No sé si es el sonido melancólico en la voz de Toffee al decir eso o la forma en que se muerde los labios lo que me provoca una sensación de nostalgia enorme, pero tengo la necesidad de voltear rápidamente hacia la caja y buscar algo con qué distraerme de la corriente de sentimientos que amenazan con venir.

—¿Es plegable? —le pregunto al paciente sujeto que respondió a todas nuestras preguntas y me mostró cada modelo de atril durante treinta minutos hasta que me decidí por uno solo. Responder una pregunta más no le hará daño. ¿Cómo iba a saber que exstían tantos tipos de atril diferentes? ¡Es sólo una estructura de madera!

—Sí—dice. —No será un problema transportarlo, si es lo que te preocupa.

—Oh, genial.

Ya puedo tachar el atril de mis ideas para regalarle a mi novia en Navidad. Planeo conseguir también la discografía de los Backstreet Boys para ella, o , al menos, uno de sus discos. Keyra no tiene ni tan siquiera uno y espero tener suerte encontrando en venta los más antiguos.

More than words de Extreme comienza a sonar en el teléfono de Toffee mientras conduzco de vuelta a su casa. Se voltea hacia Liam antes de contestar y él sonríe como un bobo desde el asiento trasero.

—Déjame adivinar, ¿esa es su canción oficial? —le pregunto mientras Toff atiende la llamada. —¿Tú se la dedicaste a ella o algo así? —me río.

—No trates de ser el Señor anticursi aquí, amigo, en cuanto veas a Keyra vas a ser patético nuevamente.

Liam tiene un punto, lo admito, pero Keyra y yo no tenemos una canción oficial, por lo que no ha ganado del todo. Estoy a punto de decírselo cuando Toff interviene sin querer en nuestra conversación.

—Joder, no de nuevo —le dice a su mamá en el teléfono. Liam y yo la miramos automáticamente y esperamos a que diga algo. —Sí, vamos hacia allá ahora mismo, nos vemos ahí. Adiós mamá.

Da la casualidad de que estoy a punto de llegar a la esquina en que debería doblar hacia la izquierda si quiero ir a la casa de Toff y a la derecha si quiero dirigirme a la clínica. Algo me dice que tendré que doblar a la derecha.

—A la derecha, ¿no?

—Sí—dice. —Es sólo fiebre, nada grave.

—Gracias por aclararlo —suspiro.

Aquí vamos de nuevo.

Durante cuatro noches seguidas, Key ha tenido fiebre y no hace más que dormir y levantarse para hacer pís. No ha pasado noches en la clínica, sólo estuvo ahí cuando comenzó a subirle la tempratura, pero la enviaron rápidamente a casa, y desde entonces yo he dormido con ella.

Es difícil, cuando sabes que a nadie le molesta el hecho de que pases las noches con tu novia en su cama, porque ellos saben que está empeorando y que necesitan ser más permisivos. Toffee se ha mudado a la habitación de Tiffany y duerme con ella ahora. Probablemente sea así hasta que el Gran Día llegue.

Al quinto día Keyra mejora, pero no parece haber vuelto a la completa normalidad, pues sigue durmiendo bastante y se ve tan débil como los días en que estuvo afiebrada.

En cuanto a mí, básicamente estoy viviendo con los Hoult y voy a mi propia casa por las noches, a buscar algo de ropa y pasar el rato con mamá, sin embargo ella también viene a casa de Keyra de vez en cuando, pasa mucho tiempo con Mayra y Mimi ahora, al parecer se han hecho muy cercanas, ¿no es gracioso?

—Éstas son mis fotos favoritas en todo el mundo—dice Keyra una tarde, mientras pasa las imágenes en Facebook de aquel día en que canté para ella. Han pasado como tres semanas desde entonces, pero pareciera que han sido meses. Ella aún tenía energía hasta ese momento. —No sé si son las fotos en sí o el momento en que las tomaron.

Suspiro. Estamos sentados sobre nuestra cama, ella en medio de mis piernas estiradas. Se inclina hacia atrás para apoyarse en mi pecho y suspira también. La rodeo con mis brazos por la cintura y beso su cabeza. Su pelo ha crecido como medio centímetro ya.

—Tal vez sean las dos cosas—murmuro.

—Tal vez—dice. —Pienso que el tiempo debería medirse con fotografías.

—Pienso que estás loca—digo de vuelta.

Se ríe despacio, y puedo notar que está cansada. La última vez que tuvo revista médica Straw dijo que tendría que comenzar a tomar vitaminas para no sentirse tan débil. Eso no hizo muy felíz a Keyra, todos lo supimos cuando ella le respondió diciendo que era ridículo comenzar a tomar vitaminas para tener la energía suficiente para morir. Es irónico, porque estaba tan cansada cuando lo dijo, que su voz era apenas audible.

—¿Tomaste tus vitaminas hoy?

—Diablos—murmura—, olvidé decirle a papá que ya se me terminaron. Necesito una caja nueva.

Miro por la ventana para asegurarme de que no sea muy tarde para ir por ellas a la farmacia.

—Aún es de día, podría ir por ellas. Me tardaré muy poco.

—¿Puedo ir? —pregunta, mirándome con evidente esperanza. Han pasado algunos días desde la última vez que salimos a dar un paseo, pero cada día se le hace más difícil caminar largas distancias sin ayuda, aunque jamás lo admita. —Por favor, Niall. Por favor.

Podría abrigarse lo suficiente. De todos modos iré en auto y si pongo la calefacción ella estará bien. No tendrá que caminar más de veinte pasos desde el auto hasta la farmacia.

—Bien—digo al fin y disfruto de la enorme sonrisa en su rostro. —Pero tienes que abrigarte, ¿eh? Y si estás cansada, me esperas en el auto. No vas a caminar sin energía.

Me da una lo-que-sea mirada y se arrastra hasta el borde de la cama, entonces, con un pequeño impulso se pone de pie.

—Lento, bebé— le digo al darme cuenta de que está mareada ahora gracias a la rapidez con la que se levantó. Siempre le pasa ahora, y tenemos que recordarle todo el tiempo que debe hacer movimientos más lentos, pero es tan terca e insiste en que está perfectamente, que tiene energía y puede hacer lo que sea.

Keyra juega con mi teléfono mientras conduzco, porque por alguna razón no trajo consigo su propio celular.

—No esperaba que papá me dejara venir contigo—comenta, muy concentrada en el teléfono.

—Vamos, no es tan malo.

—No es malo—dice—, sólo es un miedoso llorón y cree que me moriré por cruzar el umbral de la puerta.

Me largo a reír después de su comentario y Keyra me apunta con el aparato.

—Esa es—dice— la risa más linda de todo el mundo. La risa de mi novio.

—¿Estás grabando? —pregunto. Desvío la mirada del camino para mirarla por un segundo y, efectivamente, está grabándome. —¡Hey!

—¿Qué? Sólo quería probar la cámara.

Ruedo los ojos, pero no digo nada.

—Oye.

—¿Sí? —pregunto.

—Te amo.

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Where stories live. Discover now