Capítulo XXXV

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El matrimonio se encuentra en la cocina sentados uno frente al otro, después de que Hongbin negara decir algo más se alejaron de la habitación, Taekwoon quiere una explicación y Wonsik parece dispuesto a dársela.

—Ahora mismo soy dos personas a la vez ¿Puedes entender eso? —sus ojos se encuentran y ninguno dice nada creando una incómoda atmosfera. Wonsik suspira y desliza su mano sobre la mesa hasta alcanzar la de su esposo, sus dedos le acarician la palma y luego se enrollan en un gesto que es rápidamente correspondido—. Tengo recuerdos de haber vivido dos veces casi la misma vida pero siguen siendo diferentes recuerdos. Ahora no sé si soy el de hace una hora o el de hace cinco días, no sé, mi cabeza... siento que va a explotar.

Ravi baja la mirada a su taza vacía, siente un nudo en la garganta así que se lleva una mano allí como si pudiera quitarse las ataduras. Vuelven los palpitares en su cabeza y aumentan sus ganas de llorar. Él seguro era el peor de todas las generaciones de magos. Un apretón en la mano y unas cálidas caricias en su mejilla lo hacen levantar la vista para fijar sus ojos en las del individuo trente a él.

—¿Por qué hablas de ti mismo como si fueras dos personas? Yo estoy viendo a sólo una persona frente a mí. Eres Jung Wonsik, mi felicidad, mi tristeza, mi locura y mi cordura, mi esposo. Eres la persona con la que construí mi vida y con la que quiero caminar hasta el último día de ella —esas palabras dichas con tanto sentimiento por la persona que más quiere en el mundo es suficiente para romper esa barrera de protección que llevaba consigo, de auto negación a la tristeza y de fuerza ante cualquier angustia.

—No digas eso, yo no soy... no soy el mismo —su voz se corta mientras sus ojos se llenan de lágrimas—. Ahora entiendo porque Bom estaba tan mal. Nosotros, todo esto no debería ser así... nada... ya nada existe y no puedo hacer nada para cambiarlo —toma un bocanada profunda de aire pero se le corta a la mitad y la primera lagrima cae—, todo está mal, tú no eres él, no eres ese hombre con el que estuve todos estos años —cierra los ojos sintiendo finas gotas deslizarse por sus mejillas, se muerde el labio para ahogar los sollozos intentando de forma estúpida ocultar su dolor, pero al sentir unos fuertes brazos rodear su cuello y una gentil mano acariciar con cariño sus cabellos deja salir todo ese dolor. Sintiendo su corazón bombear con rapidez gime y chilla mientras lagrimas caen de sus ojos, desesperado se aferra a la cintura de Leo, con ambos brazos, con las manos hechas puños sobre su remera intentando aferrarse a esa realidad, a lo único por lo que sufre—. No, no... no eres él... yo lo maté, él ya no existe por mi culpa... no existe...

Taek Woon, se estremece y a duras penas aguanta las lágrimas de dolor al ver así a su esposo, ese que fue tan fuerte y alegre siempre, el mismo que ahora se aferra a su cintura y llora como un niño pequeño. Lo deja desahogarse, sin importarle todas las preguntas que rondan en su cabeza, su chico estaba mal y él sería su lugar de consuelo.

Minutos después, al haber calmado todo llanto se quedan simplemente sentados en el suelo, enredados en un abrazo reconfortante. Leo, apoyado contra la pared, atrae aún más contra su pecho a Ravi, éste está acurrucado entre sus piernas y la cabeza descansando entre su hombro y su cuello. Como una de sus piernas pasa sobre las de Wonsik, éste se toma el lujo de acariciarle el muslo con movimientos circulares usando sólo los dedos.

—No entiendo —susurra Leo—, ¿Me explicas con palabras entendibles?

Ravi sonríe y se separa de su cómodo sitio, agarra una mano del azabache antes de ponerse en pie e ir a los sillones. Una vez acomodados en el sillón más largo el mago comienza con la explicación.

—Soy Jung Wonsik, tengo treinta y cinco años, soy la reencarnación del Dios Hades y vengo de otro mundo —se presenta extendiendo su mano, Leo frunce el ceño confundido, pero al ver la sonrisa de otro también sonríe y acepta su mano.

Por Obra de ArteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora