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Llevo una semana de vacaciones, si es que así les puedo llamar. Cada día Keyra ha perdido más su fuerza, es increíble la rapidez con la que el cáncer se ha echo cargo de todo su cuerpo, pero no de su mente. Su fuerza mental y emocional sigue intacta, siempre está tranquila y lleva una pequeña sonrisa débil en sus labios.

Ayer por la noche volvió a subirle la temperatura y no ha hecho más que dormir por horas y horas, y yo he aprovechado el día para ayudar a Mimi a ordenar sus cosas en la habitación de invitados, pues Will y Mayra finalmente la convencieron de hospedarse aquí y no en un hotel caro.

Cada cierto rato voy a la habitación de Keyra para asegurarme de que esté bien, y durante horas su posición sobre la cama no cambiado ni un sólo milímetro. Toffee la despierta por la tarde para ayudarla a darse un baño, como en los últimos días, pues ella no tiene la fuerza suficiente en las piernas como para estar de pie en la ducha por mucho tiempo. Podría ser peligroso si se cae, por lo que Toff se encarga de ella y yo la ayudo a veces. Keyra dice que el baño es su momento favorito del día, cada vez que tiene la oportunidad.

Después de ese baño, vuelve a dormir profundamente y sólo se despierta por un segundo cuando yo apago la luz y me recuesto a su lado, al final del día. Entonces balbucea algo que no logro entender.

—Sigue durmiendo, bebé.

Ella asiente con la cabeza y se deja caer nuevamente sobre la almohada. Beso su frente, me acomodo y tiro de ella hacia mi con ambos brazos.

Su voz pequeña me despierta en mitad de la noche.

—¿Niall?

—¿Sí, amor? —pregunto al instante.

He desarrollado mi oído de una manera increíble durante las últimas semanas, pareciera que mi inconsciente está siempre alerta, esperando a que ella me despierte si algo pasa.

—Tengo mis regalos de Navidad —susurra.

Aún faltan cuatro días para Navidad, y deben cerca de las 4am, posiblemente está delirando.

—Sí, bebé, pero aún no es Navidad —digo. Beso su mejilla caliente y vuelvo a rodearla con mis brazos para acercarla a mi. —Vuelve a dormir, aún no es de día.

—Es que no los he puesto en el árbol.

—Mañana los pondremos, ¿sí?

Dejo caer mi cabeza sobre la almohada y cierro los ojos, esperando a que el sueño vuelva, pero Keyra insiste.

—¿Y qué tal si lo olvido?

—Yo lo recordaré.

No dice nada, pero su cuerpo se tensa. Espero que no esté a punto de vomitar.

—Necesito ponerlos bajo el árbol —solloza. —¿Qué tal si lo olvido?

Dios, no ahora. Ambos necesitamos dormir, ella tiene mucha fiebre y yo mucho cansancio. Aunque quisiera, no puedo sacarla de la cama así a esta hora.

—No llores, princesa. —Limpio la única lágrima que deja escapar y acaricio su mejilla. A pesar de que está todo oscuro, puedo notar su barbilla temblando levemente. Beso su frente delicadamente, para corroborar la alta temperatura de su cuerpo. —Tienes un poco de fiebre, no podemos sacarte de la cama si tienes fiebre.

—Es que tengo que poner mis regalos —llora. Me rompe el corazón verla luchar contra el llanto. Ni siquiera tiene sentido que sufra así por algo tan banal, no sabe de lo que está hablando y probablemente ni siquiera recuerde esto por la mañana. —No dejes que me de fiebre ahora, necesito poner mis regalos.

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora