Capítulo 2: Corazón negro

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Caminando en la noche, a Natalie no le quedó otra que acompañar a Noir, él no dejaba de vigilarla ni un segundo. Se dirigían a un apartamento del cual al parecer era dueño. Entrando en planta baja a Natalie se le agotaba la paciencia.

― ¿Hasta cuándo me vas a mantener prisionera? ¡Estúpido vampiro!

― No me llamo "estúpido vampiro", tengo un nombre, soy Noir.

― ¡¿Qué clase de nombre es ese?!

― Es francés.

― ¡Que me importa! ― le grita.

― Tú preguntaste.

Noir se mantenía tranquilo, su personalidad era así y eso a ella le molestaba aún más. Pero no había tiempo de andar pensando sobre aquello, quería terminar con esta pesadilla, vengarse y luego desaparecer de este mundo. Solo tenía que averiguar como deshacerse de este vampiro, sin embargo algo que reconoció enseguida le trajo un problema peor, el hambre. Cuando pensaba que no podía empeorar, el problema aumento, recordar cómo había reaccionado la última vez la asustaba, no podía contarle a Noir, su orgullo no la dejaba, más y más pasaba el tiempo, peor se sentía, no podía disimularlo y es ahí cuando él se da cuenta.

― ¿Tienes hambre? ¿Por qué no me lo dijiste?

― No hablare contigo ― miro para otro lado.

― El ansia y el descontrol es más grande cuando empiezas, debes avisarme, te estoy cuidando.

― ¡Cállate! ― se agarra fuertemente la panza por el dolor.

― Falta hasta que llegue "la entrega", tendremos que buscar otra alternativa, esto no lo pensé ― él acota sobre una de las formas que tienen los vampiros de conseguir sangre para no ser descubiertos.

― ¡No me importa eso! Has que se detenga ― tiembla por el dolor.

Noir remanga su brazo izquierdo y corta con sus propios dedos parte de la piel de este, la sangre cae enseguida sobre el suelo, los ojos marrones de Natalie se convierten en rojos pero ella declina su oferta.

― No lo hare ― se enoja.

― Sé que la sangre de vampiro no alimenta a su propia especie pero calmara el ansia hasta que llegue "la entrega".

― ¡No quiero! ― corre la vista brillosa de sus ojos rojos mirando para un costado, evitando la mirada y el impulso que le produce desear la sangre fluyendo por las venas de Noir.

Se hace un silencio y al no oír su contestación se voltea para ver, lo encuentra en frente de ella, muy sorprendida retrocede quedándose atrapada sola entre él y la pared.

― Debes beber ― vuelve a cortarse ya que su curación fue muy rápida.

― ¡No! ― lo empuja pero no lo logra mover ni un poco.

― Bebe ― pone su muñeca sobre la boca de ella.

Ella escupe la sangre.

― Te dije que no lo hare.

Noir se queda en silencio sin responderle, mira su muñeca quedándose pensativo. Luego se muerde y succiona su propia sangre.

― ¡¿Qué haces?! ― queda sorprendida.

Él no le contesta y acerca rápidamente su rostro al de ella, junta los labios de ambos para pasarle la sangre que había succionado, obligándola a beber sin que ella pueda hacer nada al respecto. Esto produce que el dolor se calme pero aparte de la ansiedad había otra cosa que pasaba en este extraño gesto de ayudar a alimentarla, una extraña sensación de recuerdo muy lejano que los dos sentían con solo estar cerca, sin embargo por no haber explicación aparente se olvidó y solo quedo una cosa en esta situación al soltarse.

La sangre que corre por mis venas (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora