Capítulo 36: El fin de los tiempos

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Maratón 1/7

El Ancestral que los reunió se dirige a la puerta para dejarlos solos, pero antes le hace una señal de lo que hablaron antes para que recapacite. Ella sabe de lo que habla, aunque es tan terca que prefiere ignorarlo. La puerta se cierra y solo se queda en la habitación con Noir.

― Si sigues insistiendo, voy a pensar que aún tengo poder sobre ti ― se burla y mueve sus dedos por sus largos cabellos oscuros, estando nerviosa.

Le cuesta ocultar sus emociones...

― Realmente sí, pero no de la manera en la que piensas ― le aclara y ella frunce el ceño.

― Tu enamoramiento por esa cazadora me irrita.

Sonríe.

― Sigo con la orden de Bast de mantenerte a salvo, sin embargo no voy a cambiar de opinión, cuando te dije que quería protegerte ― se acerca y detiene su mano, la cual se movía entre los mechones de pelo de ella. Entonces se acerca a su rostro ― porque es mi deseo, porque te amo ¿Recuerdas? Ese día me rechazaste, como ahora... ― lo empuja y este cae al suelo adolorido ― auch...

― ¡¿Estás bien?! ― se sorprende al no medir su fuerza.

Él vuelve a sonreír y se levanta del piso.

― Y ahí está Natalie.

Le pega un cachetazo y lo vuelve a tirar.

― No soy Natalie, ser inferior ― levanta la cara en alto con superioridad.

Él mueve su mandíbula con su mano por el golpe desde el suelo.

― Debo dejar de provocarte antes de que me mates ― comienza a hacer una carcajada muy fuerte.

― ¡Deja de reír, Noir! ― le grita frustrada y empezando a sonrojarse ― ¡Ponte serio, maldita seas!

Se tapa la boca y regresa a pararse, suspira volviendo a sonreírle.

― Si me pongo serio terminamos en otras condiciones ― mueve las cejas.

Biulit sonríe de manera maliciosa tomando confianza.

― ¡Huy! Noir... no sabía que te iba lo pervertido.

― En realidad hablaba con Natalie ― le aclara y ella frunce el ceño.

― Este es un juego psicológico que debes detener ― sus ojos brillan ― o terminaremos mal, mi queridísimo ser inferior.

― Puede ser... ― lo admite borrando su sonrisa ― pero... estás confundida si piensas que asesinando a tu hermano tu cuerpo de Ancestral regresara, la venganza no llega a ninguna parte.

Ahora es ella quién ríe.

― ¿Lo dice quién tiene un odio inmenso por los humanos y mato al que se lo creo? No me vengas con cuentitos, ser inferior.

― No, lo dice el chico que se enamoró de una cazadora y eso ― hace una pausa ― es bastante complejo.

Bufa.

― ¿Podemos arreglar los sentimentalismos después? Estoy preocupada por otra cosa ahora...

La observa intrigado.

― ¿Ah sí? ― levanta una ceja ― ¿Y qué es?

― Tengo que robarle la espada a Thaiel.

Se sorprende.

― ¡¿Qué?! ¡¿Estás loca?! ― la reprende ― no deberías...

― El fin de los tiempos se acerca si no lo detengo, Noir.

La espada que contiene el poder para destruir todo a su paso, completamente a la humanidad y la totalidad de los vampiros, que ya son mayoría en el planeta, podría ser el arma máxima, para que no quede nada. Thaiel tiene el poder en sus manos y ahora no solo dos Ancestrales, como Biulit y Reo lo saben, sino que en realidad, no se descubren sus verdaderas intenciones.

Entretanto, Verónica camina por los pasillos cerca de allí, con un dolor latente que crece y crece, muy rápido.

― ¡No, Bast! ― se agarra los cabellos negros ― ¡Detente!

Su cuerpo comienza a cambiar, se vuelve más alta, sus pechos desaparecen, un torso masculino se forma, la sangre que corre por sus venas se modifica nuevamente para convertirse en el primer Ancestral de todos.

Rukhu.

Sus ojos rojos brillan cuando los abre y suspira.

― Es hora de tomar esa espada...

"¿De qué hablas?" Se escucha la voz de Berenice en su mente.

― ¿No lo viste? ― comienza a caminar ― Thaiel sigue en modo suicida y debo hacerlo entrar en razón...

― A Thaiel me lo dejas a mí ― oye detrás y se gira visualizando a Reo ― siempre intentando ser el héroe ― se ríe.

― Y tú sigues siendo un mentiroso, Marilyn no está aquí ― exclama sereno y lo más tranquilo que pueda notarse.

Lanza una carcajada.

― Eres rápido ― frunce el ceño ― pero no más que yo ― a toda velocidad lo golpea pero Bast lo bloquea.

Unos aplausos se escuchan y se detienen a mirar a la gran y alta ventana, que se encuentra casi hasta el techo en el enorme edificio Arácnido.

― ¡Que divertido! ― ella se ríe ― ¿Puedo jugar también?

"Nerida" se oye la voz de Verónica dentro de Bast y él sin poderlo evitar repite.

― Nerida...

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Estaré subiendo los capítulos entre hoy y mañana.

Atentos a las notificaciones que se viene el final ;)

Atte: Vivi.

La sangre que corre por mis venas (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora