El hotel (El borrador)

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HOLA! AL FIN HE SOLUCIONADO EL PROBLEMILLA CON EL MALDITO VIRUS QUE CASI ACABA CON MI CARRERA COMO ESCRITORA XD. LA VERDAD ES QUE ENTRE QUE EL DOMINGO NO PUBLIQUÉ Y QUE EL ANTERIOR CAPITULO ME DEJÓ UN MAL SABOR DE BOCA OS HE ECHADO UN MONTÓN DE MENOS. BUENO, NO ME ENROLLO MÁS QUE SEGURO QUE ESTÁIS ANSIOS@S POR EL CAPÍTULO DE HOY. OS ADELANTO QUE ES SUPER LARGO PARA COMPENSAR LA ESPERA Y PASAN UN MONTÓN DE COSAS QUE QUIERO QUE ME COMENTÉIS. UN BESAZO Y COMO SIEMPRE GRACIAS POR LEER!!!

AAHH! SE ME OLVIDABA LO MÁS IMPORTANTE, ESTE CAPITULO VA DEDICADO POR ORDEN DE INSCRIPCIÓN EN MI CLUB DE FANS A: Sofi073, CatilaHello, orubio95 y Reimoon. UN BESAZO PARA ELLAS! MUAAAK!

AHORA SÍ.....

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Carol se despertó cuando las primeras luces del alba empezaban a colarse entre los agujeros de la persiana. Retirando el brazo de Alex, que descansaba por encima de ella, se escabulló de la cama sin hacer el menor ruido.

Recogió su ropa del suelo y se vistió en silencio, quedándose quieta al pie de la cama durante unos segundos para observar el cuerpo desnudo del joven, que bocabajo, aún dormía profundamente. Unos escalofríos le hicieron estremecerse cuando recordó fugazmente lo que, hacía solo unas horas, había pasado entre ambos allí mismo. Suspiró fuertemente intentando descongestionar sus pulmones, que víctima de los sentimientos que Alex le provocaba, parecían estar al borde del colapso.

Se aproximó a él y retiró uno de sus mechones rubios, que en ese momento le caían por el rostro. Después de contemplarle unos instantes y sin poder contenerse, decidió besarle suavemente en los labios. Procuró satisfacer su deseo con delicadeza para no despertarlo. La boca del chico pareció dibujar una leve sonrisa de felicidad cuando los labios de Carol tocaron los suyos, pero a pesar de un pequeño intento por despertar, continúo durmiendo.

Carol, lamentando tener que marcharse, se separó de la boca del joven y se dirigió hacia la puerta. Antes de salir se volvió para verle una última vez, dudó un momento más pero finalmente, giró el pomo de la puerta y salió.

Cruzó el desierto pasillo en dirección a las escaleras, pues pensó que la probabilidad de encontrase con alguien por éstas sería mucho menor. Así que, pasando de largo el ascensor, abrió las puertas de emergencia que las custodiaban y comenzó a bajarlas en dirección a la primera planta.

La puerta que se situaba frente a las escaleras por las que acababa de bajar Carol terminó de encajarse.

La noche anterior, Miranda había esperado a que Alex regresara a su habitación. Quería advertirle de los malos propósitos de Penélope. Sin embargo, sus intenciones se vieron truncadas, pues el hecho de que el muchacho regresara acompañado, había hecho que ésta pospusiera la charla. Pensándolo fríamente aquello supondría tener más tiempo para aclarar sus ideas con respecto a lo que le iba a decir exactamente. Debía sonar convincente, pero sin embargo, era consciente de que lo más probable era que Alex pensara que ella había inventado aquella historia simplemente por celos. Desesperada ante la idea de que él no la creyese, dejó resbalar su espalda por la pared, flexionando sus piernas hasta que sus nalgas se tocaron el suelo. Allí permaneció durante horas. Exactamente hasta unos momentos antes de que Carol cruzara el pasillo.

Al ver a Carol junto a las escaleras, comprobó que empezaba a amanecer. Se sorprendió de la cantidad de tiempo que había pasado sumergida en sus pensamientos, mientras esperaba a que el muchacho se quedara solo para poder hablar con él. Sin embargo, se sorprendió aun más al comprobar que los malos sentimientos que, habitualmente, Carol le producía hubiesen desaparecido. ¿Sería posible que el amor que sentía por Alex y el deseo de protegerle le hicieran cambiar de idea con respecto a la muchacha? Eso justificaría la ausencia de odio hacia ella. Quizás fuese tanto el que ahora sentía por Penélope que el de los demás se viera empañado.