Capítulo 3: Verónica, vampira ancestral

955 113 46
                                    

Noir decide buscar un lugar más apartado de la ciudad para esconderse, pero Natalie le exige investigar, cuidarla era su prioridad, no podía así sin más dar vueltas por todas partes y lugares peligrosos, tuvo que rechazar su sugerencia.

― Que sugerencia, ni sugerencia, debes averiguar porque nos atacaron.

― Olvídalo, no es no ― le decía Noir mientras miraba una revista.

Ella se la quita.

― Deja de ignorarme y hablemos.

― Si me interrumpes de nuevo, te besare otra vez ― agarra su revista.

Natalie se queda callada y muy sonrojada.

― Yo...

― ¿Cómo está tu brazo? ― él la interrumpe.

― Bien, es como si no me hubieran lastimado. Y tú... ¿Cómo estás?

― Mejor, gracias.

Ella se irrita de nuevo.

― ¡¿De verdad solo te vas a quedar ahí sentado mirando esa revista?!

― Si ― afirma muy cortante.

De pronto una carta es pasada por debajo de la puerta de aquella cabaña, Natalie se acercó a leerla.

"Están cordialmente invitados, a la celebración de los vampiros ancestrales, en el gran catillo de Verónica, situado en lo más profundo del bosque, para los que no se puedan guiar hemos dejado un pequeño mapa, saludos cordiales, Vampiros Organizados".

― ¿Qué clase de calumnia es esta? Entonces Nerón no mintió ― sus manos temblaban.

― ¿Qué pasa? ― Noir se levanta para ver la carta ― de todas formas no iremos.

― ¡Hay que ir! Nerón va a estar ahí seguramente.

― Primero, no voy a mandarte ahí para que te mates y segundo, si han enviado una carta aquí, ya nos han localizado, hay que movernos.

― ¡No me vengas con estupideces Noir! Ayúdame ― él se queda mirándola con una sonrisa ― ¿Qué? ¿Qué pasa?

― Me llamaste Noir.

― ¿Y qué? ― se sonroja ― ¿No nos llevamos mejor ahora?

― De acuerdo, te ayudare pero ten por seguro que cuando lleves acabo tu venganza, no dejare que te lastimes a ti misma.

― ¿Desde cuándo lo sabes? ― se sorprende al enterarse que él sabía que se iba a matar.

― Era obvio, así que prepárate porque luego yo seré tu enemigo para que no cumplas tus objetivos ― lo decía muy enserio y sin titubear.

Al decidir ir, en la puerta se escucharon unos golpes, al abrir había una maleta, dentro de esta se encontraba algo de ropa para la reunión, un traje con corbata y zapatos para Noir, un brillante vestido celeste con blanco y unas sandalias doradas altas para Natalie.

― ¿Qué es esto? ― dice ella levantando el despampanante vestido.

― Te dije, nos están vigilando... al menos pensaron en la ropa.

― Con esto... ¡Con esto ni me voy a poder mover!

― Por mi está bien, aunque me encantaría verte con el vestido, podemos irnos y listo.

― ¡¿Huir?! ¡Jamás! Aunque tenga que usar esta cosa me vengare.

Noir se ríe.

― Genial, estoy impaciente por verlo.

Al llegar al increíble castillo, una puerta escondida para los humanos se abrió ante ellos, gigante y rodeada de plantas, era perfecta para no ser vista, cuando abrió completamente, unas escaleras estaban al final del pasillo y los guardias les señalaron a donde ir, el subsuelo, el cual estaba muy por debajo de lo que uno pudiera imaginarse.

Al entrar, el lugar estaba lleno de vampiros, tomando sangre en copas, charlando y divirtiéndose. Una comunidad demasiado tranquila para el gusto de Natalie. Reviso la sala pero no encontró a Nerón, Noir vigilaba cada movimiento que hacía y que hacían, debía estar preparado en todo momento pero...

― No te dije lo bien que te ves con ese vestido ― él se sonroja.

― Ah, eh, gracias ― también lo hace.

Parecía que iba a continuar la conversación pero una vampira se acercó para hablarles, cabello negro azabache muy pero muy oscuro, un lacio muy largo con unos ojos rojos que permanecían todo el tiempo allí, eso solo significaba una cosa, era un vampiro ancestral. Los vampiros de ese tipo siempre permanecían con el color rojo encendido en sus ojos. Al la chica acercarse todos se sorprendieron, ella había permanecido en un sillón durante todo el rato.

― Hola, mi nombre es Verónica ― dijo sin ninguna expresión facial.

― ¿Qué necesitas? ― dijo Noir mirándola con desconfianza.

― He oído que han querido lastimarlos, ofrezco mi protección ― se toca el cabello.

― No, gracias, ya nos vamos ― agarra la mano de Natalie para retirarse.

― Noir ― dice ella y retumba en el oído de él como un sonido mágico escalofriante.

Él reacciona y se da la vuelta.

― ¿Quién eres?

Natalie se pone en medio.

― ¿Qué pasa?

― Ah quería verte ― Verónica sonríe luego de no mostrar ninguna expresión facial en toda la conversación.

― ¿A mí? ― Natalie queda confundida.

― Si ― alza su mano para tocarla pero misteriosamente se detiene ― mm que mal, no puedo, de acuerdo váyanse.

Luego de esa extraña charla, Natalie y Noir deciden irse, de todos modos Nerón no estaba allí, no había razón para quedarse.

Verónica sin explicación alguna echa a todos y se dirige a su balcón. Al verlos ir, queda pensativa.

― No pude ni tocarla, alguien tendrá que eliminarla por mi... ¿Puedes hacerlo por mí? ― señalando a Nerón que llegaba por la puerta.

― El sirviente de Bast esta con ella, no puedo meterme en su terreno.

― Bast... Bast soy yo.

― ¡¿Qué dices?! ― se sorprende.

― Maldición, está ocurriendo otra vez ― mira su mano deformarse con su cara bien tranquila.

― ¿Qué? ¿Qué le sucede, señorita Verónica?

― Él quiere tomar el control.

De pronto, Verónica cae al suelo y empieza a gritar de dolor, su cabello que era largo hasta sus rodillas ahora le llega a sus hombros, sus manos se vuelven más grandes, sus facciones comienzan a volverse masculinas, lo único que queda de la mujer, es el brillante color de sus ojos rojos y la chaqueta grande que le llegaba hasta el piso ahora le quedaba a la medida. Cuando se levantó, Nerón no podía creerlo, tenía a uno de los vampiros ancestrales más poderosos en frente de él.

― ¡¿Cómo es posible?! ― exclamo confundido.

― Verónica es mi otra personalidad, no la obedezcas, no voy a dejar que lastime a mi hermana.

― ¿Su hermana?

― Olvídalo, no es tu asunto, solo mantente alejado de Verónica.

― Mi señor ― se arrodilla ― dígame... ¿Qué es lo que está pasando?

― Un error que cometí hace mucho tiempo, eso pasa ― lo decía mientras miraba a la luna con ojos tristes.

Bast había aparecido, Natalie ni Noir se percataron de que estaba allí, más preguntas se acumulaban al pasar el tiempo.

La sangre que corre por mis venas (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora