Capítulo XXIV

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Al pasar el cuarto cumpleaños de Hongbin, los cambios comenzaron a verse.

El niño entendía las cosas demasiado rápido por esa razón se grababa todo lo que veía en la televisión. Eso no era malo, el problema radicaba en que cuando soñaba balbuceaba palabras y eso ocasionaba que hiciera hechizos sin ser consiente. La primera vez que sucedió Leo y Ravi despertaron en una cama de chocolate y crema, la casa por dentro era un paraíso dulce; las paredes echas de galletas, el suelo de caramelo y las demás cosas hechos de algodón de azúcar. La habitación de Hongbin era lo mejor: una gran cama de gomita, el suelo, las paredes, almohadas, todo era de gomita dulce.

Wonsik podía encargarse de eso no era un gran hechizo así que él podría imponer uno con más poder sobre el del niño, pero primero disfrutaría junto a su hijo en ese paraíso de azúcar. Y aunque Taekwoon quiso verse como el adulto regañándolos termino subiendo varios kilos por consumir tanta azúcar en un mismo día.

Leo ya cumplía sus treinta, era un buen momento para ir al servicio militar, pero Ravi hizo trampa, logrando cambiar los registros de ambos, quedo como si ya habrían ido cuando en realidad nunca fue así. Nadie se daría cuenta, a parte de todos sus conocidos, cosa que podía solucionarse con un hechizo inofensivo.

Varias semanas después.

Ravi se asusta al despertar junto a un león en la cama pero de inmediato confirma que es su esposo transformado, ya que golpeo al animal y éste le gruño antes de seguir durmiendo, sólo Leo podía ser tan despistado por las mañanas como para no darse cuenta de su condición.

Al salir de la habitación deja la puerta abierta, no quería que por la desesperación el gatito destrozara todo intentando abrir la puerta a la fuerza, es mejor prevenir, conocía a Leo demasiado bien como para saber que entraría en pánico al verse así.

Llega hasta la puerta de la habitación de su hijo, la abre y comprueba que el pequeño sigue dormido así que lo deja descansar. Se encamina al baño y luego a la cocina.

Hongbin, despierta sobresaltado, su vista se enfoca en diferentes puntos corroborando que el moustro no esté allí, se sienta en la cama y suspira aliviado cuando no lo ve. Sólo fue una pesadilla. Su cabeza duele y su cuerpo se siente muy débil así que decide volver a acostarse, esperara a que uno de sus padres venga a buscarle, cierra los ojos dispuesto a seguir durmiendo, pero un gruñido paraliza su cuerpo. De inmediato abre los ojos, recibiendo como flashes los recuerdos de su pesadilla. Tiembla del miedo y se lleva ambas manos a la cabeza, le duele, su sien palpita por la fiebre. Escucha el rechinar de la puerta al abrirse. Wonsik, había olvidado cerrarla. Hongbin, traga saliva y dirige su mirada a la entrada de la habitación, en donde logra ver una inmensa sombra que proviene de su más fuerte miedo.

Un grito de horror se escucha por toda la casa, alarmando no sólo a Wonsik sino a los vecinos de la zona. El chico de cabellos blancos corre a toda velocidad hacia la habitación de su hijo. Al llegar se espera lo peor pero se encuentra con una escena muy particular: Hongbin grita y tira todos los objetos que encuentra al león, que sólo quería darle cariño con sus filosas garras.

—¡No! Abajo —grita Ravi cuando ve al león intentar subir a la cama del pequeño—. Gatito malo —le regaña aguantando la risa, sabe que Leo puede entenderle y lo confirma cuando recibe un gruñido de su parte.

El león se aleja sin dejar de clavarle la mirada al mayor, entonces Hongbin aprovecha y se lanza a los brazos de su padre, sin importarle el dolor de cabeza y lo débil que está su cuerpo, del susto pudo juntar fuerzas.

—Binnie tienes fiebre —Wonsik, preocupa al sentir el cuerpo tembloroso y caliente del pequeño,

—Sácame de aquí, sácame, por favor —ruega Hongbin aferrándose con todas sus fuerzas al cuello de su padre.

Por Obra de ArteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora