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Por la noche me lanzo sobre mi cama y resoplo.

Estoy agotado.

Y apenas es Lunes. 

Enciendo la televisión en cualquier canal, porque en realidad no quiero verla, sólo tener algo de ruido que me acompañe. Tú sabes, esa falsa compañía que te producen las voces de los programas, sea cual sea. Odio el completo silencio, es algo desesperante y me provoca una especie de ahogo extraño en mis propios pensamientos, como si me encerraran o algo. 

Pienso en Megan. Y me dan escalofríos. ¿Por qué ella querría que la ayude con sus matemáticas? Le he dicho de la manera más cordial posible, que lamento no poder ayudarla, y que no sé de dónde lo ha sacado, pero que no soy bueno con los números -lo cual no es completamente cierto, pero tampoco es completamente falso-. 

No sé qué se traía entre manos realmente, pero ella no es la clase de chica transparente, a la que realmente le crees cuando se dirige a tí. Megan parece siempre querer decir algo por completo diferente a los que sus palabras comunican, como si todo tuviese un trasfondo. Es extraño, pero no me agrada, en serio. 

Por lo demás, pienso que su idea de recibir ayuda con las matemáticas como una oportunidad para coquetear es absurda. Es decir, ¡vamos! La vida no es una película de los 90's, ni vivimos en Chicas Malvadas, o como se llame. ¿Por qué las chicas a veces son tan... chicas?

La puerta se abre y Harry cruza el umbral. Se lanza sobre su cama, a sólo una mesita de luz de distancia de mí y suelta una gran cantidad de aire. Casi puedo imaginar sus pulmones desinflándose y aplastándose dentro de su cuerpo. 

—¿Pasa algo? 

—Hermano —dice su voz amortiguada por la la almohada en la que descansa su cara. —Brandy está loca. 

Keyra también lo está — pienso —Pero no me parece algo malo. 

—Estoy seguro de que las chicas nacen con una naturaleza bipolar o algo, porque no me explico que a veces esté tan felíz y otras tan... ah. Estoy cabreado. 

—Es tu mejor amiga, Harold. No puedes esperar que todo se de tan fácil. Digo, han sido amigos por mucho tiempo, probablemente esté dudosa. Sabes cómo son las chicas, dudan de todo.

Harry comienza a hablar sobre ella, pero no puedo concentrarme, porque me quedo pegado en la idea de las chicas y sus dudas y esas cosas. Es que Keyra no es tan chica. Ella no duda, sólo dice las cosas, sólo las hace, sólo no le importa lo demás. 

Puedo imaginarla en su habitación, sorprendiéndose por la torrencial lluvia, o cualquier otra cosa. Y me impresiona la manera en que literalmente cada vez que la veo está sonriendo, o la manera en que sobreanaliza todo, aunque no tenga ninguna clase de trascendencia en su vida o en la de cualquier otro. 

A juzgar por su actitud y su forma de ser, tengo la impresión de que su familia en San Clemente es extraordinaria. De esa clase de núcleo en el que se dicen cuánto se quieren cada vez que tienen la oportunidad. Esas familias en las que celebran todos y cada uno de los logros de sus hijos, ya sea saliendo a cenar, o simplemente viendo una buena pelicula en casa. 

Pero, hey. Ella ha dicho que no tiene hermanos, y su papá vive aquí en Londres. Por lo que, ¿sólo viviría con su madre en Estados Unidos? ¿Y su mamá con quién viviría ahora, que Keyra había venido a vivir aquí, con la familia de Toffee? 

 Un millar de nuevas preguntas sobre ella me invade. Me pregunto si ella será del tipo de persona que prefiere andar descalza por su habitación, o si su color favorito es el rosa, como lo es de la mayoría de las chicas que conozco. Tal vez Keyra odia el brócoli, o la zanahoria o dice palabrotas. Me pregunto si se enoja con facilidad, y si pone una foto de sí misma en su perfil de Facebook o la reemplaza por una imagen que le gusta, como una flor o un dibujo animado. 

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora