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Cuando terminamos de comer, Keyra le dedica mucho tiempo a ordenar los platos en el lavavajillas y ponerlo a funcionar.

—No sé si quiero seguir viendo la película—dice. —Quiero decir, ni siquiera sé cómo comenzó, no puse atención ni un sólo minuto.

—No veamos esa tonta película—digo riéndome. —Confieso que desde un principio no quise verla.

Esperaba que se riera, pero en vez de eso, sus ojos se cerraron bruscamente y sus labios se funcieron. Ella realmente no va a llorar por lo que acabo de decir, ¿no es así?

—¿Dije algo malo? —pregunto, esperando cualquier reacción de su parte.

—No—dice. —Está comenzando a doler.

Oh, no.

—Siéntate—le digo.

—No, ya estoy bien. —suspira—. Ya estoy bien.

—Vamos arriba.

Si hoy es igual que muchas otras veces, el dolor sólo irá en incremento hasta que Keyra termine llorando. Will me ha dicho como son los dolores más fuertes, espero que hoy no sea así. La sigo escaleras arriba, su cuerpo está tan tenso, que incluso su mano aprieta un poco la mía.

No quiero ver esto. Will, llega pronto, por favor.

Keyra se recuesta en su cama y vuelve a apretar mucho sus ojos. Ella realmente está aguantándose las pequeñas punzadas de dolor en sus huesos, se ve tan débil, joder.

—Keyra, toma una ducha—ordeno. Will dijo que eso funcionaba, ¿no?

—No, estoy bien—dice, pero ni siquiera ella misma podría creer esa mentira.

—Keyra. Toma una ducha. —repito. —Vamos.

Entro al baño y enciendo el agua en el lado caliente. Keyra obedece y se mete al baño. Cierro la puerta conmigo afuera -por supuesto- y bajo las escaleras hasta la cocina nuevamente. Encuentro las tazas de café en el segundo intento y pongo agua caliente en el hervidor. Café, café... Aquí.

Marco el número de Will.

—Hola, Niall. ¿Todo está bien?

—Ah, si—digo, concentrado también en preparar el café—. Pero a Keyra ya comenzaron a dolerle los huesos. Está tomando una ducha caliente ahora y yo estoy preparando café para ella. Creo que de todos modos debería tener el ungüento de ibuprofeno a mano.

—Claro que sí. Está en mi armario. Puerta de la izquierda, abajo.

«Puerta de la izquierda, abajo» repito en mi mente.

—Yo estaré en casa en una hora o algo así, ¿okay?

—Está bien. Yo estaré cuidándola mientras llegas.

Pongo la taza de café sobre la mesita de luz de Key antes de ir a la habitación de Will. Es muy grande y bonita y todo parece estar en el lugar perfecto. Abro las puertas del armario y el ungüento salta a la vista. Deben usarlo muchísimo últimamente, claro que iba a estar en un lugar rápidamente accesible.

Sé que Keyra estuvo llorando ahí dentro cuando sale del baño, porque su rostro adquirió una tonalidad rosa debajo de sus ojos y están vidriosos. Odio verla llorar. Lo odio, joder. Lo odio.

—Ven aquí, bebé —Abro mis brazos para ella y se mete dentro. Se le escapa un hipo pequeño y cierra sus ojos mientras yo la rodeo con ellos y apoyo mi barbilla sobre su pelo. Se ve tan pequeña ahora. Digo, más de lo normal.

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora