Capítulo VIII

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Me acerco al auto y encuentro al chofer durmiendo, le golpeo el vidrio y él salta asustado, al verme enseguida destranca la puerta.

—Lo siento, de verdad seños, no volverá a ocurrir —se disculpa apenas subo, muevo la mano para restarle importancia.

—¿Puedes llevarme con Ken? —él asiente enseguida para después arrancar el vehículo. Mi celular vibra en el bolsillo así que lo saca encontrándome con un llamado de Wonsik, así la tengo agendada ¿Acaso no hay amor en nuestra relación? Un "Amorcito" o "Wonshikkie". Sonrio y niego con la cabeza, no soy para nada romántico con mi esposa. Sin perder más tiempo la atiendo— ¿Sí?

"¿Es verdad que fuiste a visitar a Hyuk? ¿No te conto nada sobre nosotros?"

—Sí y no, no quiso contarme nada de nosotros —frunzo el ceño extrañado mientras miro por la ventana. Ella suspira aliviada.

"Mejor así. Eso es algo que yo quiero contarte" ahora suena animada "¿Estas yendo para casa?"

—No, iré a ver a Ken.

"Muy bien, te espero en casa. Adiós" suena tan animada que no puedo evitar imaginármela con una sonrisa diciéndome eso.

—Bien. Adiós —le digo antes de cortar la llamada, sonrio y justo en ese momento el auto se detiene en un semáforo. Por el retrovisor Zelo me mira sorprendido— ¿Qué pasa? —pregunto tranquilo, él se tensa y mira hacia delante quedando duro como un robot—. Oye.

—Lo siento —suena asustado, ladeo la cabeza extrañado, él arranca el auto antes de continuar—. Es raro verle sonreír de esa forma —no quita su vista de la calle. ¿Tan malo era antes?

—Soy como alguien nuevo ahora, ¿No? —pregunto divertido, Zelo sonríe y asiente—. Entonces, olvidemos todo lo del pasado y seamos amigos.

El resto del camino nos la pasamos hablando, me entero un poco de él, ahora sé que estudiaba en la universidad para ser guionista pero la dejo cuando su padre murió, el hombre dejo atrás a una mujer y dos gemelas de 5 años, entonces él tuvo que ser el sustento de su familia, es así como termino trabajando como chofer. También me conto que yo le di el empleo cuando en realidad él apenas sabia lo básico para manejar, está muy agradecido conmigo por eso ya que le enseñe lo que necesitaba para ser un buen chofer.

Eso significa que yo cambie con el tiempo, antes era bueno pero ahora ya no.

No tuvimos más tiempo de hablar porque llegamos a la casa de Ken. Le digo que puede ir a donde quiera, que le mandare un mensaje cuando quiera que venga a recogerme, se le iluminan los ojos por mis palabras. Supongo que no es lindo quedarse ahí esperando.

Bajo del auto y camino hasta la entrada. La verdad es que me esperaba algo más grande, no digo que no sea bonita, la casa es muy bonita pero bastante pequeña, como la de alguien soltero y de salario regular. Al tocar el timbre escucho su grito de que ya me atenderá, pero cuando abre la puerta no es él quien me atiende sino Hakyeon, le miro extrañado y ella sonríe feliz.

—¡Leo! —dice emocionada mientras extiende sus brazos y se acerca como si me fuera a abrazar pero se contiene—. Casi te salto encima —se ríe de ella misma— ¡Vamos! Te mostrare algo —sin que pueda decir nada, me agarra de la mano y me arrastra dentro de casa. Caminamos tan deprisa que no logro ver el cuadro, colgado de una cuerda, y me golpea lo la frente. A ella no le golpeo porque es más bajita—. Cuidado, el cuadro —me dice divertida, me llevo una mano a la zona golpeada y le fulmino con la mirada a ella y al cuadro ¿Quién cuelga un cuadro en medio del camino?

—¿Y Ken? —aun me duele, creo que la punta golpeo justo mi frente.

—Siempre te chocas con eso —se burla de mí ignorando mi pregunta, ella sonríe y vuelve a jalarme de la mano—. Ken es un genio, está haciendo una Obra de Arte.

Por Obra de ArteWhere stories live. Discover now