Capítulo 19: Complot sentimental

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La lluvia continua fuerte en esa noche oscura. Natalie y Noir siguen caminando. Parece que aun no tienen dirección fija. Ella estaba aturdida por todo lo que acababa de pasar...

Los documentos que decían que la muerte de Biulit eran el día de su nacimiento, le causaban mucha confusión y la extraña reacción que tuvo Reo al escuchar el apellido de su padre, era más confuso todavía ¿Qué era lo que ocurría? No lo entendía, tampoco lo quería entender, nada tenía sentido desde la muerte de su único familiar. De pronto, la idea que tenía en su cabeza desde el principio luego de que su padre había sido asesinado, volvió... Ya no había venganza, solo quedaba la muerte ¿Por qué seguir con vida? ¿Por un extraño rumor familiar? Eso era lo único que la mantenía distraída de su idea de cazadora.

Los cazadores hacen un juramento, matar a cualquier vampiro, sea quien sea, sin remordimiento alguno. Algunos lo siguen, otros lo ignoran y los demás sólo esperan el momento para decidirse. Natalie era de la tercera opción, el momento estaba llegando y tenía que apresurarse.

— No sé en lo que piensas, pero tu rostro no dice nada bueno — Noir de pronto acota al alcanzarla, él caminaba lento pero ella de pronto también había reducido su paso.

— Nada que te importe — frunce el ceño.

Él sonríe.

— Si tú lo dices.

Ella entrecierra los ojos.

— ¿Me estás provocando?

— ¿Quién sabe? — muestra sus dientes brillantes al sacar una sonrisa.

— ¡Uf! Que molesto — bufa y vuelve a caminar rápido.

En la guarida de los Oscuros, un lugar enorme, lleno de árboles negros, casas grandes, algunas sobre estos, otras debajo. El clan era el más constituido. Separado de interrupciones humanas, era un lugar cerrado entre cuatro paredes, el cual sin permiso no se podía entrar. Milán camina junto a Marilyn hacia el jefe para escuchar su veredicto.

— Marilyn ¿Que tienes que decir en tu defensa al irte tanto tiempo de aquí y sin permiso?

— Crow, no es su culpa — intercede su esposo — ha sido un mal entendido, perdonela.

— Milán, no te metas, esta conversación es entre ella y yo, te permito estar porque eres su compañero pero necesito tu silencio, además eres un guerrero muy importante para la guerra que se avecina, no deberías estar preocupandote por esta maleducada mujer, deberías estar entrenando.

— Si, señor — baja la cabeza y se calla.

— ¡Oiga! No le hable así — Marilyn se enoja.

— Tú no deberías hablarme así, soy tu superior y gracias a mí, estas en donde estas, viva y sin falta de sangre. Pequeña, no me olvidó cuando llegaste y rogabas ayuda, abrimos nuestras puertas a ti y así nos pagas, deshonrando nuestras reglas ¡Nuestras tradiciones! ¿Para que viniste si querías ser una Oscura solitaria? Un grupo se constituye por la unión y esa unión no puede ser rota, nos destruiría a todos.

— Si pero... — dice frunciendo el ceño y mirando al suelo.

— ¡¡Pero nada!! ¿Hace cuanto estas con Milán? Se supone que estas aquí para traer más integrantes a esta comunidad ¿Que haces con él? ¿Juegas al ajedrez a la noche? ¿Dónde está la acción? ¡Niña mal agradecida!

— Se... Señor, eso es asunto de pareja — vuelve a hablar el marido esta vez sonrojado pero sin mirar a su jefe.

— Milán, te dije que no te metieras — lo fulmina con la mirada — no me hagas cambiar de opinión sobre su emparejamiento, ahora empiezo a dudar de ello, creí que eras alguien dominante, pero si no controlas a tu mujer tendré que tomar represalias también contra ti — lo apunta — ahora vete antes que decida buscar otro vampiro para esta desubicada.

La sangre que corre por mis venas (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora