Capítulo 33: La visión de Biulit

404 65 5
                                    

Hace 25 años...

Esos ojos, ese color rojo en aquel iris, cristalizados, llorando. Sus lágrimas caen, sus caprichos se demuestran, pero también está cansada, su obsesión es demasiado enorme y se ha convertido en depresión.

― Biulit, abre la puerta ― da golpecitos Bast a la habitación de su hermana ― Biulit, sal de ahí... ¿Qué paso para que te encuentres mal? ― pregunta preocupado ― vamos, dame permiso para pasar, has estado ahí hace rato... por favor... no me hagas romper la puerta.

Abre la puerta furiosa.

― Púdrete ― se refriega los ojos y pasa por al lado, ignorándolo.

― ¡Biulit! ― le agarra la mano y ella se suelta.

― ¡Déjame en paz! ― grita furiosa ― voy a destruir a todos esos estúpidos seres inferiores...

― ¿Qué te pasa? ― exclama desconcertado.

― ¿Por qué dejaste volver a Noir al clan Luz Divina? ¡Malo! ― se enoja como la niña caprichosa que es.

― Porque es su especie, déjalo en paz...

― ¡No quiero! ― se rompen los vidrios de las ventanas por el enojo ― ¡Es mío! ― grita furiosa, desequilibrada, escapándosele el poder.

― Cálmate... ― la detiene por los brazos.

― ¡No! Te odio, te odio, te odio ― repite seguido y rápido ― ¡No te quiero más!

― ¡Biulit contrólate!

― Te odio... ― dice en tono bajo y muy molesta, mientras sus lágrimas siguen cayendo.

― Nunca vas a aprender ¿No? ― por primera vez en mucho tiempo Bast frunce el ceño.

― No ― sonríe y pasa su mano por sus mejillas empapadas.

Suspira y la suelta.

― Ya no puedo hacer nada por ti y no queda mucho tiempo...

― ¿De qué hablas? ― pregunta confundida.

― Me iré...

― ¿Cómo? ― se sorprende ― ¿Me dejaras sola? Me sacas a Noir y ahora me abandonas... ¿Te estás vengando de mí? ― exclama angustiada ― eres mi hermano, no me odies...

― Y lo dice la que acaba de decir que me odiaba ― sonríe.

Frunce el ceño.

― Sabes que no hablaba en serio ― se sonroja.

― Eres como una niña... una niña psicópata, pero al fin de cuentas una niña ― se ríe.

― ¡¿Te burlas de mí?! ― se queja furiosa.

― Todos merecemos una segunda oportunidad ― suspira ― pero creo que esta es la tuya...

― ¿Disculpa? No te entiendo... ― lo mira confundida.

― Hay una manera de volver a ser humanos...

― Puaj ― hace cara de asco.

Ignora su gesto y continúa.

― De hecho, la única y para uno solo.

La sangre que corre por mis venas (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora