Mientras tanto, en el restaurante.

—Así que Tsunade está buscándote novia.

—Sí, ya no lo soporto, se ha vuelto tan insoportable en estos últimos días.

—¿Y por qué no sales con alguien? ¿No crees que ya es tiempo de olvidarla?

—No tiene nada que ver con ella, ya la olvidé. Sólo que no quiero que mi tía siga intentando manejar mi vida a su antojo, pero es tan testaruda.

El resto de la semana transcurrió casi con normalidad, al menos en la escuela pues en el trabajo las empleadas del lugar estaban encantadas con Sasuke que había ido día tras día al restaurante. Todas creían que era educado y muy atractivo aunque un poco serio; sin embargo, el chico no dejaba pasar la oportunidad de molestar a Sakura con algún comentario o con algún desplante de arrogancia. Lo único que podía hacer la chica era contenerse y tratar de ignorarlo, después de todo, él era el sobrino del jefe. El domingo no trabajó debido a que el período de exámenes estaba cerca y había pedido permiso para ausentarse. Ese día, Naruto y Hinata habían ido a visitarla porque le iban a ayudar a pintar su habitación.

—Entonces Iruka-sensei dijo que debía esforzarme más, pues como hijo del Líder de Konoha debo dar el ejemplo y bla, bla, bla.

—Yo apoyo a Iruka-sensei en eso, Naruto —dijo Sakura mientras pintaban—. Deberías tratar de madurar un poco, el período pasado suspendiste cinco materias.

—Lo sé, pero es que mi cerebro no es capaz de captar cosas como Matemáticas o Química, gracias al cielo las vacaciones de verano están cerca.

—Yo, yo creo que si eres capaz —dijo Hinata sonrojándose levemente.

—¡Gracias Hinata-chan! Siempre dices palabras que me hacen sentir mejor.

Los tres pasaron todo el día divirtiéndose mientras pintaban la habitación, estaban jugando cuando Sakura empujó sin darse cuenta los botes de pintura que habían dejado en el borde de la ventana. Entonces escucharon un fuerte ruido afuera, cuando se asomaron no lo podían creer: Había un auto convertible de lujo completamente destrozado del frente por los botes y los asientos pintados de color blanco.

—No puede ser… —dijo Sakura al ver el desastre.

De inmediato bajó la chica a disculparse, el dueño resultó ser el jefe de uno de sus vecinos que había ido a cenar a su casa y estaba realmente furioso.

—Lo lamento mucho señor —decía Sakura mientras el hombre le reclamaba lo sucedido. Después de un par de horas de estar discutiendo, el dueño del taller mecánico cerca de ahí había llegado con una grúa para llevarse el auto—o lo que quedaba de él. Luego de unos minutos les dio la factura, Sakura y sus amigos se fueron de espaldas al ver el costo de las reparaciones.

—¿Cómo puede ser tanto Kenji-san? —preguntó la pelirosa.

—Lo lamento Sakura-san, pero este auto además de ser un clásico y una edición especial, es manufacturado en el País de la Ola, por lo que todas sus partes son de importación y elaboradas bajo pedido sin contar que además es un auto de lujo.

Horas más tarde, finalmente se había llegado a un acuerdo: El dueño pagaría el treinta por ciento del costo total para que las reparaciones pudieran iniciarse, pero Sakura debería de cubrir el resto del pago. Después del incidente, Naruto, Sakura y Hinata se encontraban sentados en el piso de la habitación de Sakura.

—¿De dónde cree ese tipo que vas a sacar tanto dinero? —preguntó Naruto—. Con lo que va a costar podría comprarse otro auto nuevo.

—No se cómo le voy a hacer —decía Sakura mientras estaba recargada en la pared—. Eso es más de lo que podría ganar trabajando.

—Yo podría prestarte mis ahorros Sakura —dijo Hinata—. No es mucho, pero al menos puede servirte de algo.

—Yo también puedo prestarte —comentó Naruto—, y si les decimos a los demás, ellos también podrían…

—No chicos, no podría aceptarlo.

—Sabes Sakura, creo que deberías decirle a Kurenai-sensei, tal vez ella…

—No puedo Hinata, ¿sabes qué es lo que hará cuando se entere?

—¿Entonces qué es lo que vas a hacer?

—Supongo que tendré que pedir un préstamo en el trabajo.

Al día siguiente, Sakura no pudo concentrarse en las clases.

«¿Qué voy a hacer? Apenas tengo para vivir más o menos con lo que gano como para poder pagar esa cantidad tan grande, ¿Y si no me dan el préstamo en el trabajo? ¿De dónde voy a sacar el dinero? Tal vez Hinata tenga razón, debería decirle a Kurenai-sensei pero eso la decepcionaría mucho, le dije que podía cuidarme bien yo misma, pero…»,se la pasó pensando todo el día.

—Recuerden que los exámenes comienzan dentro de una semana, así que deben comenzar a repasar pues muchos no salieron del todo bien en el período pasado ¿verdad NARUTO?

—¡Sí! —respondieron todos los alumnos mientras guardaban sus libros. Lentamente comenzaron a salir todos mientras Sakura seguía sentada en su lugar.

—Sakura, ¿te sientes bien? ¿ocurre algo? —le preguntó Kurenai a la pelirosa.

—No sensei, estoy bien —respondió Sakura mientras dejaba el salón—. Nos vemos mañana.

Definitivamente no podía decirle nada de lo ocurrido a su maestra, ella siempre la había tratado muy bien y había hecho muchas cosas por ella, se le hacía incorrecto preocuparla por lo sucedido. Kurenai se había convertido en la tutora legal de Sakura al poco tiempo de que su abuelo murió. Los tíos de Sakura le habían quitado el dinero de la herencia que le correspondía y habían intentado llevarla lejos de Konoha, al enterarse Kurenai defendió a Sakura y la apoyó para que pudiera continuar sus estudios en esa preparatoria. Los tíos al ver que la chica no iba a cambiar de opinión le cedieron la custodia de Sakura a Kurenai, quien la aceptó con gusto. Sin embargo, Sakura no quiso irse a vivir con ella pues quería quedarse en el departamento en el que había estado viviendo con su abuelo después de la muerte de su madre y Kurenai la apoyó.

Al término de las clases, Sakura prefirió irse sola al trabajo no sin antes pedirles a Naruto y Hinata que guardaran el secreto para no preocupar a Kurenai ni al resto de sus amigos. Al llegar al restaurante, se cambió de ropa y se dirigió a la oficina de Kakashi, tocó la puerta, y al escuchar un —Adelante —, abrió la puerta.

Se quedó sin palabras al entrar.

contrato de... amor?Where stories live. Discover now