-The Mechanic- |EXO|

Capítulo 33

33

[Flashback]

El moreno suspiró por enésima vez, los jueguitos de su celular no eran lo suficiente entretenidos como para no cabecear, del sueño. No se oía nada salvo la música infantil del Video Game "Mario cars". En realidad, ese lugar era muy silencioso y aterrador, el mismo almacén donde se encontró con ZanFu, ubicado en la carretera 66; de Gyunkajang, el desierto del sur. No tenía vecinos, ya que era la única propiedad justo en medio de la nada.

Cerró los ojos tirando la cabeza hacia atrás. El motor del auto estaba apagado, pero incluso de esa manera, podía sentir su cuerpo vibrar ligeramente.

"Aun puedo sentir sus manos sobre mi espalda... 

Y su aroma"

Intentaba mantenerse conectado al mundo real, pero sus recuerdos de la noche anterior, en el baño de aquel bar, arremetían con fuerza en su cabeza. Estaba tan entretenido en revivir aquella noche que no prestó atención a la llamada que recibió su jefe.

—¿Qué sucede? — Contestó simplemente el señor Wu, entrando a la camioneta, con el auricular en la oreja, mientras limpiaba la sangre de sus nudillos con un pañuelo de seda.

El silencio ameritó la respuesta desde la otra línea.

Kai miró de reojo por el retrovisor cuando, Wu encestó su puño contra la puertilla.

—¿Qué dices? —Gruñó enfurecido.

—Disculpe señor, pero se detectó un movimiento en una cuenta de su hijo. Se le vio salir esta mañana de un hotel. El "Devilamons." — Anunció uno de sus trabajadores.

—Kai, andando. —Indicó hecho una furia.

El menor encendió el motor rápidamente, pero logró ver por el espejo de la izquierda, como algunos subordinados arrastraban un costal sospechoso hacia otra camioneta. Se hizo de la vista gorda acelerando.

¿Realmente sabía en lo que se estaba metiendo?

Bufó, en esos momentos solo deseaba abrazar a Kyungsoo, y volver al tiempo donde eran tan pacíficos y agradables.

"Kyungsoo hyung, sal de mi mente."

Carraspeó al notar la nueva ubicación en el GPS del coche.

"¿No es ese...?"

ZanFu parecía querer incendiar un pueblo con un soplete.

—Señor... — Kai inició, algo dudoso.

—Conduce. — Le cortó mirando por la ventanilla.

—Si, señor. — Murmuró.

En sus tres años de servicio, no había visto al señor Wu ZanFu tan furioso como en ese momento. Ni siquiera hace un año, cuando una carga de cocaína se truncó en puerto Macedonia por una mano enemiga, todos los implicados habían sido ejecutados justo frente de un panteón y bajos sus propias órdenes.

La dirección del GPS lo llevó justo a los barrios bajos de Seúl.

Jongin había presenciado como los hombres de Wu arrastraban a Luhan dentro de una camioneta y como cuatro sujetos machacaban al muchacho, que intentaba con todas sus fuerzas alcanzar al rubio, y no parpadeó ni siquiera. El tiempo junto a Wu ZanFu le habían hecho los nervios de acero, y aunque creyera que era algo injusto y despreciable. Simplemente murmuró. —Señor, ¿deberíamos volver?