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—¡Santa mierda! ¡Tienes que estar bromeando! —Exclamo, escapándose una risa junto con mis palabras cuando veo a Keyra empuñar su mano y golpear directamente en la mandíbula de Hornmann. No puedo evitar que una parte de mi piense «Esa es mi chica». 

—¿Qué? ¿Qué pasa? —Pregunta Harry nervioso. 

—¡Keyra acaba de golpear a Hornmann! Ahora él le está gritando —relato. Harry se levanta y llega a mi lado en dos pasos, empujándome un poco para hacerse espacio.

«¡¿Qué mierda tienes en la cabeza?!» grita, dándose toques bruscos a sí mismo en la sien con su dedo índice. Menudo imbécil. «¡Eres una perra!» Debe estar gritando muy fuerte como para escucharlo desde aquí, y seguro que las personas que caminan por el corredor del primer piso deben haberse dado cuenta también.

—¿Él acaba de llamarla perra? ¿En serio? —escupo. Harry me toca un hombro, como si estuviese diciéndome que me calme. 

—Mira, ella está riéndose —suelta en una risa. —Joder, Keyra está loca. 

Me río, asintiendo enérgicamente con la cabeza. Mierda, me encanta esta chica. Si se lo toma con humor, supongo que no debería preocuparme demasiado por las cosas que él pueda decirle, mientras no le toque un pelo. Sale corriendo fuera de la cancha y en cuanto pisa el césped comienza a bajar la velocidad. No deja de reírse, incluso estando sola. 

—Está realmente loca—sonrío. 

El teléfono de Harry comienza a vibrar sobre su cama y él salta a recogerlo para contestar, yo sigo asomado por la ventana. Quisiera enviarle un mensaje de texto. No tengo ni la menor idea de qué le diría, pero quiero hacerlo, sólo por hablar con ella. 

Sé que suena estúpido, pero creo que de algún modo gané la batalla interna que tenía contra Hornmann, y ya que Keyra lo golpeó de ese modo, dudo que ellos vuelvan a acercase el uno al otro alguna vez. Matt, porque tendría que ser un idiota sin remedio para volver a hablarle a la chica que casi le voló la mandíbula en un dos por tres, y Keyraa, porque debió estar muy molesta para golpearlo de esa forma tan brutal, aún más viniendo de ella. 

—Ya me voy, nos vemos a la vuelta, ten un buen fin de semana y toda esa mierda—dice Harry, con su habilidad para hablar extremadamente rápido sin saltarse ni una sola sílaba. 

—Nos vemos—es todo lo que alcanzo a decir antes de que salga con prisa de la habitación. 

Ahora me siento libre de enviarle lo que sea en un mensaje. La presencia de Harry me hacía sentir como si quisiera hacer algo que no me está permitido, como cuando quieres reírte en medio de un discurso. Simplemente no puedes, no lo haces. Tampoco le envías un mensaje a tu ex novia, a menos que tus amigos no estén ahí. 

Busco mi teléfono sobre el covertor de mi cama y vuelvo a la ventana. Keyra acaba de sentarse sobre el césped y suspira. Tecleo rápidamente, sin pensar demasiado en qué poner: 

«¡Qué buen golpe, joder! Lo he visto todo desde la ventana de mi habitación. Me hiciste reír muchísimo, espero que me enseñes algún día»

Le doy a enviar y sólo me falta coger un cono de palomitas para admirar su expresión al leer mi mensaje en su teléfono. Primero su boca se abre de la impresión, luego sólo comienza a reírse como desquiciada. Ruego porque no me busque con la mirada, pero no lo hace. 

Comienza a teclear con una rapidez impresionante y mi teléfono suena al instante. Debe enviar muchos mensajes de texto diarios para escribir con tanta prisa sin equivocarse. Algo así como la capacidad de Harry para hablar rápido, pero en la versión de los mensajes de texto. 

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora