Capítulo 24: La nueva era

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Hace mucho tiempo, un desierto vacío, una pequeña población, runas antiguas, seis personas nuevas se acercaron en la noche a un lugar prohibido. Eran tres hombres y tres mujeres. Dos hermanos de tres familias diferentes. Biulit y Rukhu entraron primero, detrás los siguieron las hermanas, Berenice y Nerida, por último estaban Reo y Thaiel. Ante la luz de la luna decidieron romper las reglas, en aquel lugar, una piedra enorme se encontraba en el centro.

― ¿Quién se atreve? ― exclamo Reo divertido, animando a sus amigos a tocar la roca, que en ese momento era la más brillante bajo la gran luna, que la alumbraba extrañamente.

― No sabes que tiene ― le advirtió su hermano ― no la toques.

― Me da miedo ― dijo su opinión Berenice.

― Tampoco es para tanto ― se quejó Nerida de su hermana menor.

― Cobardes ¡Yo lo hare! ― la egocéntrica Biulit los empujo y se acercó a la piedra creyéndose superior.

― ¡No! ― Rukhu la aparto antes de que la tocara, ella se tropezó y choco contra él, haciendo que sea quien la rozara primero ― ¡Ah! ― grito al sentir un chispazo en su mano.

― ¿Estas bien? ― pregunto ella preocupada.

― Si... si, lo estoy ― se miró la mano y volvió a tocar la piedra ― me siento extraño.

― ¿Ah? ¡No era para tanto! ― Biulit también la rozo.

― ¿Qué? ¡A ver! ― dijo Thaiel y se acercó a observarla más de cerca.

Y así uno por uno fue hipnotizado por la extraña roca iluminada por la luna, la única piedra alumbrada por esta. Luego de esa noche sus vidas cambiaron, ya no fueron los mismos, la maldición cayó sobre ellos, sobre todo sobre Rukhu, el que sintió el impacto, ahora conocido como Bast.

Presente, el mundo humano ha cambiado, la existencia de los vampiros era conocida. Había reglas, no muy respetadas, pero las había. Tenían cazadores, considerado como el 6to grupo aunque no fuera un clan. Eso fue hace poco, hasta que el pasado repercutió en el presente, más y más vampiros podían ser vistos, se revelaron, hubo guerra...

Guerra que se convirtió en apocalipsis, ahora solo hay muerte. Tanto como para humanos como para vampiros, solo hay muerte. Muerte y más muerte... todo destruido. El mundo es catástrofe. Ya que no ha habido más sol por culpa de Nerida y no se ha parado de luchar.

Tres semanas después... todo cayo a pique, pero el mundo se dividió en dos bandos desde que Thaiel despertó. Al parecer tenía alma de líder y se unió a la causa de su hermano. Por un lado, los cazadores, los Oscuros y los Luz Divina. Por el otro, los Sangre Roja, los Arácnidos y los Creyentes.

La situación estaba compleja y las batallas eran continuas, todo para sobrevivir o el dominio...

― ¡Maldición! ― se quejó Natalie caminando por uno de los puestos de batalla ― aunque los cazadores decidieron unirse, porque ya no les quedaba otra más que creernos ¡Estamos perdidos! En desventaja.

Noir camina al lado.

― No podemos hacer nada, desde que Thaiel despertó todo se ha puesto peor. Bast no aparece y tenemos dos Ancestrales en contra.

― Por suerte esa Nerida no ha despertado, tendríamos a tres ― la información ha corrido enseguida al pasar el tiempo.

Noir se detiene pensativo.

― Si tan solo tendríamos a un Ancestral de nuestro lado...

Ella se da vuelta.

― Yo soy uno.

La sangre que corre por mis venas (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora