—Sí. Es la última quimio de este ciclo, luego tengo tres semanas de descanso antes de comenzar con el siguiente.

—¿No ibas a decírme para ir contigo?

Se encoge de hombros.

—No lo había pensado.

Sé lo tonto que puede sonar, pero me molesta no ser incluído en su tratamiento cuando estoy disponible para acompañarla. Sus revistas médicas son durante el fin de semana en muy pocas ocasiones, por lo que aún con más razón ella debería hacérmelo saber.

—Esperaba que quisieras mi compañía.

—La quiero —asegura. —Es sólo... —se ve como si estuviera a punto de decir algo, pero lo cambia en el último segundo —Iba a decírtelo, simplemente lo olvidé.

—No es por lo que dije durante el día, ¿no es así?

—Por supuesto que no —dice. Me muestra una sonrisa forzada, tan distinta a su genuina sonrisa.

—Sí lo es —musito. «Esto consigues por no pensar antes de hablar» dispara mi conciencia. Sé que no tengo derecho a molestarme porque yo mismo causé esto, por lo que busco una manera de que comprenda que realmente me nace ir con ella mañana a la clínica. —¿Puedo acompañarte, bebé? —pregunto. Alcanzo su mejilla y la acaricio con mis nudillos.

Sus ojos se cierran automáticamente y sigue el movimiento de mi mano en torno a ella.

—Puedes—dice. Puedo adivinar que está pensando en algo por la forma en que su lengua hace una pequeña aparición a través de sus labios fruncidos. —Iré a clases este Lunes—dice al fin.

Me concentro en sonreír antes de sentirme excluído porque ella tampoco mencionó eso antes.

—Eso es bueno—digo.

Asiente. —Pero sólo será este Lunes. Sigo en eso de la observación—agrega y rueda los ojos.

Me río por lo gracioso que luce cuando pone esa expresión en su cara.

—¿Cómo es lo de la observación? —pregunto, insitándola a rodar los ojos nuevamente. Ella capta de inmediato y sólo repite el gesto, haciéndome reír más fuerte. —Hey, tú ibas a decir algo antes—recuerdo.

—Oh, no era nada—dice, evidentemente nerviosa.

—Venga, dímelo—digo. De pronto vuelvo a sentirme de buen humor.

—Promete que no vas a salir corriendo—pide.

—¿Por qué lo haría?

—Porque iba a decir que, uh... —se queda en completo silencio por más de lo que una persona normal haría en medio de una frase. Y de pronto suelta, en palabras rápida y caóticas: —estoycomoatándomeatí.

Se apresura a meter su cabeza en el hueco de mi cuello, haciéndome un poco de cosquillas con su pelo.

Me río, tanto por su reacción como por la extraña felicidad que lo que acaba de decir produce en mí.

—¿Qué significa eso exactamente? —pregunto. Este diálogo me ha pillado completamente desprevenido.

—Bueno, que... tú sabes, ¿cuando quieres a alguien y de pronto te encuentras a tí mismo completamente ligado a esa persona? No sé cómo explicarlo, Niall, no había sentido esto antes. Sólo... tengo, como, miedo de perderte—admite. Su voz suena extraña chocando contra mi cuello y su respiración me da escalofríos. —O algo así—agrega.

Me río con ternura. No puedo dejar de sonreír en este preciso momento. Yo la amo y sé que me convertiría en un ser completamente miserable si la perdiera, pero no había pensado en que ella podría sentirse de ese modo también. Por alguna razón había asumido inconscientemente que la quería mucho más de lo que ella me quiere a mí. Bueno, sigo pensándolo, pero ahora hay una brecha más pequeña entre sus sentimientos hacia mí y los míos hacia ella.

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora