Capítulo XIV

238 52 22
                                    

1(4)


—¡Hongbin, lo hiciste! —me recibe con un fuerte abrazo apenas cruzo el portal.

—¿Cómo lo sabes? —pregunto sorprendido, al verle entiendo porqué, ya no tiene los tatuajes y sus ojos ya no son rojos.

—Algo de mis poderes se fueron eso significa que lograste darle el collar a Leo —explica con una sonrisa, sus colmillos ya no están pero aún tiene esas garras horribles. Vuelve a abrazarme, enseguida rodeo con mis brazos su cuello cuando siento que dará vueltas junto a mí, ambos reímos a carcajadas felices de haber logrado el primer paso—. Hueles a alcohol —se detiene de repente y toda mi felicidad desaparece.

Va a castigarme.

Cenamos entre chistes y juegos tontos. Más tarde dormimos en la misma cama, no era nada raro eso, siempre me metía en su cama cuando 'tenía miedo', era mi excusa para dormir con ellos.

Al levantarme por la mañana, no me queda de otra que despertarle para que me haga el desayuno o que lo vaya a robar.

—Escúchame bien, bebé —le miro mal cuando me llama así, él se ríe de mí y despeina mis cabellos.

—¡Detesto que me trates como a un niño! Sólo papá L puede hacerlo —digo haciendo un puchero, papá suelta una carcajada antes de seguir con su explicación.

—Ok, ok. Hongbin, aún tenemos tiempo, tienes que volver, gracias a la brecha será mucho más fácil. Ahora es tu turno de cuidarle —asiento con la cabeza mientras bebo mi leche chocolatada—, fíjate que no cometa una locura, papá solía ser muy impulsivo antes —suspira cansado—. Tener otros recuerdos y estar en otro mundo lo dejara muy mal, así que de a poco lo empujaremos a la desesperación. Cuando alguien está desesperado y tiene en mente sólo una cosa los deseos siempre son más poderosos.

—Por eso es que mi deseo creo tanto caos —susurro mirando el color marrón sabroso de mi chocolate caliente.

—Sí, pequeño —alborota mis cabellos logrando que le mire mal, papá R es mi cómplice, es más como un amigo que un padre por eso no me gusta que me trate como a un niño—. Tienes un bigote de chocolate —se ríe de mí apuntándome con su dedo, siento mis mejillas arder y con rapidez me limpio el labio—. No sé cómo pase el tiempo, aquí puede pasar dos horas pero allá un día, así que deberás pasarte todo el día con él. Cuando esté solo, de forma casual, debes entregarle mi otro objeto, es mejor que tenga la mayoría de mis poderes, sólo para estar seguros —sus ojos están fijos en mí esperando que le haya entendido algo, asiento con la cabeza y él sonríe.

—¿Me darás otro objeto? —Termino de beber mi chocolatada y relamo mis labios, papá me extiende una flor azul, que sacó del bolsillo de su pantalón ¿Qué rayos?— ¿Es eso? ¿Por qué algo tan inofensivo?

—Nadie imaginaria que dentro de algo tan inofensivo se encuentre un inmenso poder —sus ojos brilla por unos segundos de un color rojo—. Y pensar que algo tan bonito contiene tanta maldad —agacho la mirada. Papá siempre vio sus poderes como una maldición, al igual que yo—. Toma —levanto la vista y agarro la flor con cuidado—, tranquilo, no importa lo que le hagas esa flor jamás se destruirá, puedes quemarla o aplastarla pero apenas pisques y estará hermosa como siempre —asegura quitándole uno de los pétalos para demostrármelo, apenas lo hace y otro pétalo aparece de donde saco ese.

La magia llega a ser muy bonita a veces.

El pétalo que arranco se hace polvo y desaparece. Respiro profundo para relajar mi cuerpo y mi mente. Aún tengo muchas cosas que hacer, debo cuidar de papá y entregarle el objeto.

Minutos más tarde me arreglo para ir con papá L, media hora después me encuentro listo.

—Tenemos más de 24 horas, puedes ir con tranquilidad —me dice él, asiento con la cabeza antes de atravesar el portal.


(...)


Unas horas más tarde, vuelvo sintiéndome muy mal. Papá R me mira y se arrodilla frente a mí.

—¿Qué paso? —pregunta preocupado, agacho la mirada.

—Le entregue la flor... pero creo... creo que ya es muy tarde —él me agarra de los hombros y me mira a los ojos.

—¿Por qué dices eso? Aún tenemos tiempo.

—Es que papá L se ve feliz allá, creo que se está resignando, no sabe cómo volver así que no le ve el caso.

—No digas eso hermoso, papá estará de nuevo con nosotros. Él nos ama —lo dice con tanta seguridad, sonríe y toca mi nariz en un gesto tonto de cariño—. Si es como dices, debemos ayudarlo —no entiendo sus palabras, se pone de pie y me sonríe— ¿Me veo guapo? —pregunta arreglándose un poco el cabello, asiento con la cabeza. Ya no tiene los tatuajes, ni los colmillos y garras, ahora se ve como antes—. Yo me encargare a partir de ahora, debes enviarme con papá ya que no tengo mis poderes —ahora entiendo porque se ve tan normal, asiento con la cabeza.

—Papá L está dormido —aseguro, antes de irme comprobé que todos estuvieran dormidos.

—Perfecto, voy a entrar en uno de sus sueños, lo que hare será muy malo pero no tenemos de otra —le miro confundido, papá siempre habla de forma que no entiendo—. Sé que Leo sufrió mucho estos días por nuestra culpa, pero si lo que dices es verdad, entonces tengo que presentarme ante él y hacerle sentir nuestro amor, le voy a mentir pero no tengo de otra. Tú debes calcular el tiempo y traerme de regreso en el momento exacto.

—¿Y si me equivoco?

—No lo harás, confió en ti —sonríe sincero y acaricia mis cabellos.

—Eso no me tranquiliza para nada —digo haciendo un puchero, él se ríe antes de entregarme su reloj— ¿Quince minutos?

—Mejor diez.

Susurro unas palabras para conducirlo al sueño de papá L, cuando él cruza el portal no despego mi vista del reloj, calculando los segundos que faltan para traerlo de vuelta. Tengo que hacer bien las cosas, ya no meter la pata como siempre. Esto es por el bien de todos.

Papá L perdónanos tu sufrimiento.


(...)


Al pasar los diez minutos abro un portal y enseguida papá R lo traspasa, pero no se detiene, sigue su camino hasta afuera de la cabaña, se sienta en la pequeña escalera y se tapa la cara con ambas manos. A pasos silenciosos camino hacia él escuchando sus sollozos, muerdo mi labio mientras me agacho a su altura, rodeo con mis brazos su pecho y pego la mejilla a su espalda sintiendo las vibraciones de su cuerpo. Verlo así me hace tan mal, papá R siempre se mostró como alguien fuerte. Debió suceder algo muy malo como para que él este así.

—Todo estará bien, papá —digo con la voz más suave que tengo, él reprime sus sollozos y acaricia una de mis manos.

Todo volverá a ser como era antes, estoy seguro de eso.





.-'-.-'-.-'-.-'-.-'-.-'-.-'-.-'-.-'-.-'-.-'-.

Aquí termina la perspectiva de Hongbin, quizás en algún momento vuelva.

El cap quedo muy corto, pero tampoco queria agregarle algo innecesario.

Por Obra de ArteWhere stories live. Discover now