—Quizá estás pensando demasiado —Reflexiona Toffee en cuanto Harry termina de hablar sobre sus discusiones tontas con Brandy, que van en aumento cada vez que se ven. Pero el consejo recae también en mí, y me hace sentir como si -indirectamente- ella quisiera decírmelo a mí también, aunque ni tan siquiera sospeche sobre la atracción que siento por su hermanastra. 

Mi amigo Harry se encuentra de espaldas sobre su propia cama, mientras que Toffee y yo estamos sentados de piernas cruzadas, uno al lado del otro sobre la mía. Casi parece consulta sicológica, pero con sus amigos que somos, por lejos, mucho mejor que cualquier sicólogo en el planeta. Oh, sí. Sé que Toff estaría de acuerdo conmigo.

Por un segundo debato conmigo mismo sobre mencionar a Keyra con Toffee ahí. Contarle. A fin de cuentas es mi amiga más cercana. 

Pero no. Ni de broma. 

No ahora. 

Me meto las manos en los bolsillos de mi abrigo y juego con el papelito en mi mano derecha. Ya han pasado dos horas desde que Harry me lo dió y aún no tengo la menor idea de qué escribirle. 

Será mi primer texto hacia ella de todos modos. Debería ser algo, al menos, divertido o interesante, porque una persona como ella merece un primer mensaje de texto que esté totalmente fuera de lo común, o al menos el que yo le envíe debe serlo. 

Y eso me lleva a pensar en que es extremadamente posible que, con toda la suerte del mundo, ella no me vea como algo más que un amigo. Porque, ¡vamos! Ella está demasiado lejos de ser una persona común, y no debo ser el único que trata de impresionarla o hacer comentarios diferentes para estar a su altura. Quizá cuántos chicos en nuestra generación han hablado con ella, o tratan de encontrársela por los pasillos. Quizá cuántos idean la forma de saber más sobre que ella, más allá de su gusto por el café o de su talento en el dibujo. Y no creo que ella, Keyra Johnson, vaya a fijarse en alguien corriente. En el típico chico de instituto que va a fiestas, hace bromas con sus amigos y se corta por completo al intentar hablarle. Creo que ella ni siquiera debe ir por la vida fijándose en los chicos, porque tiene cosas más interesantes en qué pensar, como el gas de una gaseosa o el protagonista de un libro.

Ella podría gustarle a cualquier chico, pero con dificultad se sentirá atraída por cualquiera. Y yo, creo encajar a la perfección con el estereotipo de 'cualquier chico'.

Toffee se marcha después de una larga charla, pero promete volver a la hora de cenar para comer todos juntos en la cafetería, como hace días no hacemos. 

Entonces, sí, Keyra también está ahí y cada vez habla más durante nuestros encuentros grupales. Lo que es muy bueno, porque además es muy graciosa a la hora de lanzar comentarios al aire. Harry y Brandy parecen estar bien de nuevo -una vez más- porque ella se ha sentado a su lado durante toda la comida y se ha apoyado en su pecho con la cabeza, poniendo ésta enorme sonrisa en el rostro de Harry, que no ha desaparecido incluso hasta después de volver a nuestras habitaciones. 

Toffee y yo habíamos planeado sentarnos por ahí después de la cena para hablar un poco y ponernos al día -hablar sobre Liam, principalmente-, pero el toque de queda es más temprano hoy, por alguna razón que desconozco, y no hubo tiempo. Hablaremos pronto, sin embargo. 

Se hace tarde y yo sigo acostado, con el cuerpo muerto sobre mi cama, sosteniendo mi teléfono sobre mi cara con ambas manos, pensando en qué diablos escribirle a ésta chica tan compleja. 

—Sólo escribe algo. Lo que sea, duendecillo. 

—No puedo sólo escribir lo que sea, amigo. Tiene que sonar diferente y toda esa mierda —.Me quejo — Esto es frustrante. 

—¡Tú me frustras! —Exclama, a punto de perder la cabeza —No puede ser tan difícil, hombre. Con todo el tiempo que te has tomado yo ya habría enviado como un millón de mensajes a cada chica que tengo en mi lista de contactos. 

Ni él mismo se cree eso. Y ambos lo sabemos.

—¿Ah, sí? —Le desafío con la mirada. 

—Bueno, sólo a Brandy —Admite. —Como sea, te estás convirtiendo en una nena.

Mierda. 

Lo odio. 

Tiene razón. 

—Joder, Harry, estoy actuando como chica. 

—Sí. Me estás estresando. Deja de hacerlo. 

—Bien —Digo. Como si hablar con decisión fuese suficiente para que un increíble mensaje de texto salga de mi mente. —¡Aaaah! —Gimo y dejo rebotar el celular sobre la cama hasta caer en el suelo, en medio del espacio alfombrado que me separa de la cama de Harry. 

—No puedo creerlo —Se mofa. Y negando con la cabeza, se incorpora y estira su brazo hasta alcanzarlo. —Te lo haré más fácil. 

Un mensaje de Harry y unos minutos después, el teléfono vibra y chilla con un texto entrante. Y sí, lo admito, mi corazón se acelera progresivamente, golpeándome desde adentro, cual martilleo apresurado. Me siento como un chiquillo. 

Harry me lanza el teléfono y abro el mensaje, tratando de parecer relajado. 

Leo primero el mensaje que él envió por mí: «¿Es éste el número de la pequeña Keyra Johnson?» No está mal. No suena como yo, pero es mejor que cualquier otro mensaje que yo hubiese podido enviar. Aunque algo pretencioso. 

Luego su respuesta: «Jajaja, al parecer sí. ¿Eres alguien de la clase, o la generación, o lo que sea?»

«Lo que sea», tecleo de vuelta. Sip. 

Ni siquiera cierro la ventanilla de mensajes, y al cabo de dos minutos el teléfono suena, vibra y me muestra su nueva respuesta. 

«Eres Niall.»

Ni siquiera es una pregunta, ella sólo acaba de afirmarlo. Ella, ¡vaya! ella me reconoce, sólo lo sabe. Y con eso basta, para que me vaya a dormir con la sonrisa más estúpida que alguna vez he tenido en mi cara.

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Where stories live. Discover now