Capítulo XXXIII

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A fines de ese mes, Leo se dio cuenta de algo que no lo había preocupado hasta ahora, pronto seria el cumpleaños número once de Hongbin. Con ello venían los recuerdos de lo mal que la paso esos cinco días en otra dimensión.

¿Y si la historia se repetía?

Se lo comento a Wonsik, pero éste le aseguro que no iba a suceder lo mismo porque ahora él podía recordar e impedirlo. Eso no lo tranquilizo para nada, es más, lo tenía alerta a cualquier cosa. Desde el segundo en que el día comenzó no pudo pegar los ojos, que sí, debía dormir, pero no podía de la preocupación. Lo más probable es que si sucedía seria por la noche, tenía la certeza de eso así que se dejó llevar por los brazos de su esposo cayendo en un profundo sueño.

Por la mañana despertó solo.

Sin siquiera razonar sale corriendo de la habitación en busca de sus dos amores, recorre toda la casa, cada rincón, los llama con desesperación dándose cuenta de que está completamente solo. El nerviosismo y el miedo se apoderan de su cuerpo, se repetía una y otra vez que no podía estar pasando.

¿Qué estaría pasando? ¿Qué desaparecieran de la nada? ¿O seria como la vez que despertó en otra dimensión? ¿Cómo? ¿Por qué? Son las preguntas que rondan su cabeza.

Con el corazón a mil vuelve a la habitación por su celular, llama insistente a su pareja, una y otra vez, hasta que le atiende.

"Buenos días, amor" siente su alma volverle al cuerpo solo con escuchar esa voz tan alegre.

"¡Wonsik! ¡Maldito hijo de puta! ¿Dónde mierda estás? ¿Hongbin está contigo?"

"Estoy en el supermercado con los chicos y sí, Binnie está conmigo. Que amoroso estas hoy, yo también te amo"

"¡Yo te odio! Estúpido, no sabes lo preocupado que estaba. Maldito infeliz" molesto ahoga un sollozo.

"¿Estás llorando?" pregunta preocupado y conmovido, se muerde el labio para no decir un montón de cursilerías. Hyuk levanta los dedos pulgares en comprensión antes de alejarse con el carrito de compras. Le agradece internamente y camina con rapidez hacia el exterior del local mientras escucha los insultos de su hámster "Quise dejarte dormir por lo estresado que te veías ayer pero no pensé que te podrías así. Si quieres puedo ir ahora y llenarte de mi amor" lo escucha reír y murmurar otro insulto.

"Estoy bien... sólo creí que... no sé qué estaba pensando. Apresúrate, te necesito conmigo" se deja caer en la cama un poco más aliviado, al voltear ve el collar azul sobre la almohada. "Dejaste el collar"

"Pensé que estaría mejor contigo, después de todo tú eres el único que recuerda" ambos sonríe y quedan en silencio por unos segundos. "Cuando vuelva ¿Nos damos un baño juntos?"

"No sé, depende de que me traigas"

"Tengo dos bolas dulces, de esas que te encantan" bromea con un tono picaron sacándole una carcajada al mayor.

"Que sea con el paquete entero, el que viene con una sabrosa paleta helada"

"Una anciana acaba de mirarme mal y ha dicho que soy un degenerado, todo por tu culpa" ambos se ríen por lo dicho. "Te dejo, hámster. Tengo que cuidar a esos tres o puede que compren toda la tienda".

"Ok. También te amo" lanza besos a la pantalla de su celular y corta.


(...)


—¡Papa! —grita Hongbin al entrar a la casa, Leo deja de tocar el piano y se pone de pie al encuentro de su asustado hijo—. Papá R dijo que te sentías mal —comenta el menor interceptándolo en el pasillo y abrazándolo por la cintura. A sus once años recién cumplidos era tan alto que su cabeza le llegaba al pecho del mayor.

Por Obra de ArteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora