Capítulo 25: Recuerdos de Noir parte 1

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Año 1864 – Francia

Noir sigue trabajando para el malvado patrón Antuan, no tenía ganas de vivir pero era lo único que le quedaba. Extraña a su padre, al menos con su presencia su existencia era más llevadera. Cargando unos productos por orden del marques a uno de sus clientes, aun herido por los golpes que debía soportar, llega a una hacienda enorme, su entrada tenía un jardín muy grande con muchísimas flores y un árbol al final del camino. Al llegar había una bella chica sentada al borde del árbol dibujando. Cabello largo, lacio y negro. Un vestido de dama antigua como el de las películas de época, con su corsé, dobladillos y un sombrero que tapa el gancho que sostenía su largo y sedoso pelo. Al girar la vista sus ojos resplandecían con la luz del sol, rojos... una vampira Ancestral, Biulit...

― Ho... hola ― Noir se sonrojo al ver esa hermosa presencia delante de él.

Ella sonrió y dejo el dibujo en el suelo.

― Buenos días, ser inferior.

Noir frunció el ceño.

― Ser... ¿Ser inferior?

― Si, inferior ¿Estás sordo o qué? ― aumento la voz.

― ¡Biulit! ― aparece Bast en la puerta de la casa ― no le hables así a los invitados.

― ¡Ag! Pero si es solo un idiota ― se queja ― ¡¿Por qué siempre me retas, hermano?!

Bast suspira y se acerca a Noir.

― Discúlpala, su ego es enorme, solo le importa ella misma.

― ¡No es cierto! ― infla los cachetes como una niña pequeña.

― ¿Ah no? Te apuesto que a que no puedes tratar a este jovencito bien por un día ― agarra los productos que tiene Noir en la mano ― gracias por tomarte la molestia de traerlos hasta aquí ― le sonríe al joven muchacho.

― No es nada... ― se sorprende por el gesto de amabilidad que nunca tendría de su jefe.

― ¿Tienes algo que hacer? ― pregunta el vampiro Ancestral sonriendo.

― ¿Eh? ¿Yo? ― se señala a sí mismo.

― Claro, te invitaré té ¿Te gusta el té, no? ― mira a Biulit ― ¿A los humanos les gusta el té, no?

― Yo que sé ― ella mueve los hombros para demostrar que no le importa ― ¿Me lo puedo comer? ― luego pregunta emocionada.

― ¡No! ― responde rotundamente y vuelve a mirar a Noir ― ¿Te gusta el té?

― Eh... no sé, nunca he tomado ― se pone nervioso, los gestos de amabilidad hacía él nunca existieron, no sabe cómo comportarse.

Era cierto, jamás había tomado té, Noir bebía solo agua sucia de la laguna cuando tenía sed y pocas veces Antuan le daba de comer. Así que cuando Bast le ofreció manzana del árbol, porque era la única comida que tenía al ser un vampiro, Noir comió mucho.

― Guau, tenías apetito ― expresa su opinión al verlo comer en la enorme mesa de su comedor que casi nunca era usado.

― Lo siento ― se disculpó asustado al recordar cuando no se comportaba bien frente a su jefe que lo golpeaba.

― No tienes por qué disculparte ― Bast se reía.

― Eh... ah... ― exclama nervioso y avergonzado, intenta cambiar el tema ― ¿Y su hermana? ― mira para los costados.

― Fue a comer, lamentablemente ― refiriéndose a que fue a matar a algún humano, aunque Noir no tenía idea.

― Ah ya veo...

La sangre que corre por mis venas (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora