¡Estúpido tú! #MEN3 (Sin editar)

Capítulo 20: ¿Qué escondes detrás?

Jazmín se ofreció a llevarme a casa de Ben, quien también se ofreció a buscarme para venir a su casa, pero solo acepte la invitación de mi prima porque en realidad necesito de sus palabras alentadoras con insultos incluidos.

Mi prima viene contándome la serie que vio, básicamente me está haciendo spoiler de la serie completa sin piedad alguna. Mi celular comienza a sonar sobre mis piernas, el nombre de Sophie se ilumina en la pantalla y Jazmín suelta un bufido.

—No le digas.

—Ay, si, Jazmín. Ya sé —respondo entornando los ojos. Atiendo la llamada— Hola Soph.

—Cómo eres la mejor prima del mundo mundial seguramente me sacaras de esta aburrición mortal que tengo, ¿no es así? —pregunta y puedo imaginármela con esa sonrisa que siempre pone cuando intenta conseguir algo.

—Mmm, hoy no. Estoy con Jazmín —pronuncia un "Oh" algo decepcionada y continuo hablando— ¿Y Dinah? —pregunto.

—Tiene cosas que hacer —responde desganada y se ríe secamente— Al parecer todos están ocupados. Creo que soy la única floja que no hace nada.

Me río sin saber que contestar a eso.

—Bueno, ¿crees que Brooke este desocupada? —pregunta.

—Posiblemente. No hable con en lo que va del día.

Evito mencionar que esta desconectada del maldito mundo. Quizás rompió su celular, conociendo a Brooke eso es lo más probable.

—Le hablaré entonces —canturrea ahora alegre— Adiós, Sky.

—Adiós, Soph.

Jazmín detiene el auto y escanea el vecindario. Miro mi reflejo por la pantalla de mi celular para asegurarme de estar bien. Sonrío satisfecha con mi apariencia y volteo para agradecerle a mi prima.

—Gracias por traerme —le digo sonriendo.

—De nada, pequeña perra. ¡Oh! —eleva sus cejas— ¿Tienes el diario?

—Sí, lo tengo. ¿Quieres que...?

—No, no. Solo quería saber —me interrumpe— Por cierto, debo contarte algo muy extraño que me ocurrió cuando fui al cementerio.

—Dímelo ahora.

—No, después.

—Oh, a veces te odio —le digo entrecerrando mis ojos y negando con la cabeza— Nos vemos luego.

Me acerco a la entrada de la casa de Ben. Es grande y de color marfil, para llegar a la puerta debo recorrer un camino de cerámicas grises. Volteo para ver si mi prima sigue allí, por si me arrepiento y le digo que volvamos a casa, pero no, ya se ha ido. Aprieto mis labios con una sonrisa y toco el timbre.

Espero unos dos minutos y la puerta es abierta por Ben. Quien al verme me sonríe muy contento. Puedo notar que su cabello esta mojado y su perfume no tarda en adentrarse en mis fosas nasales. Me gusta su perfume.

—Pasa, Harrison.

Hago lo que me ordena y escaneo la casa sin ser muy obvia. Puedo notar que las paredes son de un color verde oscuro y está decorada con cuadros abstractos. Pasamos a la sala y literalmente hasta el momento no encontré ninguna fotografía. Si estuviera en mi casa, creo que encontraría hasta fotografías en el baño, de no ser por papá que detiene un poco a mamá con los retratos.

Me siento en el sofá sintiendo como este se encuentra frio. Llevo falda, por lo tanto mis piernas están al descubierto. Ben me guiña un ojo.

—Enseguida vuelvo, Harrison.