ¿Una vez que Keyra haya muerto? Continúo mi camino por las escaleras haciendo mucho ruido con mis pies hasta llegar abajo. Cuando paso junto a mamá, obviamente su voz comienza a sonar normal y está hablando de cualquier cosa, como si se tratara de una conversación casual con alguna de sus amigas.

Sólo estoy tratando de ser fuerte para ella. Eso es todo.

—Creo que no eres la única ansiosa por cortarte el cabello. —Susurro en el pelo de Keyra mientras caminamos a lo largo del centro comercial. Toffee y Mike no dejan de discutir sobre el lugar en que se encuentra la peluquería y se ven bastante graciosos.

Una mujer muy amable nos recibe cuando encontramos el local que Keyra quería específicamente. Admito que me siento muy nervioso cuando la peluquera rodea su pequeño cuello con una enorme capa negra y la ajusta en su nuca. Trago saliva y Keyra nos sonríe antes de concentrarse por completo en su reflejo en el espejo. En cuanto la mujer enciende la máquina cortadora, se me ponen los pelos de punta.

Esta es una de las cosas que me hacen totalmente consciente de lo que estoy viviendo. De cómo, una vez que Keyra deje de vivir, no volverá jamás. Pero incluso así, incluso estando aquí a unos metros de ella, observando cada pequeño mechón de pelo caer al rededor de la silla, aún no puedo imaginar una vida sin Keyra. No lo sé, simplemente no existe. Ni siquiera tengo en mente una vida triste o miserable. No tengo la capacidad de imaginarlo y punto.

Keyra se muerde los labios y pareciera que la piel bajo sus dientes se velve más y más blanca por cada montón de pelo que cae al suelo, como si la tensión de su cuerpo fuera en aumento. Su rostro no cambia apesar de la falta de cabello, tampoco cambia su belleza inifinita, ni todas las cosas que siento por ella.

Sin embargo, cuando la peluquera apaga la máquina y gira la silla de Keyra hacia nosotros, anunciando que ya está lista, me sorprendo de lo hermosa que ha quedado. Me refiero a la belleza que sólo ella tiene. Esa cosa exótica y algo infantil, pero a la vez atractiva e interesante. Es sólo que ahora puedo ver todo eso con mayor evidencia.

Will, Mimi y los chicos dicen «¡Guau!» al unísono, pero yo no puedo decir nada, porque sigo muy sorprendido por cómo ha quedado.

—Al menos mis ojos se ven más grandes ahora. —dice Keyra, encogiéndose de hombros como si necesitara defenderse.

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora