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No se supone que en una semana las cosas cambien demasiado. Pienso en qué tan diferente podría lucir Keyra cuando la vea de nuevo. Una semana es poco tiempo, pero su cabello está cayendo cada vez más rápido y su temperamento es extraño. Y yo la veo cada una semana. Me pregunto si estas semanas comenzarán a ir más rápido con el paso del tiempo.

Es miércoles en la noche y sigo jadeando después de dar vueltas que no conté al rededor de la cancha de atletismo. Hay demasiada neblina y se hace más evidente aún bajo los enormes focos que me apuntan y crean sombras de mí hacia todas partes mientras camino por el césped húmedo.

—¡Niall! —alguna chica me llama cuando estoy entrando al edificio de varones. Por un segundo fantaseo con que esa es la voz de Keyra y es ella quien me llama. Porque está aquí y va a clases como cualquier otra persona común de nuestra edad.

Es Megan.

—Hey —digo. Aún no me acostumbro a la Megan amable y tímida, aun que así y todo, la comprendo un poco.

—¿Cómo estás?

—Sudado —digo antes de que ella se acerque a darme un abrazo.

—Ya lo veo —se ríe. —Oye, sólo quería agradecerte por el viernes. Yo...Sigo muy avergonzada por todo. Además quería pedirte que por favor no comentes nada con nadie, tu sabes, ni siquiera con Toffee o Brandy.

¿Comentarlo con alguien? ¡Sólo un idiota lo haría! Megan no es nada parecido a una amiga para mí, pero, vamos, es una persona con sentimientos como todo el mundo, aunque alguna vez haya tenido dudas sobre eso. Nadie merece una humillación de ese tamaño. Por lo demás, no es asunto mío, como para comentarlo con alguien más.

—¿Estás bromeando? —pregunto. Mi ceño se frunce un poco. —Jamás me atrevería. Ni siquiera lo dudes.

Una sonrisa tímida se expande poco a poco en su rostro. ¿Han visto algo extremadamente raro alguna vez? Esto lo es, y mucho. Megan no sonreía de esa forma hasta hace un par de meses. Ella sólo sonreía con maldad, cuando algo cruel aparecía en su pequeña mente de villana.

—Gracias—dice.

—Sólo no me hagas esperar fuera de tu bño otra vez—bromeo. Comienzo a caminar por el pasillo y ella se apresura para alcanzarme.

—Oye, ¿cómo está Keyra?

La miro divertido.

—¿Realmente estás preguntando cómo está mi novia, Megan Benson? ¿Tú?

Megan rueda los ojos. —Sigue no agradándome, pero igualmente me preocupa.

—¿Puedo preguntar por qué no te agrada? —Siempre quise saber esto. Antes sólo no valía la pena averiguarlo, porque hablar con Megan era como un castigo.

—No puedo explicarlo —dice. —Simplemente no me agrada. No la odio, si es lo que te preocupa. Ella es simplemente la clase de personas con las que no quisiera pasar el tiempo.

Envidia. O simplemente se cree demasiado ruda como para una chica de bajo perfil como Keyra lo es.

—Está bien—digo al fin. No tengo ánimos de entrar en detalles, mucho menos con Megan. —Ha tenido días buenos y malos.

Al menos desde nuestra discusión el fin de semana pasado, Keyra ha sido muy agradable cada vez que hemos hablado por el teléfono.

—Todo va a salir bien. Lo sabes, ¿cierto?

Cada segundo que paso incerto en esta conversación, me sorprendo más de las cosas que dice y la manera en que me habla. ¡Que hace unos meses no la soportaba! Y ahora es tan amable y preocupada. ¿Sólo lo hace para agradecerme o devolverme el favor? ¿Ella hubiese acudido a cualquier persona que se haya cruzado en su camino el viernes o me buscó específicamente para pedir ayuda? Si ella me buscó, no podría explicarme por qué yo precisamente.

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora