Capítulo 38 |Primera|

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Gyunkajang — Corea del Sur

—Déjame volver a China.

ZanFu arqueó una ceja, cómico. —Pretendes... ¿Pretendes irte después del caos que ocasionaste? —Preguntó con tono burlón, pero de igual forma amenazante.

Kris inhaló gran cantidad de aire, inflando su pecho. —Si, padre...

Un hombre más entró a la habitación, y con una mirada sugerente, llamó la atención del anciano, que suspiro y le permitió acercarse a susurrarle lo que sea que le venía a informar.

—El muchacho está deshecho, pero los doctores trabajan en que recupere la conciencia. — Informó mirando levemente el informe del hospital.

Un atisbo de conmoción insoló en sus ojos, pero lo ocultó con un asentimiento áspero. —¿Qué hay del otro...? — Sugirió.

El tipo se ajustó a su audífono y recibió el ultimo informe. —No hemos podido separarle de él. Realmente...

El canoso hizo un ademán. —Está bien. — Cortó. —No vuelvas a ese lugar, y deja las cosas como estaban. — Asimiló, con pesar. Si el chico despertaba o no, esa cuestión ya no estaba en sus manos. Por lo que decidió hacerse a un lado, por la paz.

El sujeto pareció algo sorprendido, pero no dijo más, y se marchó.

Kris comprendió algo de esa charla, pues en el mundo en el que estaba las malas noticias viajaban mucho antes que una buena, y sabía que su padre estaba de alguna manera involucrado en salvarle, o por lo menos mantenerlo aun con un suspiro de vida. Quiso abrir la boca y expresar su lejano pesar.

Pero justo antes de que pueda seguir, el adulto realizó un ademán callándolo. —Quiero que hagas un trabajo para mí, si lo haces bien serás libre de hacer lo que se te plazca. Revuélcate con los niños que quieras, pero mantenlos lejos de la prensa. Ahora lárgate.

Kris permaneció en su mismo lugar. —Necesito viajar a China, sea con tu consentimiento o no.

ZanFu se giró sorprendido de su aun presencia. —Dije: Largo.

—Asumiré el castigo, que planeas, y de todas...— comenzó.

—Claro que lo harás. —cortó el adulto. —Has lo que te digo, y hazlo bien. Si es así, tal vez te permita marcharte, luego de esto.

Veinte minutos después...

Una ruda patada en el estómago fue contra él, casi como si estuviera jugando al futbol. El desagradable desván del edificio, las cajas de construcción y olor a cinta a desviva, era tanto plástico que dañaba su sentido. Había recibido más golpes de los que había podido contar. Su mejilla cortada por una llave que uno de los castigadores llevaba en los nudillos, rebalsaba hilos de sangre hasta su mandíbula rígida.

Apoyado de sus palmas y rodillas recuperó el aliento.

—¡Levántate, niño bonito! — Vociferó un hombre de más de dos metros, robusto y de descendencia alemana. El acento extranjero estaba casi descrito en sus palabras.

Kris se hincó en el suelo pegando su frente sudorosa sobre la superficie asquerosa. Intentaba regular su respiración y el punzante dolor en su espalda. La herida en su mejilla parecía infectarse.

—¡Vamos! No mereces ser un Wu. — Otro de raza tailandesa animo al rubio a dejar de actuar como un marica.

En total tres hombres expertos en tortura, habían sido los encargados de castigar al primogénito Wu. El rubio se deshizo de su maltrecho y ensangrentado bivirí y aun adolorido optó por una postura desafiante. Con el mentón abajo y la mirada fija y fría y sonrió de lado.

-The Mechanic- |EXO|Where stories live. Discover now